Poemas de una enamorada

Soledad

Desagradable, horrible, atroz, feo, malo, inhumano, como quieras decirle, es lo mismo.
Es de lo peor sentirse así

Sentir que te falta algo o alguien, sentir ese vacío que no podes llenar con nada,
ni con helado,
ni con Netflix,
ni con comida,
ni siquiera con "amor", o mejor dicho "calentura",
porque si vamos al caso eso no era amor, eran ganas, calentura, deseo y pasión casual que una vez llena se te va.

Mi vida es como esos rompecabezas de mil piezas que nos compraban de chicos,
estaba hecha pedazos,
pero me ame y me armé,
aunque todavía me falta una pieza.

Esa maldita pieza que siempre falta.
Traté de reemplazarla, olvidarla, hasta copiarla, pero no funciono.
Y mi rompecabezas sigue incompleto.

Intenté cambiar el odioso Ken con lentes por un Muñequito de torta, pero fue como ponerle al fernet coca cola ligth, aunque parece que quedó bien, quedo para el orto.

Aunque me cueste aceptarlo amiga, te admito que lo extraño, me extraño, nos extraño. No sé que nos pasó.

Él cambió, yo cambie, cambiamos, pero por qué?

¿Que le dio miedo? Eso no es excusa, porque yo estaba aterrada.
En sí que nos hayamos llevado tan bien tanto tiempo me daba miedo.

No me podes hablar de miedo y cobardía a mí, si perdí muchas oportunidades por ser tan cobarde. Siempre fui "Cupido", mis amigos del colegio me habían bautizado así.

Decían que siempre conseguía unir de alguna manera a dos personas que querían estar juntas pero no se animaban, pero mi vida en ese sentido era pésimo, siempre me acobardaba y cuando por fin me animaba, la cagaba épicamente.

El odioso Ken se presento en el momento que más lo necesitaba.
Pero ese es el problema, soy muy dependiente, me encariño demasiado rápido con gente que no lo vale.

Pero, con el paso del tiempo y la llegada del verano, el odioso Ken ya no era tan odioso, más bien se estaba pareciendo al Ken de Barbie.
Pero ahí está el otro problema, yo no soy Barbie.

Ya quisiera yo parecerme aunque sea un poco a Barbie, pero no puedo.
no soy de esa clase de chicas,

Las que pasan horas y horas arreglandose frente a un espejo,
con cuerpos de modelo,
y con autoestimas por el cielo.

Lamentablemente no me nace ser así,
y por eso no soy la indicada para ti