Capítulo 4: Mis fuerzas volvieron

98 9 1
                                    

—Detente—. Seguía diciendo uno de los sujetos que quería agarrarme, o qué sé yo lo que me quería hacer.

No soy chica de correr durante tanto tiempo y mi cuerpo cada vez bajaba la velocidad. Sentí como cada vez se acercaban a mí esos tipos.

—¡No puede ser!— Exclamé muy asustada.

De pronto una mano áspera y gracienta me agarra la muñeca, lastimando mi mano y mi brazo a la vez. No quería voltear, pero lo hice.

Lamentablemente, había sido atrapada por los tipos.

–¿Qué quieren de mí?, ¡idiotas!–.

–¡No te haremos nada!, solo queremos que nos acompañes– Dijo uno de los sujetos con cara de sádico.

–¡Oh, si!– Murmura el otro.

–¡Déjenme en paz!– Exclamé fuertemente.

Los dos sujetos intentan sujetarme, pero yo lucho; golpeando y pataleando me defiendo. Busco la manera de salir de esto, esto me está costando.

—¡NOOOOOOOO!.— Grito con lágrimas en mis ojos.

Un presentimiento me dice que esto no duraría mucho, pero a la vez me estaba rindiendo.

De repente escucho un grito cerca. –¡Dejenla idiot...!–.

Sin fuerzas y tirada en el suelo, intentaba procesar todo. Alzo la mirada y me doy cuenta que ese sujeto desconocido golpea brutalmente a los criminales mal olientes. El chico me estaba ayudando.

Golpes, patadas y gritos se podían escuchar en ese momento. No logro identificar al hombre que en ese instante me estaría ayudando. Un temor inmenso invadía mi alma. Quería que esto acabara rápido.

De repente, todo se quedó en silencio, el hombre que estaría ayudándome está parado dando la espalda, no lo reconozo aún.

Veo que un sujeto ya está en el suelo, inconsciente. A continuación, veo que el otro cae lentamente mientras sus rodillas golpean el suelo haciendo que arrodillándose caiga boca abajo.

Me doy cuenta que el sujeto desconocido viene hacia mí, no podía reconocerlo por la oscuridad. Estoy asustada, no estoy segura de lo que pasará.

Mi mente y mi cuerpo reaccionaron alejándose un poco mientras me arrastraba por el suelo, pues quería alejarme de ese hombre. El hombre se seguía acercando lentamente. Mi mundo se había paralizado y todo, cada vez más, se estaba poniendo lento. En contexto, yo seguía sin entender.

Mis fuerzas concluyeron hasta no poder arrastrarme más, y quedé paralizada.

Él seguía acercándose lentamente, era como de película de suspenso y yo no sabía que hacer, pues mi cuerpo no daba para más.

—Hola, ¿estás bien?.— Dice el hombre agachándose y poniendo su cara frente a la mía.

Es un milagro, de inmediato lo reconocí y mis fuerzas volvieron.
–¡Edwiiiiiin!– Dije abrazándolo.

Estoy muy feliz, es él quien me ha ayudado, en mi cabeza solo habia gritos de felicidad y agradecimiento hacia él.

–Gracias, Edwin, llegaste justo a tiempo– Hipé. – De no haber sido por ti no sé qué habría pasado conmigo– Concluí.

—No te preocupes, estás bien y eso es lo que importa ahora— Me dijo con una sonrisa que me alegraría la noche de inmediato. —Ven, vámonos de aquí—.

—¡VÁMONOOOS!— Dije totalmente asustada. La adrenalina recorría mi cuerpo.

Caminamos unos cuantos metros y ahí estaba su carro, de manera que  subí al coche. Yo, seguía con la adrenalina a mil.

Perdida en mis pensamientos decido establecer una conversación con él, pero a la vez, me dominaban los nervios. Igualmente sabía que él me llevaría a casa.

–Edwin, ¿qué hacías por esos lados?–.

–Eso te pregunto yo– Voltea la mirada hacia mí. –¿Qué hacías por esos lados?– Preguntó.

–Estoy pasando por unas cosas raras y decidí salir a buscar respuestas– Respondí al voltear la mirada a la ventana del coche. –Y por favor mira al frente, que estás manejando!– Le devolví la mirada.

–¡Ash!, está bien!– Volteó la mirada al frente. –¿Sabes?, odiaría que le pasara algo a la chica que he estado amando en silencio– Sonrió.

En ese momento capto que Edwin está sonriendo pero no reaccionaba.

–¡Edwiiiiin!– Grité a él.

–¿Ah?, si, lo siento, pensaba en otra cosa– Su sonrisa desapareció.

–Ya me di cuenta, ¡estúpido!, tú estabas como perdido en tus pensamientos– Reí. –Y recuerda que lo nuestro no puede ser mas que una amistad–.

–No tenías que recordarme eso, Valery– Me dijo al chasquear su lengua con su paladar.

Reviso mi cartera, busco mi celular, al verlo, 9:42 de la noche.

–¿QUEEEEEEEÉ?– Abrí los ojos como platos. –¿las 9:42pm?, ¡Es demasiado tarde!, mis padres deben estar preocupados– Dije, intentando afanar a Edwin.

–¿Esto te parece tarde?– Preguntó, burlón.

–No estoy para juegos, Edwin– Dije, mirándolo.

–¡Ya, ya, ya, lo siento!– Seguía diciendo con un tono de voz burlón.

Ya estamos llegando a casa. Me doy cuenta que Edwin tiene algo que contarme pero se nota nervioso. Estoy seguro que es otra de sus preguntas que hacen que mi mundo se paralice.

Perfecta Imperfecta. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora