𝟖.

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—Y bien señor Park... Usted parece que no tiene muy claro lo que pasó. Hemos sido sumamente pacientes durante estos meses.

—Seré franco —el más viejo lo interrumpe a la par que saca un cigarro y lo prende con dedos temblorosos—. No podemos avanzar hasta que usted cuente todo lo que sabe.

Me descompone hablar del tema otra vez, me llevo conteniendo de hacerlo porque quiero sanar esa herida abierta. Cada día es más difícil hacerlo. Mi mente divaga, se entremezclan recuerdos, hay un vacío que no puede llenarse con absolutamente nada. Siento que me arrancaron algo de en medio del pecho y que jamás volveré a estár bien. Todo es tan vago, tan sinsentido, no existe motivación alguna que me haya hecho salir de la cama, salvo el tomar un poco de aire. Creo que fue la peor idea volver. Ahora es cuando me gustaría salir corriendo y tener aunque sea un poquito de paz.  

—Ya les he dicho todo lo que sé —me quiebro de repente y mis palabras van cargadas con pequeños sollozos. No me percaté que las lágrimas ya se habían acumulado en mis ojos. 

El detective Lee carraspea y siento las miradas penetrantes de los dos hombres sobre mí. Se apartan hacia el gran ventanal dándome la espalda y empiezan a susurrar entre sí por unos minutos. 

—Algo que no entiendo todavía Señor Park es: ¿Por qué usted no estaba ese día aquí en el instituto? —voltéa el oficial con un semblante imponente. Se cruza de brazos y me levanta una ceja algo intimidante.

—Yoongi... —hago una pausa después de pronunciar su nombre—. Me convenció para faltar a clase.

—¿Lo convenció? 

Vacilo nuevamente antes de responder a su duda.

—La noche anterior fue muy insistente para que nos saltaramos las clases. Luego me envió mensaje con la dirección del Café donde nos veríamos. Pero esperé por más de dos horas y  nunca llegó.

Se me entrecorta la voz y se me remueven los recuerdos, es la misma sensación de angustia de esa última llamada en donde escuché su voz del otro lado de la línea. Sonaba tan tranquilo, tan sereno, tan Min Yoongi.

¿Me seguirás amando en la mañana?

Por supuesto que sí. 

Me vienen a la memoria todos los acontecimientos que he ido bloqueando solo para que no duelan más. La llamada de Taehyung. Las ambulancias. Los gritos. El llanto. El fuego. Las familias destrozadas. El escándalo que fue noticia en todo el país. El estár en boca de todos. El perderle a él. 

Se siente igual que ese fatídico día. 

Cierro los ojos y cuento hasta diez mentalmente. Siento que mis mejillas arden y me abrazo a mí mí mismo tratando de autoconvencerme de que esto va a terminar y que todo estará bien. Pronto podré ir a casa y llorar sin que nadie me juzgue.

—Min dejó varios diarios personales —El detective ha esperado a que me recomponga para desplegar en la mesa frente a mí cuatro fotografías de libros viejos de tapa negra. Vuelve a dirigirse a mí—. Da la casualidad que hay uno que falta ¿Sabe usted algo sobre eso? 

Niego con la cabeza. Es la primera vez que los veo y cobra sentido que estos idiotas hayan ido varias veces a revolver mis cosas en el departamento y en casa de mi familia también. De repente me invade la ira, la tristeza, la soledad. Todo lo que no he sacado de mi corazón.

—¿No? —pregunta irónicamente—. Bien, si llega a recordar algo no dude en hacernoslo saber. Los diarios tienen un contenido totalmente diferente que va entrelazando las piezas de lo que Min Yoongi tenía en la cabeza.

S E R E N D I P I A 🌙  •Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora