Capítulo 3

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Me recordaba, cosa por la cuales no daba ni dos mangos. Estaba tan cambiada que dudaba que me hablara tan decidida, tan entera. ¿Era ella? ¿La misma? Si, lo era. Era la misma, solo que viviendo todo lo que no la dejaron vivir años atrás. Decidí no ponerla nerviosa y saltar el tema que mas me inquietaba. Debía hacer mi trabajo.

-¿Como fue la relación con Juan desde que lo denunciante?-le dije tomando nota en la computadora de todo lo que me decía.
-No hay relación. Al principio hubo amenazas, que también las denuncie, y se acercaba a donde estudiaba para asustarme. Pero después se tranquilizo.
-¿Y porque pensas que lo hizo?
-Porque descubrió que estaba sola.-me obligó a levantar los ojos del teclado.
-¿Como?

Había logrado ponerla incómoda en esta pregunta, y lo había notado cuando con la punta de su lengua humedeció su labio superior para después morderlo, mientras pensaba lo que sería su respuesta. La tenía fichada, eso era clásico en ella desde siempre.

-Vos sabes, y si no hay lo dice-señalando el informe- que él empezó a ser violento cuando quedo sin trabajo y se ato al alcohol, pero la violencia se profundizaba cuando me veía con alguien, ya sea un amigo, novio, vos. Cuando me veía con vos. No me dejaba acercarme a nadie.
-Me acuerdo-susurré haciendo memoria.
– Y bueno. Apenas me fui el pensó que yo estaba con alguien y es por eso que me perseguía y me controlaba. Cuando vio que no era así se calmó.
-¿Y ahora volvieron otra vez las amenazas?
-No sé bien si son o no, Julián. Capas que soy yo la perseguida, eh. Pero hace un tiempo que llaman y cortan, lo vi dos veces en el barrio de mi casa, no sé si casualidad o que, y bueno, lo que rebalsó el vaso fue esto.-me dijo poniendo sobre mi escritorio una foto de ella con otro pibe abrazada.
-¿Y esto?
-Dala vuelta.-ahí estaba su sospecha. “Ojito, eh.”
-¿Y esta foto no te la dio tu novio?-suponiendo.
-No es mi novio y no sabe donde vivo como para que me la vaya a dejar justo en la puerta.
-¿Y no te paso alguna otra vez algo similar?
-No, por miedo. Quede con miedo de lo que podía pasar y por eso no quise tener nada serio con nadie. El-señalando al de la foto- es con el primero que me animo a tener algo más serio, pero ni siquiera llegue a llevarlo a casa que ya pasa esto. Me voy a terminar volviendo monja si sigo así.-y no pude evitar reírme ante su reclamo. Ella buscaba siempre el lado gracioso de las peores cosas. Si, era ella.
-Entre risas- creo que ya siendo maestra, sos un poco monja, ¿no?
-Si vos supieras que las maestras son de las peores, no opinarías eso- riendo.
-¿Uuuuhi con quien dejo a Thiago? Jajjajaja
-Está en buenas manos, quédate tranquilo. Confía en mí que voy a cuidar muy bien de tu hijo.-me dijo sonriendo ¿tendría que corregirla o dejar que piense eso?- volviendo al tema. ¿Qué hago, denuncio o no?
-Te voy avisando que todo lo que me fuiste contando lo asenté como denuncia, ya. Lo mando a imprimir, lo firmas y listo. Siempre, por más que sea una boludez, tenes que venir a denunciarlo ori. Ahora con esto se inicia una investigación a ver quién es, y porque. Yo cualquier cosa que sepa te llamo o te lo digo en el jardín, cuando llevo al demonio.
-Gracias.
-Es mi trabajo, yo no te agradezco porque le enseñes a Thiago, vos no tenes porque agradecerme a mí. Ahora vas a ir a la recepcionista de entrada y decile que ya le mande la denuncia para que la firmes. Listo. -le dije parándome.
-Riéndose-okey, okey. Ya entendí. Nos vemos Julian.
-Volviendo al tema anterior.-le dije teniendo el picaporte en mis manos, sin abrir aun- Thiago no es mi hijo, es mi sobrino. El hijo de Lola. Pero ya habrá tiempo para que te enteres toda la historia. Nos vemos Ori.-le dije abriéndole la puerta de la oficina.

¿Así es como se tratan 2 ex novios 8 años después de no verse? No sé, pero había estado bueno el tener buena onda. Al fin y al cabo es la maestra de Thiago, yo el nuevo policía a cargo del caso.

