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—¡Yooooongi!

El grito de Hoseok pudo escucharse desde Pekín, pero poco le importaban a él en ese momento las miradas curiosas y divertidas de los demás estudiantes que se encontraban en el recinto. Llevaba un mes sin ver al que se había convertido en su mejor amigo el último año y no pudo reprimir la emoción cuando, al entrar en el complejo residencial, divisó su melena verde a lo lejos.

En cualquier otra situación o momento de su vida, si Yoongi hubiera escuchado a alguien gritar su nombre de aquella forma tan vergonzosa en medio de una multitud, su primera reacción hubiera sido salir corriendo en dirección contraria, pero, al poder reconocer perfectamente la voz de Hoseok, lo único que pudo hacer fue dirigir su mirada hacia el chico y dejar que una gran sonrisa se dibujase en su rostro cuando vio a aquel joven de cabello cobrizo correr hacia él para saltarle encima y envolverle en un afectuoso abrazo.

—¡Yoongi! ¿Me has echado de menos?

Hoseok se separó un poco de su amigo para mirarlo a los ojos mientras subía y bajaba las cejas y soltaba una carcajada alegre. Yoongi intentó evitar reírse de las tonterías de su amigo, pero no pudo evitar curvar los labios sin querer en una pequeña sonrisa.

—¿Qué dices? ¿Quién echaría de menos tus gritos y tus idioteces?

Aunque su voz sonó dura al pronunciar aquellas palabras, Yoongi atrajo a Hoseok contra su cuerpo para rodearle con los brazos una vez más.

—Eres tan tontito.

Por el tono de voz que empleó Yoongi, Hoseok pudo adivinar que estaba sonriendo ampliamente. El más alto le propinó una colleja a Yoongi, haciendo que este soltase un quejido de dolor y le mirase con ojitos confundidos. Al levantar la vista, Yoongi pudo observar como los labios de su mejor amigo habían formado una mueca en forma de triángulo, señal de que se había molestado con él.

—Yo sólo te doy amor y tú no paras de insultarme. —Hoseok se cruzó de brazos.

—Perdona. —Yoongi arrastró un poco sus palabras mientras le dirigía una mirada de corderito degollado a Hoseok. Este último no pudo evitar sonreír ante la tierna imagen y Yoongi aprovechó su momento de debilidad para volver a abrazarlo. —Sí, te he echado de menos.

Hoseok sonrió al escuchar aquellas últimas palabras, aunque el otro chico las hubiera susurrado lo más bajito que había podido.

—¿No viene contigo tu animal de compañía?

Esta vez Hoseok puso las manos sobre los hombros de Yoongi para forzarlo a que se separase de él y, sin soltarlo, le dedicó una mirada recriminatoria, sus labios otra vez deformados en aquella característica forma triangular que indicaba molestia o enfado.

—¿Tenías que arruinar el momento? ¿Por qué eres tan malo?

Yoongi suspiró y puso los ojos en blanco, luego levantó las palmas de las manos y se encogió de hombros.

—Lo siento, es que me resulta raro que tu alpaca te haya dejado libre...

Al escucharle, Hoseok lo fulminó con la mirada, se cruzó de brazos y empezó a encaminarse hacia la residencia en la que se encontraban sus habitaciones a paso rápido, dejando a su amigo atrás. Yoongi no dudó en perseguirle hasta que consiguió atraparle y empezó a caminar a su lado.

—Vale, perdón, me he pasado. —Hoseok siguió sin dirigirle la mirada. Yoongi suspiró frustrado e intentó empezar a hablar con un tono amable. —¿Por qué no está Seokjin contigo hoy?

Hoseok no se detuvo, pero empezó a reducir la velocidad de sus pasos, haciendo que fuera más fácil para Yoongi seguirle el ritmo mientras seguían caminando. Miró al peliverde de reojo, su gesto aún denotaba algo de molestia.

Step by Step (Hopemin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora