La ultima poseedora de la llave

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Tsugumi parpadeó y la imagen de Onodera desapareció de la azotea del edificio. Espabiló. Se dio cuenta que ahora la chica, o lo que sea que ella era, estaba en frente de ellos a  unos cuantos metros de distancia. Tsugumi tembló bajo su armadura al ver de cerca esos ojos negros. Podía afirmar con seguridad que la estaban viendo.

Raku dio otro paso adelante y Onodera lo miró a él. La presión sobre Tusugumi se aligeró un poco.

- Vaya, que embrollo han armado - dijo Onodera. Su voz era la misma y al mismo tiempo no lo era. Su tono era gentil pero denso como la sangre - han desmoronado todo lo que nos costó mucho construir.

- ¡¿Costó?! - exclamó Raku enfadado - ustedes no sacrificaron nada. El precio fue pagado por inocentes.

Onodera rió por lo bajo.

- Ay lysandre tu siempre tan preocupado por los demás, en todas tus vidas no hubo ninguna en la que no fueras así.

Raku gruñó. Tsugumi se preguntaba por que no hacía algo parecido a lo que hizo con Marika y los demás. Pero incluso ella logró notar que a pesar de la relajada postura de Onodera sentía que ella no tenía la guardia baja. No quería imaginar lo que desencadenaría si hiciera un movimiento en falso.

- Eso es lo que más amo de ti y al mismo tiempo lo que te hace más vulnerable - Onodera extendió sus brazos a ambos lados sin dejar de sonreír - ¿Por que no te rindes? No puedes detenerme antes que mate a las personas de esta ciudad. Vamos, se solo mío esta vez.

- ¡¿Solo tuyo?! - Marika que recuperó el conocimiento trataba de incorporarse - Como...como puedes ser tan egoísta? Nosotras también tenemos derecho.

Onodera bufó.

- Ustedes ya no me sirven. Si lysandre se rinde por cuenta propia no necesito esa pequeña fracción de magia que ustedes aportaron.

Marika soltó un grito ahogado.

Raku juntó sus manos apenas vio la oportunidad. Todo a su alrededor desapareció. El lugar donde estaban era de un piso blanco y liso que se extendía hasta donde alcanzaba la vista y delimitaba con un cielo azul. Era el mismo lugar donde Tsugumi soñó cuando Raku le dio la llave.

Onodera vio a su alrededor, parecía divertida.

- ¿Crees que trayéndome aquí puedes detenerme? - Onodera hizo un ademan con su mano derecha y una figura se materializó a su lado. Tsugumi y Raku dieron un respingo al vede quien se trataba, Haru.

La chica se encontraba levitando en el aire. Tenía una expresión de confusión en su rostro.

- ¿Qué...que...? - balbuceaba la chica.

Onodera se acercó por detrás. Colocó la mano izquierda bajo la barbilla de Haru y su otra mano en la mejilla derecha. Se acercó tanto que sus mejillas casi se tocaban.

- Una vida es suficiente para convencerte - dijo Onodera. Haru se estremeció.

- O...onee-chan - sollozó - ¿Qué...que haces?

- Te estoy usando como rehén - contestó Onodera con total naturalidad - si ly...Raku no hace lo que yo digo te rompo el cuello.

Haru chilló. Totalmente confundida. Raku gruñía y mostraba los dientes como perro rabioso. Tsugumi también se sentía enojada e indignada.

- ¿Podrías dejar de hacer esa cara? No te ves nada lindo - Onodera apretó ligeramente su agarre - ya rinde te y restaura el sello para que juntos podamos amarnos por el resto de la eternidad.

Amor en la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora