MAMIHLAPINATAPAI [BNHA] [Aizawa Shouta x Lectora]

Capítulo 9

OJALÁ

Denota vivo deseo de que suceda algo

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Se preguntó cuánto tiempo llevaba despierta, mirando el rostro de Aizawa. Grabó cada una de sus facciones en lo más profundo de su memoria, y no pudo evitar el trazar el dedo índice por el contorno de su mandíbula, sintiendo la pequeña barba que comenzaba a formarse. Está apoyada sobre su codo, la mano sosteniendo su cabeza. El cabello le cae por los hombros y espalda, uno que otro mechón rebelde sobre su rostro.

Dio un vistazo al reloj de la mesa de luz, debían levantarse en media hora. 

Volvió a mirar al azabache, que duerme profundamente. La herida de la pierna parece incomodarle porque la tiene en una posición bastante rara, de forma que la piel no toque la sabana. 

Su mano acuno por completo la mejilla del hombre, los ojos emitiendo calidez y amor. Creía que nunca iba a volver a estar de esta forma con el, que nunca podría volver a sentir su piel contra la suya. Inclinó el rostro, besando la frente. Un tacto suave y romántico.

Los párpados temblaron un poco, antes de levantarse por completo. Ojos ónix se concentraron en ella, se observaron durante varios segundos, en completo silencio. La mano izquierda de Aizawa paso por la mejilla de (T/n), el pulgar haciendo presión sobre la piel, con suavidad. Preguntándose mentalmente si es real, y no un sueño.

—Shouta, esto es real —como de costumbre, ella conoce sus pensamientos. La mano del hombre se trasladó a la nuca, y jalo lentamente hacia el. Esperando el ansiado momento en donde sus labios se unan. 

Cuando sucedió, pudo sentirla sonreír contra ellos. Mientras se hacía un espacio entre sus brazos.

Podría acostumbrarse a despertar de esta forma todos los días. 

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—¿Cuando le preguntaras a Hitoshi? —cuestiono Aizawa en medio del desayuno, colocando mermelada de durazno en una tostada. (T/n) levantó la cabeza, masticando un omelette. 

—Hoy, cuanto más rápido comience a entrenarlo, mejor. Aunque claro, primero debo esperar su respuesta..

Hay un suave aroma a tierra mojada y césped que invade el departamento, mezclandose a la perfección con el café. Continuo comiendo, cada tanto escuchando al hombre quejarse por lo bajo de la herida. Lo ayudo a cambiarse los vendajes antes de desayunar, por la actividad de la noche, se había abierto un poco. Tuvo que coser de nuevo. 

—Te dirá que sí, es una oportunidad en un millón —respondió mientras bebía café amargo. (T/n) arrugó la nariz, ligeramente asqueada.

—Con razón eres tan amargado a veces —murmuró para sí misma, pero supo que la escucho cuando le dedicó una mirada. La adulta soltó una risa son suavidad para esconder su nerviosismo. 

Aizawa solo suspiro, negando con la cabeza, y cuando llevo la taza hacia sus labios, logró esconder una pequeña sonrisa tras ella.