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El cocinero anónimo.

Entré por la puerta principal del restaurante, me tocaba trabajar a primeras horas del día. La puerta trasera estaba cerrada, y el chef olvidó la noche anterior entregarme las llaves. Tuve que limpiar los platos de una forma veloz, eran las 6:00 a.m. y tenía que preparar todo para la inspección anual que hace el idiota de Russo. Eran cosas simples, revisar donde cocinamos, la comida en el estante, inspeccionar que no hayan ningún nido de ratas y toda la cosa.

Russo era un idiota, y no lo digo por decirlo; tenía un ojo apagado y bizco, pues, según dicen en la cocina que un tipo logró dispararle en la cabeza, pero de milagro no lo mató, dicen que la bala penetró en su cráneo y rozó la parte izquierda de su cerebro. Y concuerda, porque esa era la parte del cuerpo con la que tenía dificultad. A veces pienso que tiene ese trabajo por lástima, no tenía familia y vivía en un departamento muy pequeño, y por eso le pagaban bien como inspector en salubridad. La vida le pagó de maravilla.

Russo llegó a las 7:00 a.m. un poco antes llegó el chef para prepararle un desayuno de la casa. Después de 40 minutos terminó la inspección, los resultados fueron como el año pasado. Eran simplemente perfecto, nunca logré ver una maldita cucaracha posarse en los platos o siquiera una mancha de comida en una hoya. Triunfamos en esa época, todos venían a comer después de cualquier tipo de celebración. Algunos clientes conocían al chef y a todos en la cocina. Éramos los mejores.

Realmente sabíamos que estábamos cerca de la cima. Todos éramos muy unidos y organizados en cuanto a los pedidos de las personas. Hasta que...

Un día, llegó una famosa comensal que criticaba de manera muy violenta a nuestra disposición. Decía que éramos holgazanes y que para llegar a ser personas importantes en la industria de la cocina teníamos que dejar de trabajar, porque según ella, lo intentamos.

Con todo esto ya era el 6to año consecutivo y recordamos que faltaban pocos días para que ella llegara nuevamente a nuestras mesas. Pensamos en jugarle una pequeña e inocente broma que llegó a ser una de las peores. Y les explico el porqué. Digamos que mis amigos no son totalmente normales. De hecho, tienen un pasado muy violento.

Brianna, cocinera, experta en el arte de los cuchillos. Nunca vi a nadie cortar los vegetales tan rápido como lo hace ella. Epiléptica y sufría de ansiedad, hirió a su esposo en el brazo izquierdo, cortándole un nervio que iba directamente al corazón donde el señor estaba al filo de la muerte y todo se debe por no comprar leche entera, aparte de problemas maritales. Fue encarcelada por más de 5 años.

Allan, doble personalidad y tenía el don del Asperger. Él decía que iba a encontrar una cura, porque quería ser igual a todos los demás. Me parece muy estúpido. Y entró en razón por más de 20 años, donde por fin dejó de estar obsesionado por su condición. Su pasión es la cocina y el fútbol. Muy amable y nunca sonreía. Lo único que logró matar fue a un gato. La verdad es uno de los más tranquilos.

Ron, padecía autismo y logró ganar tres premios de física pura. Era muy inteligente. Se retiró de su trabajo ya que no se identificaba más con el mundo de la ciencia. Se fue de casa a los 14, su padre lo violaba y su mamá ingería narcóticos. Al principio llegué a pensar que era gay pero al final reafirmó su posición asexual. Mató a su madre y le puso un moño como regalo por el cumpleaños de su padre. Su pasado es muy incierto, él siempre cuenta la misma historia, pero en sus ojos se ven las mismas llamas del infierno. Nunca lo descubrieron.

Luego estoy yo. Sufro deficiencia cardíaca y aparte tengo déficit de atención, pienso en cosas totalmente prohibidas e ilegales, a veces absurdas, pero nunca cometí tal delito, maté a dos gatos en un callejón, todo fue por experimentar, quería saber qué se sentía clavar un puñal en algún lugar carnoso y vivo. Me alejo generalmente de las personas. Pero cuando me vi en la necesidad del dinero, estuve forzado a trabajar. Entré a este gran restaurante, un lugar que sinceramente era para mí. Las personas eran como yo, algo que nunca había visto en mi vida, lograr encajar en algún lugar de este planeta y poder compartir los mimos sentimientos. Digamos que era el más corriente del grupo, pero amaba las mentes de cada uno de ellos.

Pensamientos Profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora