Lluvia

88 3 6
                                    

La muerte es algo misterioso. La mayoría de personas la temen, pero sin ella la vida no sería la vida. La muerte se teme mas bien por el hecho de perder aquello que te importa. Y por el hecho de no saber que pasará. ¿Será todo como si estuvieras dormido? ¿No sentirás nada más nunca más? ¿Volverás a vivir reencarnado?

Esta historia es una pequeña adaptación de un cortometraje que vi hace un tiempo, y trata de la pérdida de los seres queridos.

El corto lo adjuntaré al final de la historia, pero recuerden: esto es el prólogo.

Era un día gris. Las nubes ensuciaban el cielo y la lluvia caía sin piedad del cielo. No era una tormenta, sino una lluvia que evocaba nostalgia y una tristeza profundas. Aun así, había algunos individuos andando por las calles, llevando paraguas o simplemente disfrutando mojándose. Algunos corrían, apresurados, otros descansaban bajo balcones y árboles.

Todo normal. Todo igual. Excepto en un lugar.

En el cementerio había tres gatos.

El más alto era muy parecido a un siamés. Iba vestido con una camisa blanca nada formal, y en su mano llevaba un paraguas negro y monótono. Delante de él había dos gatos más: la de la izquierda era una gatita blanca vestida con un traje que alguna vez había sido acolorido, pero que en esos momentos se encontraba gastado y un poco viejo.

Miraba algo en la tumbe de delante, y parecía deprimida.

A su lado, un gato blanco pequeño, con un peluche en sus manos, miraba el mismo sepulcro, con una tristeza profunda en sus ojos.

Encima de la blanca piedra había un par de rosas blancas en un jarrón del mismo color, y al lado, un pequeño cuadro de una bella gata blanca.

Encima de la blanca piedra había un par de rosas blancas en un jarrón del mismo color, y al lado, un pequeño cuadro de una bella gata blanca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El pequeño gato miró a la gata blanca de su lado.

-Hermana... - Fue prácticamente un susurro, un respiro, pero la gatita lo oyó.

Le devolvió la mirada con abatimiento, y seguidamente le ofreció la mano.

El gatito no dudó en aceptarla, y se acercó más a ella, como si así pudiera ahuyentar toda la pena y dolor que sentían en esos momentos.

Al mismo tiempo, su gato puso una pata en el hombro de su hija, sin decir nada, al tiempo que exhalaba un profundo suspiro de resignación y pesar.

Estando los tres juntos y apretujados, intentando transmitirse algo de esperanza y compañía bajo esa lluvia monótona, se veían muy pequeños.

Y es ahí donde empezó todo. Ahí, bajo la lluvia, en el cementerio gris y lúgubre, con los dos hermanos agarrados de la pata, delante de la tumba de la que había sido en su tiempo su madre.

 Ahí, bajo la lluvia, en el cementerio gris y lúgubre, con los dos hermanos agarrados de la pata, delante de la tumba de la que había sido en su tiempo su madre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bueno, esta es mi primera historia, y mi primer capítulo.

Espero que esperéis el siguiente capítulo con ganas, y, por favor, NO MIRÉIS EL CORTOMETRAJE ANTES DE QUE ACABE LA HISTORIA, por favor. El relato se iría a la mierda.

Trois petits chatsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora