Capitulo 1

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1. El inicio del final

Fijé mi vista hacia el gran espejo de cuerpo completo que estaba situado a un lado de la ventana que daba hacia la calle, me veía hermosa, gracias al vestido color beige que mi madre me dio hoy, regalo por mi cumpleaños número dieciocho, mi madre había organizado una pequeña reunión, solo mi familia, la familia Mikaelson y la familia Huntley , éramos vecinos y muy unidos, siempre compartíamos cualquier clase de actividades, me miré una vez más en el espejo, tome la pequeña botella que contenía agua de rosas y la rocié por mi rostro, cuello y, porque no, sobre mi vestido, me dirigí a las escaleras y baje hasta la primera planta, camine hasta la sala de estar e hice mi entrada.

- Audrey, hija mía, al fin bajas, ven a saludar –  mencionó mi padre, desbordando felicidad, ya que su única hija cumplía dieciocho años y al fin podría contraer matrimonio, cosa que yo no quería.

- Buenas noches, familia Mickaelson, familia Huntley, es un honor que hayan venido a esta pequeña celebración – Hice una reverencia, seguida de ellos, solo lo hacíamos por bromear ya que solo la realeza puede utilizar la reverencia como saludo formal, la sociedad y los sirvientes no podían.

- Querida, felicidades, estas tan grande que uno no se da cuenta y se pregunta ¿Cuándo y cómo crecieron tan rápido? -  Me reí por las ocurrencias de Esther, la madre de los hermanos Mickaelson.

- Muchas gracias Esther – le sonreí y miré Michael, esposo de Esther, quien me miro y abrió los brazos, yo camine hasta él y lo abrace, lo consideraba un segundo padre, siempre me había cuidado cuando mis padres tenían que viajar fuera de la ciudad, o me protegía de los degenerados que querían aprovecharse de mí.

- Felicidades, señorita, usted está creciendo cada día más y más – se rio e hice lo mismo, a causa de cómo me había hablado, entre nosotros había mucha confianza y no hablábamos con tal formalidad.

- Muchas gracias señor Huntley – hice una reverencia y el negó con la cabeza, observé como Elijah, el hijo y hermano mayor de los Mikaelson se acercaba a mí con una sonrisa.

- Felicitaciones, “copito”, al fin cumples dieciocho – me felicito con una sonrisa burlona en sus labios, yo le di un leve golpe en el hombro y sonreí, seguido de eso, me abrazó apoyando sus manos en mi cintura, cosa que causo que me estremeciera, comencé a ponerme algo nerviosa, no podía negar que sentía una mínima atracción hacia Elijah, pero solo era mínima, ya que tenía puesto los ojos en otra persona.

- Muchas gracias “lai”- Lo llame por su apodo, era gracioso ya que la primera vez que menciono su nombre, no podía pronunciarlo bien y dije “elai” lo abrevie a “lai” y ese fue su apodo desde entonces, él me dice “copito” porque, según él, soy tan blanca como un copo de nieve.

Se separó de mí y me dedico una cálida sonrisa, lo que causó que me sonrojara levemente, el solo soltó una pequeña risita y se alejó solo unos metros.

-Sabe, ese vestido le sienta muy bien, mi damisela – el hiso una reverencia, rodé los ojos y le di un leve empujón, Niklaus, o solo Klaus, siempre había sido así: coqueto, pícaro y un tanto arrogante, pero también podía llegar a ser muy tierno y cariñoso cuando se lo proponía, y esa era una de las cosas por la cual le tenía tanto afecto – felicidades pequeña.

- Gracias Klaus, por las dos cosas – le hice un baile de cejas y los dos nos fundimos en unas sonoras carcajadas, cuando paramos de reír los demás presentes nos miraban con una sonrisa y el ceño fruncido, ocasionando que nos riéramos de nuevo.

Los Originales (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora