05: Impulso

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Kenshi necesitaba descansar, distraer su cabeza de los problemas familiares que le causaban migraña.

No odiaba a su familia, al contrario, eran lo más importante. Pero últimamente la tensión estaba para morirse. Un día pasó y Hanzo seguía sin hablarle.
Para terminar, su propio hijo a penas y le dirigía la palabra. No sabía porqué.

Bien sabía que Takeda había escuchado toda la discusión, y pensaba que a él tampoco le agradaba esa amistad con Ermac, por lo del padre de su novia. Pero no le mencionó nada. Ninguno mencionó nada del tema.

Lo correcto y lo mejor para su familia sería, obviamente no visitar más a ese Ermac.
Pero los pensamientos sobre ese ser tan inquietante no se detenían. Al contrario, se hacían más grandes.
Como una tentación que le llamaba a acercarse cada vez más.

Un día más de distancia pasó con su hijo y su marido. Día en el que tuvo un sueño que no deseaba, o eso le gustaba pensar. Ya que lo soñó a él, a Ermac.

Era todo muy extraño, uno de esos sueños sin sentido. Ambos estaban moribundos, más jóvenes, y lucían diferentes. No podía recordar las palabras que se decían en el sueño, pero, en cuanto se vio a sí mismo ---y una imagen que su cerebro inventó sobre como lucía Ermac--- besando la mejilla de ese tipo fue cuando despertó.
Sudando, asustado.

¿Qué demonios había sido eso?

Miró a su lado, allí estaba Hanzo, dormido. No lo iba a despertar, pero por su parte no podría dormir más.
Ese sueño lo había perturbado.

Salió de la cama y sin hacer ruido bajó las largas escaleras hasta llegar a la amplia cocina. No llevó a Sento, ya conocía bastante bien el lugar.
Ocupaba un vaso con agua para despejarse. Desde antes sintió que la cocina no estaba sola. Era la presencia de su hijo.
Entró de todas formas.

---No te preocupes, ya me iba...

---No. Hijo, por favor...

Sin embargo Takeda no hizo caso, y salió sin más, con un plato que cargaba un emparedado. El ambiente se puso pesado desde la discusión.
No era que el joven no quisiera hablar con su padre, pero era incómodo luego de observar como ambos apenas se dirigían la palabra.

Kenshi suspiró, no iba a insistir. Si algo él sabía hacer era darle tiempo al tiempo y ser paciente. Le daría su espacio.
Además, él no se escontraba mucho mejor.

No podía hacer ese sueño a un lado. No podía hacer a Ermac a un lado.

Y su familia ignorándolo no ayudaba ni un poco.
Lo orillaban a caer en la tentación de hacer caso a sus instintos y a sus sueños. Tampoco consideraba que fuera un pecado ir a verlo. Ver como iba su salud, quizás. Nada mas eso, necesitaba respirar; necesitaba un tiempo libre.

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No fue demasiado difícil convencer a Raiden de que necesitaba hacer una nueva visita al Mundo Exterior.
Después de todo, los tratos y negociaciones con Kotal Kahn seguían en pie y no se habían cerrado todavía. Kenshi ahora funcionaría como el nuevo mensajero oficial de La Tierra y esto no podía ser más perfecto y conveniente para el espadachín.
Hasta se daba permiso a sí mismo de soltar una que otra sonrisita de victoria, pues no consideraba que estuviese haciendo nada mal.

Solo alimentaba su curiosidad y las dudas que ese extraño sueño había impuesto en él. Sabía que su esposo seguía enojado y seguramente sus acciones acrecentarían ese coraje, pero Kenshi pensaba que un matrimonio no era una total atadura, Hanzo estaba exagerando y él tenía la razón al querer hacer las cosas que le apetecían.

( HIATUS ) Tiempo equivocado. ▪️ Mortal Kombat ▪️ Hanzo x Kenshi x ErmacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora