¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DESPERTÉ DE GOLPE.
Sin siquiera ver la hora, salí corriendo del cuarto, casi tropiezo con la alfombra, cosa que me había pasado dos veces antes; pero trataba de no darle importancia.
Los gritos que me habían despertado seguían y eran totalmente desgarradores.
Al entrar al cuarto, vi a Stiles sentado en su cama gritando. Rápidamente me acerqué a él y lo envolví en mis brazos; pero él trató de zafarse, como si todavía estuviera soñando.
—Shhhh... tranquilo, todo está bien —le susurré al oído.
Vi a su papá llegar y quedarse al lado de la puerta mirando a su hijo con dolor e impotencia. Poco a poco Stiles se calmó y giró para abrazarme. Ocultó su cabeza en el hueco de mi cuello mientras aún sollozaba.
Cuando su papá me contó sobre las pesadillas de Stiles, jamás pensé que fueran tan fuertes. Jamás pensé que despertaba gritando de esta manera; sin embargo, debí suponerlo. Ya que, si no, no creo que él me hubiese pedido que me quede con ellos ese día.
—Mia, no me dejes —susurró Stiles.
—No me iré a ningún lado —le aseguré.
Intercambié miradas con el alguacil, tratando de pedirle permiso para no irme y dejar solo a Stiles. Cuando vine, me había dado dos reglas: Uno, no debía decirle a Stiles que me estaba quedando con ellos porque su papá quería que lo ayudara a que su hijo se tranquilizara cuando despertara por sus pesadillas; en cambio, le habíamos dicho que me quedaría un par de días porque habían «robado» por mi casa y no quería que me quedara sola. Por ende, Lobo también estaba acá.
