19.

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Respiraba euforia por cada maldito poro de mi piel. El evento estaba a reventar y no importaba qué tan tarde se hiciera, parecía que en ningún punto dejarían de llegar asistentes. Se podían escuchar diferentes acentos y dialectos avanzando entre la gente, clara señal de que gran porcentaje había viajado a Seúl para no perderse aquella celebración a la cultura del hip hop.

Además del escenario principal habían otros tres pequeños escenarios. Uno de ellos era exclusivo para los grupos de baile interesados en hacer freestyle (pues la muy nombrada competencia para este rubro se llevaría a cabo en el escenario grande más tarde), en el segundo habían enormes tablones de madera y aerosoles para artistas urbanos y el tercero era para hacer batallas de rap entre la audiencia de manera aleatoria. Un cúmulo enorme de personas se aglomeraba ahí cada tanto, pues el diss (o como se le llamaría coloquialmente: la ofensa, el insulto) llegaba a ser tan intenso que los contrincantes parecían escupir fuego y eso, claro, era de interés común.

Del otro lado, la zona de comida y vendimia también estaba pobladísima. En los stands podías encontrar desde ropa hasta la copia de un mixtape de un rapero poco conocido. Incluso, si buscabas un poco entre las casetillas, encontrarías a alguien dispuesto a venderte un tanto de María y otros consumibles para hacer la experiencia del evento mucho más interesante.

La mañana había caído muy rápido y, con ella, los últimos preparativos tanto para los organizadores como los que formábamos parte de las presentaciones. Y a pesar de que ni Yoongi ni yo nos subiríamos al escenario sino hasta dentro de unas horas, sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. ¿Estaba bien querer comprar y fumarme un kilo de hierba en ese momento? A lo mejor y así se me calmaban las ansias que no me habían dejado dormir la noche anterior.

—Seori, ¿no vas a comer?

La voz de Hobi me hizo pisar tierra y parpadeé con rapidez volviendo al presente. Él estaba frente a mí masticando animadamente mientras Yoongi daba un trago de cerveza a mi lado derecho. Un plato desechable con un pedazo de pizza apenas mordido descansaba en una de mis manos; una lata de cerveza yacía frente a mí en una mesilla improvisada. Estábamos en un pequeño cuarto que fungía de camerino de preparación para los grupos de baile que se presentarían en la competencia y, gracias a Buda, no había nadie más que nosotros.

—Di algo antes de que te tengamos que llevar al hospital —Yoongi me miró sobre su lata de cerveza, con una ceja alzada—. Pareces un puto fantasma.

—Ah, Yoongi... —la voz de Hoseok sonó a reprimenda. Yo lo vi con cara de "ojalá te atragantes con tu puta cerveza"— Tranquila, Seori. Es normal que estés nerviosa pero no te desanimes, ¿ya?

—Siento un puto agujero en el estómago —susurré empinándome la lata que tenía enfrente a tragos largos y profundos.

—Es normal. Eso me pasaba las primeras veces que bailaba en público, pero con el tiempo te acostumbras —Hobi me sonrió radiante y fue a sentarse al lado mío para poner su mano en mi hombro, frotando con suavidad—. Termina de comer y vamos a dar una vuelta, ¿te parece? Tengo todavía una hora antes de que empiece la competencia.

—Necesito un porro, Hobi.

Me miró y sonrió casi con resignación, volviendo a friccionar su mano con cariño mientras me atraía a él para abrazarme de lado y hacerme recostar la cabeza en su hombro. Estaba tan nerviosa, tan fuera de mí, que ni siquiera se lo impedí. Yoongi nos miró y luego de negar con la cabeza a la vez que rodaba los ojos se levantó de su lugar, refugiando las manos en las bolsas de la sudadera negra que llevaba puesta.

Gracias al cielo la noche anterior le había ayudado a buscar el vestuario perfecto para la presentación —y lo teníamos guardado en el backstage—, porque si se hubiese presentado así estaba segura que lo hubieran bajado del escenario confundiéndolo con un vago.

staged » bts; myg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora