Alfonso la tumbó encima del escritorio. El bolígrafo que estaba al lado rodó hasta el borde de la mesa y cayó al suelo junto con el lapicero. Folios y documentos importantes se arrugaron, pero a Alfonso no le importó. En lo único que podría centrarse era en el inmenso placer que lo poseía al poder estar masturbandola.
—¿Te gusta?—preguntó Alfonso con la voz agitada. Sus largos dedos seguían follandola de una manera exquisita. Más rápido y más intenso. La espalda de Anahí dolía por estar tendida en la dura madera del escritorio, pero era lo que menos importaba. Solo tenía mente para pensar en lo fantástico que se sentía que Alfonso le prestara atención a su coño.— dime si te gusta que te esté follando con los dedos.
—Sí, oh... Sí!—gimió, cerrando los ojos con fuerza.—por favor...
—¿Por favor, qué?
—Fóllame.
—Qué guarra eres, con que quieres que te folle, ¿eh?—dijo con una sonrisa de pura lujuria que apareció en su rostro. Sacó los dedos, ahora húmedos de su interior y con el dedo de al medio comenzó a hacer círculos en su clítoris. Ella abrió los ojos de golpe y lo único que pudo ver fue el techo color beige del despacho.—¿y con qué quieres que te folle?
—Tú sabes con qué...
—Dímelo.
Alfonso siguió frotandole el clítoris energéticamente. Y no se detendría. Disfrutaba viendo la expresión de placer en el rostro de Anahí, así mismo como él disfrutaba de su propio placer, viendo como el precho de Anahí subía y bajaba rápidamente conforme jadeaba. Había sudor en su frente, y unos mechones cortos se le habían pegado en las mejillas. La piel le brillaba a lo largo de todo el cuello, perdiéndose por sus pechos.
Ella pronto se correría, y estaba claro que Alfonso no tenía ni la más mínima intención de detenerse.
—Dímelo.—repitió Alfonso.—quiero oirte...
—Por favor...
—¿Con qué quieres que te folle? —preguntó, mirándola fijamente a la cara. Ella se torció, pero Alfonso supo mantenerla quieta con una mano mientras que con la otra continuaba con su tortura.—¿Tal vez con la lengua? Porque tengo una inmensas ganas de comer tu dulce coño ahora mismo.
—No...
—¿Entonces qué?
—¡Quiero tu polla!—exclamó, pero con el cuidado de no elevar tanto la voz para que afuera no la escucharan. -quiero tu maldita polla dentro de mí follandome. Duro y fuerte. Una y otra vez.
—Señorita Anahí.—dijo Alfonso fingiendo sorpresa.—pero qué boca más sucia tiene.
Anahí gimió y arqueó la espalda. Un pequeño hueco se formó entre ella y el escritorio, y cuando estiró las manos a sus lados buscando algo de apoyo, sin querer, botó un cuadro que estaba encima y cayó al suelo causando que se quebrara.
—Córrete.—murmuró Alfonso.
El cuerpo de Anahí se sacudió, y él la sujetó de las caderas para evitar que cayera del escritorio y se lastimara. La miró con ternura cuando escuchó que decía su nombre al momento que llegó al orgasmo antes de que la tranquilidad volviera hacia ella, permitiéndole respirar con normalidad. Pero Anahí sabía que Alfonso aún no terminaba con ella...
—Me encantó oir la pronunciación de mi nombre en tus labios.—dijo Alfonso, estirando una mano para acariciarle la mejilla.—te hice llegar a tu primer orgasmo. El primero de muchos...
Alfonso tomó los bordes de la falda colegiala y se la subió, hasta por debajo del pecho. Le bajó las braguitas rosadas y las tiró hacía algún lugar de la habitación. Anahí se incorporó, sentándose encima del escritorio.
—Será rápido, ¿de acuerdo?—dijo Alfonso mirándola a los ojos mientras se deshabrochaba el cinturón del pantalón. Esos mismos ojos que ahora ardían en llamas.
Anahí sólo asintió.
—Termina de desvestirme tú.— dijo al momento que dejó caer sus pantalones hasta sus pies. Tomó la mano de Anahí y la dejó sobre su entrepierna, apretándole los dedos contra su erección palpitante. La boca de ella se entreabrió , y flexionó un poco los dedos al sentir la dureza de su pene sobre la tela del bóxer, provocando que desde la boca de Alfonso saliera un pequeño gemido.—quiero que tengas la suficiente confianza de tocarme, así como tu la tuviste conmigo.
Tímidamente y muy despacio, Anahí tomó por loa bordes su bóxer y lo tiró hacia abajo. Se sonrojó al ver su erección salir al aire. Dios, estaba empalmadísimo...
—¿Y bien?—Alfonso sonrió, claramente gustoso ante la expresión en el rostro de Anahí.—¿Qué piensas?
—Señor director—dijo fingiendo sorpresa, apartando la mirada de su erección para mirarlo a los ojos.—lo único que le diré es que apesar de su edad, se mantiene en buena forma.
El arqueó una ceja, luego se envolvió el pene en las manos y comenzó a sobarlo.
Anahí jadeó y ensanchó los ojos, volviendo otra vez toda su atención a su entrepierna.—Para su información, señorita Wood, tengo veintiocho años lo que significa que no estoy tan viejo. Y mi pene funciona perfectamente.— quitó sus manos y la cogió de los muslos, separandole las piernas para acomodarse mejor en medio de ellas. Le acarició el interior del muslo derecho y la sintió estremecerse.—ahora mismo se lo demostraré.
Alfonso rasgó el condón que guardó en el borsillo de su pantalón y lo deslizó a lo largo de su erección. Ella volvió a recostarse encima del escritorio, inspirando profundamente para tratar de tranquilizarse. Iba a perder su virginidad, ¿Cómo no iba a sentirse nerviosa?
—Relájate, linda.—dijo Alfonso con la voz suave, y tosa tensión en el cuerpo de Anahí desapareció cuando él se inclinó para depositar un beso tierno en el interior de su muslo izquierdo.—prometo que lo disfrutarás tanto como yo.
Anahí cerró los ojos con fuerza hasta el punto en que le dolió cuando sintió que Alfonso comenzaba a presionar su glande en la entrada. Luego empujó con fuerza, sin tener la menor vacilación u oscilación. Fue intenso y duro al mismo tiempo, desgarrandole la virginidad por completo. Ella se mordió los labios para evitar gritar y clavó las uñas en los antebrazos de Alfonso, pero él no se quejó. Al paso de unos segundos, comenzó a moverse, retirándose de ella para volver a entrar con la doble intensidad que antes.
Alfonso la estaba follando duro y salvaje, gimiendo con cada golpe que daba en su interior.
—E-Estás... jodidamente... estrecha. —pronunció con dificultad.—mi... polla... se... siente... increíble... dentro ... de... tu... coño.
—Sí sí, sí.—gimió. El escritorio temblaba con fuerza bajo ella conforme el seguía penetrandola, una y otra vez, más rápido. —oh... Dios...
—Ya estoy cerca.—gruñó, sintiendo como Anahí se ceñía con fuerza alrededor de él y en lo cerca que estaba de llegar al orgasmo.—correte conmigo, porfavor...
Empujó una vez más y Anahí se arqueó cuando, por segunda vez en el día, ella alcanzó el clímax. Alfonso la acompañó después, quedándose inmóvil en su interior, cerrando los ojos con fuerza y apretando los dientes para no gritar. Él quería gritar el nombre de ella con todas las fuerzas y de ese modo anunciar a todo el mundo que había alcanzado el cielo junto a su chica—sí, su chica joder—, pero no quería levantar sospechas por lo que reprimió el grito a mitad de su garganta.
Aún sin retirarse, Alfonso colapsó sobre ella. Se inclinó encima del escritorio y la abrazó, con la cabeza apoyada entre sus pechos. Tenía los ojos cerrados y se esforzaba por volver a tener la respiración regular. Anahí lo envolvió con los brazos por su espalda, sintiendo lo húmeda que estaba su camisa por la transpiración y enredó los dedos en su cabello.
Y así, en medio del silencio, ella pensó en todo el cariño que comenzaba a agarrarle.
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Señorita Anahí | Completa | ERÓTICA | Adaptación
Short Story-¿Sabes, Anahí? Últimamente me he dado cuenta que me has mirado mucho durante los recreos... Ella se ruborizó. -Eso no es verdad. -No mientas. -Yo no miento. ¡𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐏𝐨𝐧𝐧𝐲! Adaptación. HISTORIA COMPLETA. HISTORIA ERÓTICA +18⚠️‼️