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Después de su charla con Dumbledore, Hermione se fue a la sala común, con la intención de leer algún libro.

Se tumbó en la cama y cogió el primer libro que vio, justo el que Draco le había devuelto hace unos días.

Tan sólo hablaba de Herbología, nada más, no le encontraba nada que pudiese interesarle a Draco.

Cuando abrió el libro y pasó la primera hoja, descubrió para qué quería Draco el libro.

Dentro había una rosa, al lado de un trozo de pergamino doblado.

Con las manos temblando, temiendo lo que pudiese encontrar, Hermione desdobló el pergamino.

''En mis sueños estás conmigo, seremos todo lo que quiero que seamos, y a partir de ahí, ¿Quién sabe?
Tal vez esta sea la noche en que nos besemos por primera vez,
¿O es que sólo soy yo y mi imaginación?''

¿Eso estaba escrito para ella? ¿Besarse por primera vez? Ya se habían besado varias veces.

Sin querer, se le escapó una sonrisa.

Pero Hermione no quería, tenía el presentimiento de que su relación iría mal.

No sabía con exactitud a qué se refería, así que lo mejor sería pedirle explicaciones.

Bajó al Gran Comedor, a pesar de que aún era pronto, con la intención de cenar y de paso preguntarle a Draco.

Pero tan sólo había una chica de Ravenclaw cenando, así que subió otra vez las escaleras hasta la sala común donde había bastantes alumnos hablando del partido del día siguiente, Gryffindor contra Ravenclaw.

Harry y Ron estaban entre ellos, así que decidió acercarse.

--Hola chicos, ¿Qué tal?-- preguntó acercándose a un sofá donde ambos gritaban y discutían con otros chicos.

Pero ambos apenas la oyeron.

--¡Pero si es mejor empezar atacando!-- gritaba Harry.

--¡Que no! ¡Te digo que primero nos relajemos y les observemos! ¡Si no son buenos!--

--¡No te confíes Cormac!--

Hermione rodó los ojos y se volvió hacia Ron, que se encontraba en el sofá mullido de en frente.

--Oye, Ron...--

--¡¡Me da igual que no esté en el equipo!!-- estaba echo una furia.

--No debería darte igual, hermanito-- Fred, sin embargo, estaba relajado y miraba a Hermione de reojo con una sonrisa traviesa.

--¡¡Soy el mejor amigo del capitán!!--

--Me alegro--

--¡También puedo decidir!--

--¡Eso no es verdad!-- Esta vez intervino un chico un año menor que ella, que conocía tan solo de vista.

Estaba claro que tenían cosas más importantes de qué hablar, como de quidditch, eso era mucho más importante que su orientación sexual.

Cansada, Hermione subió a las habitaciones de nuevo, esquivando a un montón de alumnos, donde Lavender y Parvati hababan de Cormac Mclaggen.

Se tumbó rápidamente en la cama y abrió de nuevo el libro.

Releyó la nota mil veces, hasta que por fin se decidió a bajar al Comedor, con la esperanza de encontrar a Draco de nuevo.

Bajó las escaleras corriendo y entró en el Comedor.

Efectivamente, Draco estaba allí, al lado de Pansy Parkinson, la cual no paraba de susurrarle cosas al oído, y Blaise Zabinni.

Hermione se situó detrás de una columna, cerca de la puerta principal y comenzó a hacerle señas a Draco para que saliese. Al fin, éste se dio por aludido y se fue del comedor, para disgusti de Pansy.

Al poco tiempo Hermione salió también; Draco se encontraba apoyado al lado de una puerta a la derecha. Algunos mechones rubios le tapaban parte del rostro, a pesar de eso, Hermione pudo distinguir seguridad en él.

--¿Qué es esto?-- le preguntó rápidamenteostrándole la nota.

Draco la miró sonriendole y la besó.

Déjame Tu Libro, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora