Una bestia indomable

Buenos días, señor Dragón

¡Nuevo fic! Siempre quise escribir un fic acerca de este AU y a pesar de que existen cientos de fics basados en el ending que creó nuestro querido Horikoshi, quiero aportar mi propia versión ^_^

Todos los derechos reservados a Kohei Horikoshi.

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En una tierra lejana de cuyo nombre no quiero acordarme, una aldea vivía atemorizada por la existencia de un espantoso dragón, cuyo hambre voraz había arrasado ya con más de la mitad de las provisiones que los aldeanos almacenaban a diario para poder sobrevivir al invierno.

Resultaba imposible criar cerdos o gallinas en las granjas, pues el dragón descendía de los cielos y con sus imponentes garras, se robaba los animales para devorarlos posteriormente en su cueva. Sin mencionar que los cazadores a penas lograban traer comida a casa de sus familias; en el bosque no podía encontrarse ningún ser vivo dado que el dragón se había encargado personalmente de cazarlos a todos.

Por esa razón, los aldeanos empezaron a quejarse conjuntamente al jefe de la aldea, el cual no parecía preparado para afrontar esa crisis de subsistencia.

Una noche de octubre, se celebró una reunión para tratar ese asunto, agrupados en torno a una gran hoguera, muchos proponían ideas para solucionar ese grave problema.

-¡Cambiemos de hogar! ¡Marchémonos lejos de ese maldito dragón! -espetó un señor entrado ya en edad.

-¡Reunamos a los mejores hombres para que le den caza! -rugió un hombre corpulento alzando su hacha.

-¿Y si basamos nuestra alimentación en frutas y verduras? -propuso una chica en voz tímida.

-¡Ofrezcamos un sacrificio al dragón!

Súbitamente se produjo un largo silencio. Todos mirándose unos a otros, llenándose el ambiente de murmullos y voces confusas.

-¿Un sacrificio? -repitió el jefe de la aldea ligeramente asombrado.

-Exacto -dijo el mismo que lo había sugerido-. Una ofrenda para esa criatura, nada se consigue sin sacrificar algo a cambio. Alguien debe prestarse voluntario.

De inmediato se alzaron gritos de protesta; obviamente nadie quería ofrecerse para esa tarea suicida. Sin embargo, un joven que había estado escuchando toda la reunión subido a la rama de un árbol, lo pensó detenidamente. No estaba dispuesto a que nadie de la aldea realizara ese cometido, era demasiado peligroso.

Izuku Midoriya era el nombre de aquel chico intrépido y curioso. Al ser menor de edad no se le permitía asistir a las reuniones de la aldea, pero él siempre se las ingeniaba para escuchar a escondidas sin que nadie se percatara de su presencia.

Mientras los adultos se gritaban entre sí, algunos histéricos otros coléricos, Izuku hizo lo que mejor sabía hacer; especular y meditar acerca del nuevo plan que se le acababa de ocurrir. Había leído mucho sobre dragones, toda la teoría que podía saberse, y parecía ser que esas criaturas tenían conciencia y eran capaces de razonar. Quizás no para comunicarse verbalmente, pero los gestos y acciones sí podía interpretarlas.

¿Era posible llegar a un acuerdo con ese dragón sin necesidad de ofrecer sacrificios humanos?

Las posibilidades eran bien remotas, pero valía la pena intentarlo. No iba a negar que su instinto por salvar le había acarreado más de un problema, sobretodo teniendo en cuenta que no poseía una gran constitución, más bien era de baja estatura y delgadito.

Sin embargo, había tomado su decisión y nada le haría cambiar de opinión. No le gustaba pensar mal de su gente, pero la idea del sacrificio era sencillamente una barbaridad. Él mismo se encargaría de proteger a los aldeanos.