Drabbles ; 𝗙𝗠𝗔.

O2

La brisa de la noche mecía nuestros cabellos en un vals tranquilo, eras mi pareja.

Esperé años para volver a tenerte a mi lado, hermano y ahora, la razón de mi cabeza no hace más que sermonearme para apartarme de ti.

—¿Te encuentras bien? —preguntaste con evidente preocupación, apartando la mirada del frente y concentrándote en mi—, Pareciera que éstas preocupado por algo.

—Solo pensaba.

Al parecer no logré convencerte del todo pero no refutaste y solo volviste la mirada a donde antes estaba.

En medio del silencia cayó una estrella fugaz, tus ojos se iluminaron de emoción, tus labios curvaron una magnífica sonrisa.

—¡Viste eso! —gritaste con emoción levantándote un poco de nuestros lugares.

—Claro que lo ví.

—¿Pedirás un deseo?

—No.

—¿Por qué?

—Unas simples esferas de hidrogéno y helio no son capaces de cumplir mi deseo —reí, más por cortesía que por la necesidad de hacerlo.

Vacilaste en preguntar, pero a final de cuentas lo hiciste.

—¿Cuál es tu deseo?

—Que Winry deje de ser tan brusca, por el bien de todos.

Aveces, la honestidad no es una virtud sino una condena.

Tus ojos se vieron nublados por la confusión de mi mensaje, aunque no duraron mucho porque después de eso la melodía de tu risa logró deleitar a toda mi persona.

—Eres un mentiroso —has contestado sin dejar de reír.

—¿Por qué lo dices? —pregunté confundido sin dejar de observarte.

Aún riendote, acercaste tu rostro a mi oído diciendome—: No sabes mentirme, Edward.

Al terminar de escuchar esas bellas palabras levantaste del césped donde estabamos sentados para salir huyendo como si hubieses cometido una travesura.