*°.‹JISOO›.°*

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Llegué directo a mi casillero y comencé a sacar todo el material de la primer clase. Estaba tan metida en mi horario, pero eso no evitó que pudiera sentir la mano que tomó mi cadera, lo que hizo que me girara.

-Dicen que los besos por la mañana son buenos estimulantes, además dan suficiente energía para un día largo -susurro en mi oído.

-Alguien amaneció muy científico hoy - le sonreí.

Comenzó a acercarme más a él.

-¿No hay nadie aún verdad?

-No, somos los únicos -revisé mi reloj de mano -en efecto faltan treinta minutos.

-Bueno probablemente no nos veremos en mucho tiempo el día de hoy. Así que deberíamos de aprovechar, esté tiempo.

Mis manos están sudando y un cosquilleo recorre mi cuerpo.

Beso mi mejilla y luego la comisura de mis labios. -Me gustas tanto. No, no me gustas. Me encantas tantoz todo de tí es maravilloso.

Me sonroje y no pude evitar soltar una muy pequeña risa.

-Ya me lo habías dicho antes.

-No me molestaría recordártelo siempre, me gustaría hacerlo por el resto de mi vida.

Me miró a los ojos y me sonrió, para así depositar un pequeño beso en mis labios.

-Sabes, cuándo estoy contigo me siento muy, muy, muy bien. -aclare con mis ojos cerrados.

-Digo lo mismo, eres algo único, me encantas.

Volvió a dejar un pequeño beso, después colocó sus labios en los míos dando un beso el cuál duro más de un segundo. Se separó y me miro a los ojos una vez más.

-Espero que los treinta minutos nunca se acaben, sería terrible.

Volvió a depositar un beso en mis labios, mis piernas temblaban y mis brazos no sabían estar quietos, soltó mis caderas y tomó mis brazos los cuales puso en su cuello. Sus manos volvieron a mis caderas. Y se separó de mi.

-¿No habías besado nunca? -preguntó en mis labios, su aliento golpeaba mi barbilla.

-No, ¿se nota mucho? -fruncí el ceño.

-No, no, no te preocupes -me sonrió. -Yo puedo enseñarte a hacerlo bien -sus labios volvieron a los míos de una forma suave y delicada, pero se sentía muy bien.

Nunca antes había experimentado esto y nunca antes había sentido algo tan, mágico. Me sentía tan bien estando junto a él.

Sus manos pasaron de mis caderas a mi espalda, subían y bajaban con gran delicadeza, de una forma lenta y relajante. Me estaba dejando llevar por él, por sus labios, por sus roces entre sus manos y mi cuerpo, me sentía genial, relajada, enamorada. Sus manos viajaban por toda mi espalda, y pasaron de mi espalda hasta mi pelo, comenzó a jugar con unos cuantos mechones lo cuál sólo duro un minuto. Se separó de mi para tomar aire y lo agradecí muchísimo porque de igual forma me estaba quedando sin aire a decir verdad tiene unos pulmones grandiosos.

-Sabías que me encantan los masajes en la espalda, tanto cómo las caricias en mi cuello, sólo digo -susurro en mi oído.

-Me alegra que lo menciones ahora, porque, no tengo idea de que hacer.

-Tranquila, lo hago para que estés menos estresada, no pienses mucho, sólo haz lo que quieras, lo que venga a tú mente. Se que eres muy audaz e inteligente, lo que sea que hagas me hará sentir bien y no digo que no me hagas sentir bien ahora, eres muy buena besando para ser nueva en esto.

-Está bien, pero si falló en algo sólo tienes que de... -me interrumpió, ya que sus labios volvieron a los míos una vez más.

Con unas caricias más en mi espalda baja, otras más en su espalda, unas cuantas caricias en mi caderas y algunos masajes en su cuello, me hizo sentir muy muy bien, y el tiempo se nos fue volando ya que la campana sonó. Se separó de nuevo.

-Tenía razón, besar en la mañana se siente de maravilla. Deberíamos de fijarlo cómo una actividad diaria, sería bueno dejar el estrés por las mañanas.

-Si -reí un poco -No nos vendría mal una rutina diaria cómo está.

-¿Interrumpo algo? -la voz del profesor de matemáticas. Si, si nos interrumpe.

-No señor -dijo Jimin con una sonrisa en su rostro, se giró para mirar al profesor.

-Bueno me sorprende que estén aquí.

-¿Por qué? -pregunte confundida y frunci el ceño.

-Bueno hoy no hay clases.

Mire a Jimin y él me miro a mi.

-Oh ya veo -baje la mirada.

-Bueno pueden irse, tengan un buen día.

-Gracias señor -dijimos al unísono.

-Lo sabía no era normal que los pasillos estuvieran tan sólos.

Volvió a abrazar mis caderas.

-Me parece perfecto, podremos terminar con lo que hacíamos.

-Oh ¿no habíamos terminado ya?

-¿Quieres dejarlo así?

-No, me gustaría terminar, pero tengo que irme.

-¿Ahora? -hizo un puchero.

-Si ahora -imité su acción.

-¿Estarás sola?

-¿En casa?, Si.

-No quiero que estés sola. -Me miro a los ojos.

-Bueno, puedes ir si quieres.

-¿De verdad?

-Si, Hani no llegara hasta las diez de la noche.

-Está bien. -deposito otro pequeño beso en mis labios.

Guardé todo en su lugar y cerré el casillero.

Nos dirigimos al auto de Jimin. Cuándo llegamos a casa, subimos las escaleras abrí la puerta y entramos.

-Que bonito -dijo Jimin mirando al bonito ventanal.

-Lo sé, gracias.

-Sientate, estás en tú casa. Me iré a cambiar, no me tardo.

Me dirigí a mi habitación y busqué algo cómodo. Me cambié y cuándo terminé volví a la sala.

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 daddy issues (C A N C E L A D A)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora