Capítulo 1

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La vida no había sido fácil para Helena, desde muy pequeña había tenido que asumir responsabilidades de adulto; nacida en una familia humilde, criada por su madre y con dos hermanos menores, tuvo que ser valiente para mantener su hogar. Aunque ella nunca lo vio de esa manera, sentía que si debía sacrificarlo todo, incluso su felicidad, lo haría, por esos seres que amaba.

― Helena. Helena. Despierta.

― mmm..

― Ya es hora de ir a estudiar.

― Ya voy - susurró entre dormida.

― Te llevo llamando un buen rato y nada que te levantas - dijo la mujer, mientras le sacudía el brazo, en otro intento fallido por sacar a su hija de ese sueño profundo.

― Cinco minuticos más..

La mujer suspiró, negó con su cabeza, y se alejó de la habitación «creo que hoy no va a ir a estudiar, bueno, al fin y al cabo eso es una pérdida de tiempo, no entiendo que le ve a ir por allá, cuando las personas como nosotras no tenemos oportunidades» , pensó.

La lluvia golpeaba con fuerza el tejado de la pequeña casa y el aire frió se colaba por las ventanas; el clima definitivamente no estaba de parte de Helena en su primer día de clases.

― Esta tardísimo!!!! - Gritó Helena, mientras se levantaba rápidamente de su cama y corría a toda velocidad hacia la ducha. Con el agua fría cayendo sobre su piel canela, pensaba en todas las cosas que tenía que hacer en ese día; definitivamente entrar a clases dificultaba mucho más su vida, pero le brindaba la posibilidad de un futuro mejor.

Envuelta en una toalla se apresuró hacía su habitación y rápidamente tomó las prendas que había elegido para ese día, un jean claro, una camiseta blanca de tiras y unos tenis blancos; seguidamente y debido a la tremenda tempestad, se colocó también un buzo gris, y de esta manera se dirigió a toda prisa hacía la sala donde estaba su mamá esperándola con una taza de café humeante.

― Lo siento má, me tengo que ir ya.

― Pero no te puedes ir sin comer nada.

― Ya voy demasiado tarde y sabes que allá son muy estrictos - le dijo mientras se acercaba a ella y le daba un beso en la frente - haré todo lo posible por llegar temprano .

Helena tomó a toda prisa el morral y el paraguas que había dejado sobre el sofá la noche anterior y cruzó la puerta dejando tras ella a su madre mirándola llena de orgullo; Claire esperaba de todo corazón que el sufrimiento por el que había pasado su hija quedara atrás, y que de ahora en adelante ella solo se dedicara a ser feliz y a luchar por sus sueños.

El camino hacía el autobús estaba resultando más complicado que de costumbre para Helena, la lluvia caía fuertemente dejando el pavimento bajo sus pies bastante resbaloso; en un súbito movimiento uno de sus pies se deslizo hacía adelante y en un intento desesperado por no caer, tomó lo primero que encontró a su alcance para sostenerse.

― Hey, estas bien?

― eh si, gracias, no se que habría pasado si no es por ti - dijo Helena, a la vez que levantaba la vista hacia la persona que la había ayudado, y para su sorpresa no era otra que... -Rachel?

― Si, así me llamo. Y tu eres Helena, verdad? - respondió con una sonrisa ladeada la joven de aspecto masculino, a la vez que tomaba el morral rosa del piso.

― eh...yo... No creí que supieras quién soy. - confesó.

― Como no iba a saberlo? si somos vecinas hace mucho tiempo. Deberías venir un día de estos a jugar basket con nosotros, no sé, creo que sería mejor que mirar desde la ventana.

Las mejillas de Helena adquirieron un tono carmesí; primero le había confesado que sabía su nombre, y en menos de un minuto, le dejaba claro que la había visto observándola. ¿En serio había sido tan obvia?. El sonido de un claxon la sacó de sus pensamientos.

― Agh, llegaron por mi - dijo Rachel, mientras les hacía gesto de que esperaran un momento a sus amigos - y la invitación no fue por formalidad, ok?, en serio me gustaría mucho que jugaras con nosotros, o al menos que me vieras mas de cerca - menciono con una sonrisa traviesa - ah y antes de que se me olvide...esto es tuyo.

Rachel le entregó el morral a Helena, le dio un beso en la mejilla y se dirigió con sus amigos; la chica de piel canela la siguió con la mirada, hasta que el auto desapareció en la distancia.

«A veces las cosas suceden cuando menos las esperas», pensó a la vez que se dibujaba una sonrisa en su rostro.

El viaje en autobús fue para sorpresa suya muy corto, los 45 minutos de camino pasaron a segundo plano a comparación de todas las cosas que estaba pensando; haber encontrado a Rachel ese día, le había dado ese empujón que necesitaba para empezar el día con total seguridad, pese a que estaba totalmente empapada y muerta de frío, por no nombrar el ardor en su estómago por no haber desayunado.

Al llegar, no podía creer que esta fuera su universidad; rodeada de naturaleza y con una fuente inmensa en el centro, era sin duda, el lugar más hermoso que había visto. El sitio estaba dividido en cinco edificios, correspondientes a las cinco facultades que tenía: ciencias jurídicas, ciencias económicas, medicina, comunicación, y por supuesto, ingeniería, a donde se dirigía.

Sacó de su morral una hoja en donde estaba apuntado el horario que se le había asignado, según esto, a las 7:00 tenía su primera clase del día. Miró su reloj, «6:50, justo a tiempo».

― Buenos días jóvenes, bienvenidos a su primer día de clase. Soy Richard Milles y seré su tutor en esta asignatura. Necesito que cada uno de ustedes se presente, me digan que edad tienen, si tienen conocimientos previos y que expectativas tienen de este curso; recuerden que la presentación no es solo para mi, sino también para sus compañeros con los que convivirán durante los próximos cinco años.

«Y yo que pensaba que esto solo ocurría en la secundaria» pensó Helena, mientras prestaba atención a la presentación de cada uno de sus compañeros; esto de hablar en público era algo que se le dificultaba, no sabía cómo era para los demás, pero para ella, era una tortura.

― Su turno señorita - Menciono el hombre de mediana edad, haciéndole un gesto para que empezara a hablar.

― Buenos días. Mi nombre es Helena Wood tengo 18 años no tengo conocimientos previos y espero aprender mucho - Soltó de un solo golpe con la voz algo temblorosa a causa de los nervios.

Se escuchó una que otra risita en el salón, al parecer no había sabido disimular sus nervios muy bien; tratando de no llamar la atención, no se dio cuenta que hizo todo lo contrario, sobretodo con Jhon Scarfo.

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