15

4.8K 257 203
                                    

El primer día de las vacaiones de Navidad amaneció nublado.

Una capa blanca cubría los jardines de Hogwarts, mientras pequeños copos de nieve caían a través de las ventanas.

Hermione se levantó antes que nadie, se vistió y se quedó en la sala común leyendo, esperando a que alguien más se levantase. Pero después de media hora, se cansó y bajó a desayunar.

No había ningún alumno desayunando, sin embargo, Dumbledore si que estaba sentado en la mesa de profesores, parecía que él también había madrugado.

--Buenos días, señor-- saludó la gryffindor mientras se sentaba en el asiento de su mesa más cercano al director.

--Buenos días señorita Granger, veo que a usted también le gusta madrugar-- respondió él con una amplia sonrisa.

--Sí-- rió ella, un poco incomodada por el hecho de estar a solas con el director.

Hermione acababa de lanzarse a su plato de tostadas cuando la puerta del comedor se abrió de nuevo, dejando paso a un chico rubio, medio dormido.

--Buenos días señor Malfoy-- saludó otra vez Dumbledore.

--Buenos días-- dijo este con tono distraído, y se dirigió a la mesa de Slytherin, la más alejada de todas.

--Pero bueno, Malfoy, acérquese, así puede unirse a la conversación que estábamos teniendo la señorita Granger y yo acerca del maltrato de los elfos domésticos.

Hermione se quedó sorprendida, ¿Elfos domésticos? ¿En qué momento habían hablado de elfos domésticos?

Draco pareció dudar, pero luego accedió y se sentó al lado de Hermione, dirigiéndole una mirada rápida y rozándole ligeramente la mano a la chica.

--Bueno Draco, que opinas, ¿Estás a favor de la esclavitud de los elfos, o en contra?--

--No tengo preferencias, señor--

--¿Y usted señorita Granger?--

--Yo estoy conpletamente en contra de su esclavitud, es algo inhumano en mi opinión señor, llevo un año trabajando en un proyecto para concienciar a la gente, pero aún no está listo--

--Interesante, muy interesante, me encantaría ser partícipe de ello en cuanto esté listo--

Todos volvieron a concentrarse en terminarse el plato, pero Dumbledore volvió a retomar la conversación.

--Pues parece que tienen puntos de vista completamente distintos, curioso--

--Disculpe señor-- preguntó Malfoy-- pero ¿que tiene eso de curioso?--

--Cualquiera diría que congeniais tan bien--

Draco y Hermione se quedaron estupefactos. ¿Acaso Dumbledore lo sabía?

--Señor, nosotros no...-- empezó Draco.

--No es necesario que lo niegues Draco. Hay cosas que simplemente suceden, y no hay que tener miedo a contarlas--

Draco y Hermione se giraron y ambos se quedaron mirándose.

Dumbledore se frotó las manos con la servilleta y exclamó:

--Delicioso todo--

Y se dirigió con paso decidido a la puerta, pero antes de salir, se giró y les dijo:

--Recordad, no hay que tener miedo de enamorarse--

Momento en el que Draco y Hermione aprovecharon para hablar a solas.

Déjame Tu Libro, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora