–Si... Sasuke. Ese maldito hijo de perra. –
El nombre hizo eco en mis venas, de modo que mi cuerpo entero tembló ansiosamente. Las manos me dolieron de repente, y no pude abrirlas sino aferrarme a mí mismo tan desesperadamente que sentí las uñas clavarse en mis palmas. Quizá la humedad, el polvo, quizá hasta la propia noche hizo que mis ojos escocieran como en brasas. El aire fue insuficiente y entré en un estado de completa conmoción a pesar de que me fue imposible mover un solo músculo. Todo era mental, como en otro de esos espejismos en donde me quedaba absorto en aquellos ojos de color rojo antinatural. Y esos puntos negros orbitando sus pupilas, tan visibles en su insignificancia que hacían todo por ellos, que creaban el plano perfecto para torturar y matar, para seducir y devorar, eran como la ansiedad que me estaba consumiendo. Era irreal.
– ¿Conoces a Sasuke? ¿Lo has visto? –Preguntó Sakura muy ansiosa.
La risotada que emitió el sujeto fue fantasmal.
–Desde luego que no lo conozco. –Respondió.
Los ojos del hombre eran amenazantes al momento de dirigirse a Sakura, pero no demostraban ni un atisbo de demencia.
– ¿Entonces por qué hablas de él con tanta familiaridad? –Dijo Sakura, frunciendo el ceño.
–Sí lo he visto. –Aclaró. –Y he hablado con él. –
– ¿Cuándo? –
–Hace un momento. –
– ¿Cuándo? –Insistió Sakura.
– ¿Qué es él para ti? Porque creo que lo conoce más el chico rubio a tu lado. –
Eso podía ser cierto, sin embargo, sus palabras no fueron suficientes para una Sakura demasiado irritada e intrigada. Ella ignoraba que la información que requería del hombre no era tan sustancial como la respuesta a una pregunta más directa al tema de la misión. Estaba siendo emocional y eso era una desventaja de la cual se estaba burlando el enemigo.
Pensé que si ella era incluso más inteligente, podía fácilmente darse la vuelta y preguntarme qué tenía que ver yo en todo el asunto. Pero permaneció encasillada en saber más de Sasuke, lo que, desde luego, me evitó decir una gran mentira que no estaba dispuesto a crear.
Al no obtener respuesta alguna, el sujeto soltó otra de sus singulares carcajadas. No supe si era intencional o algo completamente involuntario, pero el efecto que causaba en mi equilibrio era fatal.
–Verás. Suele tener un modus operandi bastante interesante e imperturbable. Inescrupuloso, muy sanguinario y obstinado. Pero apuesto a que eso ya lo sabías. –
Vi a Sakura palidecer ante la información. Evidentemente ella seguía conservando un recuerdo de Sasuke que lo reducía a un fuerte e incorruptible ninja.
–Ah... ¿No lo sabías? –Preguntó, muy poco interesado en la respuesta, sino en la expresión que había puesto Sakura en ese momento. –Verás, suele ser muy sigiloso y pocas veces usa esos malditos ojos suyos. ¡Ja! Tan solo sobrestima su poder. Una vez... una vez lo vi partiendo en dos a un pobre idiota con su espada. –
–Eso no es cierto. –Balbuceó Sakura, con su cabeza tan inclinada que su barbilla casi tocaba su cuello.
–Es como una pelea de ratas contra la escurridiza serpiente. –
– ¡Ya basta! –
–Alguien alguna vez me dijo que cuando las celdas se abren al ruedo, no queda nada más que la apestosa sangre esparcida por el suelo. Luego se da la vuelta y se marcha de vuelta a su calabozo. –Continuó, ignorándola, como sumido en un instante en el tiempo que le era fascinante. – ¿Que si le conozco? No.... para nada. –
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En algún lugar del bosque (Sasunaru-Narusasu)
Fiksi Penggemar"Lo traeré de vuelta." Había pasado dos años desde que había hecho esa promesa con la pose de chico genial. Una promesa que me estaba consumiendo, la cual tal vez ya no quería cumplir. -No soy yo quien debe ser salvado. Tu sola presencia pide ayuda...