Los días siguieron pasando, la veía cada mañana cuando iba al jardín, pero no recibí más que un saludo y una sonrisa. Me había dedicado a leer cada parte de su entrevista para poder determinar qué hacer. Ya había mandado a hacer un seguimiento al padre. Trabajaba de plomero, pero no era algo estable. Al parecer seguía frecuentando a los mismos bares, todas las noches, como todos estos años. Y vivía solo. Y si, ya nadie lo soportaba.

“Cuando tenía 13 mi mama no aguanto más la agresión y se fue de casa. Yo seguí teniendo trato con ella, y sabia que no tenía nada seguro como para llevarme y por eso no lo hizo. Aparte no quería que pierda a mis amigos, mi colegio, mi rutina. Lo que ella no sabía es que yo prefería dejar todo eso por irme de ahí”

Empezaba su testimonio.

“Cuando se fue mi mama se calmo un poco, pero cuando tenía 15 empecé a salir con un compañero del colegio, no éramos novios ni nada cuando él se entero y enloqueció. Ese día que nos vio de la mano, fue el primer día que me pego sin si quiera estar borracho”

“Quise cortar con ese chico por qué no aguantaba que cada vez que lo veía o salía con él, sabía que a la noche me esperaban sus golpes”

“Hubo un sábado que le mentí. Le dije que iba a lo de mi mama, pero había decidido ir al cine con mi novio. Tenía 16, ya. Entre una cosa y la otra salimos tarde de allí por eso me termine quedando a dormir en su casa. Mi mama me había dejado, pero no se qué paso y él se entero. Cuando volví ese domingo, me pego varias veces, y esa vez fue la primera vez que intento abusar de mí. Si no lo pudo hacer fue porque me resistí, no sé qué hubiera pasado sino.”

Con un nudo en la garganta había terminado luego de leer cada una de las estrofas. A veces no creía que haya sido tan ciego. Había veces donde llegaba al colegio con ojeras de tanto llorar y yo le creía cuando me decía que eran de sueño. El día después del cine, que dicho sea de paso había mentido, no había existido tal cine, no había entendido el porqué había querido cortar conmigo. No encontraba el porqué después de que ese sábado hayamos hecho el amor por primera vez. Ese día me había confesado parte de todo: su papa le pegaba. Eso lo sabía, en partes, lo había descubierto a la medida que encontraba cicatrices en su piel. Le pegaba porque era celoso y porque no quería verla conmigo. Ese día fue la primera que me enfrente con él. La primera vez que me enfrente con alguien por intentar defenderla. Pero ¿qué hacer cuando en verdad lo que había pasado había sido otra cosa, y te enteras 8 años después? La había querido violar, luego de que ella había estado conmigo. Era algo que me enardecía.

“Mi novio se enfrento con mi papa cada vez que lo veía, no me dejaba sola pero yo no le podía decir todo lo que me hacía, no quería sufrir más. Me amenazo con hacerle algo, un millón de veces. Y eso no me lo iba a permitir. Cuando estaba por cumplir los 17 todo era peor, todos los días ellos peleaban e incluso mi novio había amenazado con denunciarlo, cosa que lo enfureció. Esa noche me obligo a agarrar mi ropa y me saco de la casa. No me decía a donde ni me dejo avisar a nadie, ni siquiera a mi mama. El había conseguido un trabajo en una ciudad a 100 km de distancia. Nunca más me pude comunicar con el que era mi novio”

La había buscado por cielo y tierra cuando ella desapareció. Pensé lo peor, pero o me daba por vencido. Tenía solo 17 años y di vuelta la ciudad por ella. Una semana después fue su mama la que me confirmó que ella estaba bien. Que se habría mudado de ciudad, que el padre había informado al juzgado sobre eso, pero no le había avisado ni a ella, ni a Ori. Por eso no nos tomaban la denuncia por desaparición. Quise buscarla pero fue lola, mi hermana la que ahí intervino. Ella era 2 años mayor que yo y por más aprecio que le tenía a ori, no me quiso dejar buscarla. Era correr riesgo mi vida, pero lo que no sabía era que estando ori con ese tipo ya corría riesgo mi vida. La busque siempre. Me anote en la policía para seguir buscándola. Pero las cosas cambiaron cuando ingrese. ‘Sin relación personal’ era una de las normas. Solo una vez, cuando Mariel me pidió que la cubra en la recepción mientras ella iba al baño, ingrese su nombre en el patrón. Aparecía. Vivía en Mar del Plata, y estaba bajo la custodia del padre. Un fuerte escalofrío me recorrió. Por lo menos ya sabía que seguía convida, lo que no significaba que bien.

LOOK AFTER YOU  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora