Siguiendo al corazón

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Titania...Titania...

Tsugumi abrió los ojos exaltada, escucho una voz que no conocía pero al mismo tiempo sonaba familiar. Tenia la sensación de haber soñado algo pero el recuerdo se le escapo fugazmente. Se limpio los ojos con las manos y miro la hora. Su alarma sonó en ese memento.

Salio muy temprano en la mañana y se dirigió al templo donde conocieron a esa anciana con la intención de encontrar respuestas. El recorrido fue corto, llego en cuestión de minutos. En el momento en que puso un pie en la entrada la duda la ataco.

-Que se supone que diga?- se pregunto ella -ah que mas da? Ya llegue hasta aquí.

Entro con decisión y por fortuna vio a la sacerdotisa en la puerta del templo.

-Buenos días- contesto la anciana -oh tu eres una de las chicas que me ayudaron esa vez.

-Ah si, soy Seishiro Tsugumi y vine para consultar algo con usted.

La sacerdotisa apago su cigarrillo que fumaba en un estuche y exhalo una humarada para luego asentir.

-De acuerdo, pasemos a la sala.

Las dos llegaron a un cuarto en el templo y la sacerdotisa le ofreció té por cortesia.

-¿En que te puedo ayudar?

-A bu...bueno es que últimamente me han pasado cosas extrañas y quería ver...si usted podría ayudarme.

-¿Que tipo de cosas?- pregunto la sacerdotisa.

-Para empezar encontré esto en mi cama y nunca lo había visto.

Tsugumi se quito la cadena que tenia la llave de su cuello y se la ofreció a la sacerdotisa. Pudo ver que la anciana arrugaba el entrecejo bajo sus gafas oscuras. Estiro su mano para tomar la llave y cuando hizo contacto ella boqueo repentinamente.

-¿Di...dices que apareció así nada mas en tu cama?- pregunto la sacerdotisa con voz temblorosa.

-Respecto a eso...- Tsugumi dudo en contarle detalles debido a la vergüenza.

-Niña esto puede ser peligroso- le dijo ahora la sacerdotisa con tono severo -tu vida y a la de la persona que amas pueden estar en peligro.

-Eh? Mi vida? ¡¿La persona que amo?!...yo no amo a...

-No puedo ayudarte si no eres completamente sincera conmigo pequeña- ahora su tono reflejaba preocupación.

Dando su voto de confianza y tragándose su orgullo y pena le contó con pelos y señales los acontecimientos ocurridos y sus verdaderos sentimientos. Al terminar la sacerdotisa pareció meditar un poco en las palabras de Tsugumi, la chica deseaba que se la tragara la tierra por hablar sin reparos. ¿Sus ansias por respuestas nublaron su juicio para hablar desmesuradamente?

-Ya veo- dijo la sacerdotisa.

-¿Sabe lo que me sucede?

-Al principio pensé que ese chico tenia una suerte inusual con las mujeres pero al no examinar su colgante ni las llaves directamente no puede darme cuenta que era algo mas serio.

-¿De que habla?

-Dime pequeña ¿Crees en el destino?

-Eh? Destino...no, creo que no.

-Pues deberías- siguió la anciana -puedo asegurar que el destino de ese chico fue sellado en algún momento y tu tienes la oportunidad de salvarlo.

-¿Salvarlo de que?- la intriga aumentaba rápidamente en Tsugumi.

-No puedo decirte con claridad el contexto de todo este asunto por que no lo se, pero te aseguro dos cosas: la primera es que debes hacer justo como el chico de tu sueño y seguir tu corazón.

Amor en la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora