Capítulo #3

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Daenerys

Desembarco del Rey

Desde hace dos meses que habían llegado desde Invernalia. Dany y Aerion tenían acordado encargarse de diferentes cosas mientras ambos gobernaran, Dany sabía que amaba a Aerion y que él era hijo de su hermano mayor, también estaba el asunto de que había nacido antes que ella, por eso es que le había dejado la corona, pero eso no implicaba que ella dejará de lado sus responsabilidades como reina para ser simplemente la mujer de Aerion, así que hicieron un acuerdo; el norte, el sur y los asuntos internos de gravedad los resolvía Aerion, pero las comercializaciones con las ciudades libres, con las Islas de Hierro y asuntos relacionados con dragones y finanzas, ella lo resolvía. Dany constantemente recibía informes de Meereen, todo estaba en orden, pero eso no implicaba que no deseara volver al reino que por cuenta propia conquisto. Hubo una vez en la que Aerion le dijo que se llevará a Rhaegal y a Drogon, pero a Dany no le gusto la idea de dejar solo a Aerion aunque fuera una temporada, sabía que si iba a Meereen no regresaría a Desembarco del Rey en varios meses. 

Era medio día y el sol brillaba en el cielo cuando Dany fue a buscar a Aerion al bosque de los dioses. Desde que adoptaron ese castillo como un nuevo hogar, Aerion decidió que el bosque de los dioses, ese jardín en el que los señores y damas habían paseado durante décadas, fuera precisamente eso, un bosque de los dioses, tal y como todas las familias en el norte estaban acostumbradas, un lugar sagrado al que ir a orar, donde ir en momentos de reflexión y culpa, donde los matrimonios eran realizados y no como un jardín cualquiera donde pasear. Aerion extrañaba su lugar de nacimiento, Dany podía verlo en sus ojos, por eso estaba decidida a dejar que Aerion convirtiera a Desembarco del Rey en un nuevo Norte, ella había aprendido a no sentirse identificada con cualquier lugar, había aprendido el dolor que significa desprenderse de algo que consideras tuyo, pero el caso era que ella siempre había cambiado constantemente de hogar, pero Aerion no, el había vivido junto a su familia en el norte, conocía y amaba el norte, había sufrido y crecido en un lugar frió, inhóspito, duro y cruel, pero aun así amaba el norte. No cambiaron muchas cosas, de hecho había un lugar en el castillo que Aerion reformó y que a Dany le encantaba. Aerion decidió hacer una cripta familiar combinando las costumbres del Norte y de la Antigua Valyria. La construcción consistía de largos y enormes pasillos que se dividían en niveles, el primer nivel estaba pegado a un costado del castillo y estaba cubierto de un techo de piedra sostenido por columnas con grabados de dragones, era un pasillo que daba a un jardín, pegadas a la pared estarían las sepulturas de piedra de los reyes que vinieran después de ellos, los demás pasillos eran subterráneos.

Dany recordaba como Aerion habló con sus hermanos una semana antes de irse de Invernalia. Aerion estaba en el centro de la mesa, mientras los demás comían en diferentes lugares, Dany estaba sentada junto a él, mientras Ser Davos, Tyrion y Brandon Stark estaban frente a ellos, Lady Sansa y Arya estaban al costado de Dany y Aerion. Dany estaba comiendo alegremente todo lo que había en la mesa, sintiéndose por fin entre familia cuando su esposo con rostro inexpresivo se dirigió a Sansa:

-He mandado traer a un escultor, hace un rato llegó y lo he mandado a las criptas. He pensado que será mejor hacer una sepultura nueva a mi madre. 

Sansa dejó el tenedor con carne de venado bañado en salsa a medio camino del plato a su boca. -¿Porque tendrías que hacer eso?

Dany recordaba como Aerion con toda tranquilidad junto sus manos en un puño, apoyo sus codos en la mesa y apoyando la mandíbula en el puño soltó un sonoro suspiro. 

-Quiero llevarme su cuerpo, la sepultaré en Desembarco del Rey. 

-Era una Stark, sabes cuanto amo nuestro padre a sus hermanos, tía Lyanna y el tío Brandon no tenían por que tener sus propias estatuas en las criptas, no era la tradición, pero aun así nuestro padre lo hizo y así seguirá, mi tía se queda donde esta.-Sansa no se movió de su asiento, su voz era suave, pero estaba llena de una convicción de hierro. 

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