capitulo 23: noche mágica

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Narra Alicia



Me mire al espejo nuevamente detallándome de arriba abajo, Tía rosalie había hecho un excelente trabajo con el peinado además de acertar con el vestido perfecto, sonreí satisfecha con lo que veía



Me mire al espejo nuevamente detallándome de arriba abajo, Tía rosalie había hecho un excelente trabajo con el peinado además de acertar con el vestido perfecto, sonreí satisfecha con lo que veía

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Tome la tiara que Mamá me había dado como obsequio y la coloque encima de mi cabeza enredándola un poco con mi cabello para que no se cayera



El sonido del viento llamo mi atención volviendo a mirar en el espejo, papá estaba apoyado en el lumbral de la puerta con una sonrisa torcida en su rostro



Tenía un impecable esmoquin con una corbata azul, justo la que le había regalado en la mañana



-¿ocurrió algo papi? - pregunte, poniéndome mis aretes



-no cariño, solo quería verte – sonreí poniéndome el arete derecho



<<Está creciendo tan rápido, pronto ya no será la niña pequeña que veo ahora>> pensó con nostalgia



Me mire nuevamente en el espejo



Ya no lucia como una niña de cinco años ahora aparentaba tener unos 8 y pronto seguro cambiaria nuevamente



A pesar de que Renesme y yo éramos gemelas no éramos iguales, mis ojos era de color zafiro, tenía la nariz de papá y la sonrisa torcida que lo caracterizaba, mis labios era rosas y un tanto rellenitos a diferencia de mi madre, tenía hoyuelos como los de tío emmet aunque era un poco raro ya que no teníamos ningún lazo sanguíneo.

La ropa teníamos que cambiarla cada semana, donando la que no me quedaba, era un tanto triste ya que a mí me gustaba tener cinco años



Pesaba un poco más y había dado un estirón, pronto papá dejaría de cargarme y ya no dormiría en el pecho de mamá, tía rosalie ya no podría jugar conmigo, tío Emmet ya no podría ponerme en sus hombros y los abuelitos ya no me contarían historias antes de dormir.



Pronto todos dejarían de quererme



En un rápido movimiento papá ya me tenía en sus brazos limpiando algunas lágrimas que ya rodaban en mis mejillas, un leve sollozo salió de mí sin poder evitarlo.



-no debí pensar eso – se lamentó acariciando mi mejilla derecha – todos te amamos pequeña y jamás dejaremos de hacerlo así crezcas o te salgan alas – reí ante lo último – siempre serás mi niña sin importar la edad que tengas o la que aparentes, estaré contigo sin importar que...eres mi todo



Sonreí abrazándolo por el cuello, oculte mi rostro en el aspirando su aroma



Miel y avellanas



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