De la H a la A.

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Y el cómo habían terminado así aun le parecía demasiado extraño. Tan fácil que no hubo la necesidad de que fuera un enemigo quien obrara tal maravilla, solo hacía falta una mujer con carácter y, por supuesto, magia. Llevaban tres maravillosas semanas de lo que se suponía era un castigo y el joven alfa no podía más que pegar gritos al cielo inmerso en alegría.

Damian era muchas cosas. Héroe, heredero, hijo, hermano, hosco, huraño y, algunas cuantas veces, hiriente. Sin embargo ahora no existía pista o rastro de aquel que cargaba sangre árabe en las venas con soberbia y prepotencia, en su lugar solo quedaba la parte más sensible que el alma del chico albergaba. Una que había sido cuidada y preservaba como sagrada durante esas tres semanas donde el mismo Superboy se encargó de ser su fiel caballero para protegerlo.

Las intenciones del hijo de Superman jamás habían sido secretas para nadie, desde muy jóvenes había mostrado cierto grado de obsesión con el pequeño murciélago y cuando este presentó casta omega las cosas parecieron salirse de control. Jonathan se esforzó mucho a partir de ese día; entrenaba dos veces al día y mantenía por encima de 90 sus calificaciones, el chico no estaba seguro de nada así que se propuso ser un buen compañero para el omega aun si el mismo resultaba quedándose como beta; sin embargo el destino se mostró benévolo cuando la naturaleza alfa lo reclamo como miembro de la manada. En ese entonces Jon había sido el más feliz del mundo ya que ahora sí podía dar rienda suelta a sus cortejos para con Damian. Primero fueron visitas que robaban casi todo el día, después vinieron los regalos (flores, frutas, piedras preciosas que el superchico buscaba y adornaba) y por último la completa sumisión a la que se entregó con tal de complacer a Robin en todo aspecto.

Damian no era esquivo con él, de hecho no le prestaba demasiada atención a las constantes señales de cortejo que recibía. Jon era uno de sus mejores, y muy contados, amigos por lo que la situación no le molesto. Wayne recibía los obsequios y aprovechaba la obediencia del kriptoniano cuando a misiones se refería, como pago le permitía estar a su lado y comportarse como le viniera en gana cuando estaban como civiles. La sociedad sabía de la condición del hijo de Bruce, "es mejor así", había comentado la doctora Thompkins cuando reviso al omega, "esto sirve como una muy sólida coartada y evita que Damian consuma más supresores de los necesarios", así que Jonathan Kent era el más fuerte candidato para la prensa rosa de ser el futuro alfa del heredero. Sin embargo Damian pecaba de indiferencia, era celoso con su espacio personal y bastante cerrado con sus emociones. Hasta ahora.

Durante una reunión de la Liga de la Justicia el importuno compañero de Batman sobrepasó la línea de tolerancia de cierta mujer que era de cuidado tanto para aliados como villanos. Zatanna lo pensó dos veces antes de hacerlo pero cuando el chico maravilla insulto más allá de su vida privaba la maga frunció el ceño como advertencia justo a tiempo para dejar al omega saber que no saldría tan impune de su osadía. Después de eso vino la calma, para muchos, y la oportunidad, para otro.

"Será un chico normal, con recuerdos normales... hasta que aprenda a ser honesto y menos pedante... sin embargo su futuro comportamiento no es cosa de la magia será el mismo" nadie se atrevió a rebatir el hechizo ni siquiera el padre que tomando a su hijo en brazos se encaminó a su ciudad. Bruce no era tan ingenuo para pensar que aquello sería fácil, si ya era complicado criar a un asesino rehabilitado peor sería cuidar de un pequeño príncipe que muy seguramente sería mimado. Por fortuna del detective y el resto de la familia Superboy estaba ahí para cumplir hasta la más mínima exigencia.

Un día, mientras el alba se alzaba por la pila de edificios y cabezas aún adormiladas, cierto superhéroe apareció a las afuera de su balcón con casi tres docenas de rosas color carmín intenso como la sangre. En cuanto el omega las vio su gran sonrisa se tatuó con ánimo sobre su rostro. Charlaron como si apenas se estuvieran conociendo, y como de costumbre y sin poder evitarlo, Superboy fue dejando más que claras sus intenciones. Damian le dio puerta abierta para que el coqueteo y cortejo subieran de nivel; durante dos semanas tuvieron ese entretenido juego del tira y afloja hasta que el heredero quiso pasar al tira y vuelve a tirar.

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