3. Sospechoso

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Había despertado antes del amanecer, mucho antes de que llamaran a la puerta. Primero suavemente, luego con desespero. Me dolía el cuerpo cuando me incorporé y caminé hacia la puerta. Arrastrando los pies, cerrando los ojos a un nuevo intento de angustia, la abrí con la expresión más lamentable de todas.

–Vaya... Creo que pasaste una mala noche. Qué problemático. –Dijo una voz demasiado parca que, de no ser porque reconocí las últimas palabras, no habría podido descifrar en el instante.

–Buenos días, Shikamaru. –Sonreí.

–Buenos días. –Hizo mala cara en cuanto vio mi aspecto – ¿Qué tienes planeado hacer hoy? Porque no interesa si vas a subirte a un posta de luz y proclamar que has regresado, debes venir conmigo. –

Le seguí por los caminos de tierra hacia la mansión de la Hokage, sintiéndome extraño mirando su chaleco verde.

Me pregunté cuántas personas más estarían al tanto del imprevisto que yo representaba. No podía decir que Shikamaru estuviera actuando basado en prejuicios por la manera frívola en la que me daba la espalda, porque él siempre lucía harto de su propia existencia. Así que me sorprendió su repentina intervención.

– ¿Qué haces aquí? –Habló.

Se había detenido y yo, que iba mirando el suelo, casi choco con él. Le vi con asombro, tal vez demasiado confundido ya que se apresuró a aclarar.

–Lo siento. Supongo que no quise sonar arrogante. –

–Está bien. Puedo responder esa pregunta. –Dije, sacando las manos de los bolsillos.

–No me tomes a mal, pero la Hokage se ha estado comportando más irritante de lo normal y al pedirme estrictamente que te lleve a la planta médica puedo asegurar que todo es gracias a ti. Aunque... –Se calló por un instante y me repasó de pies a cabeza, siseando por lo bajo.

–Supongo que estoy bajo sospecha. –Sonreí. –Me he vuelto un poco más incoherente de lo que solía ser. –

–Eso parece. –

Dándome la espalda nuevamente, reanudó la marcha. Me dio la genuina impresión de que me analizaba como si se tratara de la misión de la que se tenía que hacer cargo.

– ¿Y bien? –Preguntó, aún de espaldas. –Dijiste que podrías responder a mi pregunta. –

–Jiraiya lo decidió por su cuenta. –Me alcé de hombros a pesar de que él no pudo notarlo.

Se dio ligeramente la vuelta, sin dejar de caminar, de modo que pude ver el momento en el que enarcó una ceja.

–Ahora comprendo por qué luces así. –Dijo.

No cuestioné. Si él en verdad lo sabía lo mejor era que corriera a decírselo a Tsunade, pero no hizo algo como eso. Había confundido mi desánimo con inconformidad y yo sólo sonreí lamentando el malentendido.

Al llegar fui recibido por una unidad médica bastante intimidante. Cuando alcé la mirada, Shikamaru doblaba en una esquina hacia algún lugar al que yo no podía ir. Supuse que él estaría del otro lado de la ventanilla, observando, y yo tan solo podría ver mi reflejo en ella.

No se me informó a dónde me dirigían y tampoco me detuve a hacer preguntas. Sabía que era una orden estricta de Tsunade, como ya me lo había comunicado el día anterior. Todo parecía seguir un ritmo rigurosamente impuesto, lo que me resultó sospechoso. No obstante, debía pasar las pruebas para que la confianza volviera. Debía dejar de levantar sospechas, porque solo así podría regresar al bosque.

En algún lugar del bosque (Sasunaru-Narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora