Conociendo el amor [Sasuhina]

« Capítulo 11 »

Miraba fijamente al techo de la habitación. Estaba casi en la oscuridad, si no fuera por la tenue luz del fuego de una vela.

Volteó a verla lentamente. Un recuerdo cruzó su mente y el sabor amargo de boca apareció.

Sentía un nudo en la garganta y una sensacion rara en el pecho.

¿Acaso estaba sintiendo culpa?

Se sentó en la orilla de la cama, mirando a la vela con el seño fruncido.

— ¿Qué me hiciste, Hyuga?

Su mano derecha fue a un lado de su frente apretándola levemente junto a su cabello. Cerrando sus orbes oscuros, tratando de tranquilizarse.

Se levantó, alistando sus cosas para salir, dirigiéndose a la puerta de la habitación.

— juro que te matare después de esto.

Dijo antes de cerrar la puerta y desaparecer.

...

Llegó al mismo lugar en donde la había dejado, pero no había nada. ¿Le queria ver la cara de estúpido?.

Observó mejor y notó como había marcas de huellas que no eran de la chica.

— te dejo unos momentos y te metes en problemas — bufo, comenzando a caminar hacía donde se dirigían las huellas. Cada vez entraba en lo más profundo del bosque — ni sé, porque me preocupo por ti —

Llegó un momento donde logro ver una sombra entre los arbustos. Se acercó sin hacer ruido, teniendo una mejor vista de lo que estaba ocurriendo.

Un hombre...

Estaba arriba de la peliazul, que se encontraba aun inconsciente. Pudo ver como su chamarra estaba aun lado tirada.

Observó como aquel hombre comenzaba a quitar la blusa de malla de la chica...

— ¿Cómo te atreviste a tocarla? —

Había atravesado a aquel hombre con su katana, escuchando su grito de dolor, para después ver como caía al suelo. Ahora era un simple cadáver.

Desactivó su sharingan. Se había activado por el enojo.

Cargó el cuerpo de la inconsciente chica, poniéndolo en sus hombros como si se tratase de un costal.

Era más ligera lo que pensaba, así que solamente, empezó a caminar de nuevo hacia la guarida, sin importarle que había dejado un cadáver en medio del bosque.

— volvamos, Hyuga —

...

La acostó en su cama, había sido un problema escabullirse de Kabuto con ella en brazos.

La observó fijamente, como no podía ver aquellos ojos perla debido a sus párpados cerrados. Sus labios rosas pálido, su nariz fina al igual que el contorno de su rostro.

Fue bajando su mirada por su cuello notando lo blanco que era la piel de este aun debido a la oscuridad. Bajó y notó como había dejado de ser aquella niña que se ocultaba debajo de aquellas ropas holgadas. Viendo por fin el cuerpo que escondía la chamarra blanca con violeta.