Así empezaron las cosas

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El viernes llegó y la verdad es que no tenía ganas de salir, así que me quede en casa, no pasaba nada que un buen vino y una buena dosis de música no pudieran resolver.

Llegué sorprendentemente temprano a clases, pensé que era la única de todo el instituto pero, para mi sorpresa, cuando llego al curso veo a Laila, quien estaba sentada estudiando. Y me pregunto ¿Se puede ser más nerdo en la vida?...Pero nada.

-Hey, cómo estás? Te llamas Laila, cierto?

-Si ese es mi nombre. Todo bien y tu? Te llamas Marie, verdad? Es que soy un desastre con los nombres –Dice eso mientras sonríe.

-Haha si yo soy Marie. Sabes? Me parece que te he visto en algún lugar –Le digo mientras finjo confusión, pues la verdad es que tengo muy buena memoria.

-Yo también creo que te he visto –Responde esquivando la mirada- Creo que hace una semana en un bar, pero no estoy completamente segura de que hayas sido tu.

-Puede que sí, no sé. Oye y había que hacer algo de tarea? –Digo sorprendida al ver que ella está escribiendo cosas en su cuaderno a pesar de que estamos “conversando”.

-No no, es solo una canción que me llegó a la mente y pues tenía que escribirla o se me iba a olvidar, pero ya terminé.

En ese momento llega nuestro profesor y nos dice que Alberto no llegará a clases y justo en ese instante Carola me dice que tampoco podrá llegar. Mi primera reacción fue; Oh Dios ahora atrapada con esta nerda.

La mañana fue de lo más normal, Laila respondía todas las preguntas antes de yo poder entenderlas y la verdad es que quería como matarla, bueno quizás no tanto, solo ponerla en mute por el resto de la clase.

Durante el receso me senté sola en el banco más apartado a reflexionar para mí misma, en realidad me hacía falta mi Caro, de repente Laila llega hasta donde estoy, imagino que es porque no conoce a nadie más aún.

-Hey –Me dice sonriendo- No lo pienses tanto, que él te quiere. –Lo dice mientras se sienta a mi lado.

-Y quién te dijo que estoy pensando en un “el”. –Digo sonriéndole.

-Lo siento. Pues entonces…ella te quiere. –Dice Laila sonrojándose y algo apenada.

-Hahaha no te preocupes, en realidad solo reflexiono sobre tonterías de la vida, cosas sin importancia.

-Mmm las tonterías de la vida suenan interesantes para mí. Y por qué tu novia no vino? –Hace esta  pregunta dudando un poco, creo que no sabe si usaba las palabras correctas.

-Quien? Carola? –Digo con un tono de sorpresa- Caro no es mi novia, es una de mis mejores amigas.

-Lo siento, es que como siempre están juntas y hoy no vino… y me dijiste que no pensabas en un “el”, pues deduje que era tu novia.

-Nah, la verdad es que estoy soltera en estos momentos.

-Oh, ok. Pero eres les? –Lo dice en un tono muy curioso.

-Hahaha la verdad es que no me gustan las etiquetas pero, si sirve para responder a tu pregunta, sí, prefiero a las mujeres.

Ya era hora de entrar al aula, pero el profesor nos dice que como solo estamos nosotras y avanzamos tanto, pues que era mejor que dejáramos las clases hasta ahí. A mí, esto no me molesto para nada y ya me preparaba para salir cuando Laila me habla.

-Oye, te gustaría ir tomarte un café o algo así? O sea como salimos tan temprano, bueno si no tienes nada mejor que hacer digo –Lo dice algo vacilante, noto algo diferente en ella.

-Claro, no hay problema. Donde quieres ir?

-La verdad es que tengo más o menos un mes aquí y no sé de muchos lugares. Tu sabes de algún lugar al que podamos ir?

-Haha no te preocupes, aquí no hay muchos lugares, pero sé de un sitio que está aquí cerca y es bien acogedor.

No cruzamos ni una palabra durante todo el camino, gracias a Dios solo eran unas cuadras. Al llegar al lugar, una de esas bibliotecas donde te sientas a tomar un café y a leer, nos sentamos en el lugar más apartado, es mi lugar favorito para estar pues es súper privado y oculto.

Ya con nuestros cafés en mano seguíamos en silencio, así que decidí romper el hielo.

-Entonces, de donde eres? Como caíste aquí?

-Bueno, yo nací aquí, pero cuando tenía 12 años me fui a vivir con mi papá a Estados Unidos. Y pues nada, ahora decidí volver para ver lo que pasa.

-Pero, estas en la uni o algo?

-No, o sea yo estudié en Estados Unidos, diseño de interiores pero, aún no trabajo ni nada de eso, básicamente me paso los días escribiendo cosas, tocando mi guitarra, pintando y leyendo. Muy interesante mi vida –Me dice en un tono sarcástico.

-Wow! O sea que eres una artista en el sentido más amplio de la palabra –Debo admitir que tengo debilidad por los artistas, quizás se deba a que soy una “Wanna Be” artista- Eso a mí me parece muy interesante, a mi me encantan los libros, deberías enseñarme alguno de tus trabajos.

-Claro que te los enseño. Y tú qué haces?

-Pues yo me la paso entre el trabajo, el gym, la casa y mis libros. –Digo sin dar muchos detalles de mí.

-Oye yo quiero ir al gym, puedo ir contigo? Digo si no te molesta.

-No me molesta pero, voy súper temprano, más o menos a las 6. Está bien esa hora?

-Sí, está bien. Entonces me llamas o te llamo o como hacemos?

-Pues me puedes llamar, no sé, pero ya tengo que irme es un poco tarde –Digo mientras miro mi reloj y me paro de la silla.

-Pues que te vaya bien entonces.

-Bye –Le extiendo la mano, algo raro en mí, pero no se que más hacer.

-Bye…pero creo que deberías darme tu número –Me dice mientras me mira un poco raro.

-Haha si es cierto –Le di una pequeña tarjeta de presentación y me fui.

El Viernes LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora