Capítulo I

11.8K 962 571
                                    


Desde un pueblo costero, prácticamente perdido entre la inmensidad de este planeta, venía un joven cargando una mochila llena de sueños, cn mentalidad sana y esperanzadora, lleno de vida y juventud, dispuesto a conquistar el mundo.

Park ChanYeol era aquel muchacho.

Alguien guapo y radiante, según decían las ajummas de su pueblo, pero una vez que llegó a la capital de su país luego de un largo trayecto se dio cuenta que lo guapo y radiante se encontraba por todos lados; en las luces neón de cada negocio y en aquellas pantallas enormes puestas en los edificios, en las cuales se presentaban distintos artistas y también las propagandas de aquellos famosillos dramas que se sentaba a ver su madre durante las tardes frente a la televisión.

La multitud y el ruido le hizo temer desistir porque ChanYeol solo estaba acostumbrado a escuchar el sonido que hacían las olas del mar al chocar con la caleta de pescadores y la única multitud que conocía era aquella que formaban los comerciantes del pueblo durante las mañanas con la intención de buscar los productos marinos más frescos cuando los botes llegaban a la costa.

—¿Todo está bien, cariño? —le preguntó su madre por teléfono.

Ya se encontraba caminando por las angostas calles en busca de la dirección que anotó pulcramente en un papel para no llegar a equivocarse.

Su tío, quien hace poco se fue a China por un viaje de negocios, le consiguió una habitación en un departamento antes de irse. Por suerte el hombre encontró un lugar cerca de la universidad, así que ChanYeol deseaba no estar tanto tiempo metido entre la multitud y aquellos edificios tan altos y brillaste.

—Todo bien, mamá. —Sonrió mientras miraba a su alrededor—. Una vez que consiga un trabajo les compraré un teléfono donde puedan ver fotos, de esa manera podré mostrarles todo esto.

—Debe ser hermoso —susurró su madre con voz gangosa y ChanYeol apretó los labios, pronosticando el llanto por parte de la mujer.

—Todo está bien, mamá. Estudiaré y trabajaré duro.

—Lo sé, cariño. —Para cuando escuchó a su madre llorar suspiró—. Estamos orgullosos de ti, bebé. Hazlo bien.

—Claro que sí. —Se tomó un tiempo antes de continuar hablando—. Colgaré ahora. Estoy buscando el departamento.

—Está bien, cariño. Nos llamas cuando ya estés instalado.

Cortó la llamada en ese momento después de un rápido adiós, ante lo cual suspiró porque su familia siempre lo ponía sensible, especialmente con aquel caso donde sabía que se esforzaron  tanto para enviarlo hasta allí.

Se vio en la necesidad de caminar unas cuantas horas y preguntar sobre la dirección, sintiéndose un poco fuera de lugar a veces porque su acento contrastaba bastante con la gente de Seúl.

—Es aquel edificio de ahí —le dijo un hombre al cual le preguntó, encontrándose de frente con un inmenso edifico de color crema que estaba del otro lado de la calle.

Por un momento pensó que estaba equivocado porque era demasiado moderno y elegante como para ser costeado por sus padres, aunque de igual forma decidió acercarse con la idea de que si lo hacía no perdería nada de igual modo.

—Estás en el lugar correcto —le dijo el guardia, quien frunció el ceño al mirar lo que estaba sobre su espalda.

ChanYeol llevaba una mochila de campaña, el pelo desordenado y las axilas sudadas, probablemente porque llevaba horas caminado.

¡El niño no es tuyo! • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora