2. Momento

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Para Yoongi, su estudio era su hogar, incluso a veces dormía ahí. Bueno, él dormía en cualquier lugar: desde el suelo de un pasillo vacío del campus, en el pasto bajo un árbol, hasta en una incómoda posición en el pequeño pero silencioso cuarto del conserje. Es más, lo último ocurría tan a menudo que éste ya no lo expulsaba del lugar cuando se quedaba dormido ahí.

Pero, a pesar de que el peliazul solo quería dormir luego de haber pasado toda la noche estudiando para un examen acerca del uso de un software nuevo que le permitía hacer ciertas mezclas, ese no era el momento más oportuno para dormir.

Namjoon lo había dicho mil veces: él era apasionado. Y aunque su amor por la música lo había llevado a ser uno de los más populares en la facultad de Composición y Producción Musical de su universidad y, hasta a tener ciertas solicitudes de canciones por gente profesional, aquella pasión también solía arruinar sus calificaciones.

Jamás había desaprobado un proyecto, pero sus calificaciones pasaron de sobresalientes a solo buenas por dejarse llevar. En la universidad jamás lo calificarían por "simplemente" componer una canción o hacer un arreglo, le pedirían que mostrara lo aprendido en clase. Y muchas veces, mostrar ello y dejar de lado cosas que había aprendido antes hacían que la canción no quedara como él quisiera o que perdiera el sentido o mensaje que quería transmitir. La verdad, había oído trabajos que eran realmente una mierda, pero por cumplir los requisitos tenían calificaciones mucho mejores que la suya. O, lo que también ocurría, aunque en pocas ocasiones, era que por tratar de hacer la canción lo más perfecta posible, le faltara el tiempo para realizar pequeños ajustes.

No podía contar la cantidad de veces en las que sus profesores le habían pedido que terminara de hacer los últimos ajustes a canciones que había empezado a realizar para mostrarlas en algún evento o para que la revisara y pudiera venderla luego. Sin embargo, esto no cambiaría su calificación, obviamente.

Por ello se había ganado una reputación de genio rebelde en la universidad, lo que tampoco le molestaba para nada.

Amaba estar en su estudio, porque a diferencia de cuando estaba en un salón de clases, podía hacer lo que quisiera con su música. No negaba que para él era importante ir a la universidad, ya que lo que había ido aprendiendo lo utilizaba para realizar piezas más complejas, pero detestaba el método de calificación.

Y ese era uno de aquellos momentos en los que podía hacer música a su voluntad. Uno en el que se podía dedicar solo a su música. No estaba componiendo una melodía para alguien más, aún no sabía bien qué letra le pondría a la canción, ni si la llegaría a vender en el futuro, pero tenía mucha ilusión en cómo terminaría. Una melodía rápida pero nostálgica era la que había empezado a tocar en el teclado mientras anotaba las notas en el cuaderno que tenía a su lado.

Su vida eran las notas musicales que salían mágicamente de su cabeza hasta en los momentos más desafortunados o incluso mientras dormía. Por eso es que siempre andaba con un cuaderno con él, solo para prevenir el olvidar lo que estaba pensando.

Había pasado aproximadamente media hora, los audífonos que tenía puestos estaban conectados al teclado y su mente puesta en aquel trance que le duraba hasta el término de sus canciones. Podría haber algún desastre natural y él ni notaría que el edificio le caía encima. Nada podría despertarlo de ello.

Bueno, tal vez sí había algunas cosas, porque no podía avanzar la canción más allá de la introducción. Su mente estaba llena de cabello rubio y pantalones ajustados, de un pecho presionado a su espalda, unos labios húmedos contra su cuello y del dulce y picante perfume que pudo sentir al quitarse la chaqueta aquella no-

-¡HYUNG! -Un fuerte grito llegó a sus oídos cuando alguien arrancó los audífonos de su cabeza. -Hyung, no tienes idea.

El mayor hubiera estado asustado si no fuera porque el estudio no era suyo, sino de ambos. Era un pequeño salón del padre de Namjoon que ambos habían adecuado como un estudio. Ambos permanecían incontables horas ahí, pero Yoongi era el que solía amanecerse más de lo necesario.

MIN || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora