Familia

621 48 3
                                    

Aclaración: Esta historia transcurre veinte años después de la historia original. Nico tiene 37.


Era una noche cálida en la ciudad de Tokio. El reloj marcaba las 23:30 y un cielo tachonado de estrellas se dejaba ver en todo su esplendor.

En cinco puntos diferentes de aquella enorme metrópoli, se veían los siguientes cuadros: una peligris y una peliazul abrazadas en su cama; una rubia y una pelimorada haciendo lo propio en su sofá y tapadas con una manta; una pelinaranja en un sillón con una castaña sentada en sus piernas; una pelijengibre y una chica de amplia frente cenando juntas; y una pelirroja sola acostada en su sofá y cubierta con una frazada.

Una cosa tenían todas en común: estaban viendo la televisión en ese momento. No solo eso: veían el mismo canal.

- ¡Buenas noches! ¡Aquí comienza el programa de conversación número uno de la televisión japonesa de trasnoche, Noche estrellada! ¡Con ustedes su anfitrión, Junya Rokuda!

- Buenas noches a todos nuestros televidentes y bienvenidos a un nuevo capítulo de Noche estrellada. El día de hoy tenemos a una invitada muy especial, una de las figuras más importantes del espectáculo en la actualidad. Viene a hablarnos de su vida, su carrera y a presentar su más reciente trabajo. Con ustedes, ¡Nico Yazawa-san!

Una pelinegra de pequeña estatura se hizo presente en el estudio. Las chicas mencionadas con anterioridad miraban ansiosas la pantalla, en especial la pelirroja solitaria.

- Bienvenida a nuestro programa, Yazawa-san. Toma asiento.

- Gracias por la invitación, Rokuda-san. En serio tenía muchas ganas de venir.

- Gracias a ti por aceptar. ¿Cómo has estado? Sabemos que estás promocionando tu nuevo disco.

- Sí, Akaguro. Sale a la venta el próximo mes.

- Más adelante hablaremos de eso, pero me gustaría empezar esta entrevista con algunos detalles tuyos que son desconocidos para la mayoría de la gente. Todos te conocemos como una superestrella y como una de las voces más escuchadas hoy en día, pero no muchos saben que el ambiente del que provienes estaba bastante alejado de las luces y la parafernalia.

- Así es, Rokuda-san. La verdad es que yo crecí en una familia muy humilde. Soy la mayor de cuatro hermanos y en muchas ocasiones tuve que hacerme cargo de ellos mientras mi mamá iba a trabajar. Perdí a mi papá cuando era muy pequeña, así que, en cierta manera, tuve que asumir ese rol paterno a la fuerza.

- Supongo que no fue fácil para una chica tan joven como tú el tener que cuidar a niños tan pequeños.

- Para nada... Para nada, y en especial porque yo también era una chica muy inquieta. Quería hacer las típicas cosas que haría alguien de mi edad, pero no podía porque tenía que encargarme de ellos. Debo admitir que en más de una ocasión me quejé por eso para mis adentros, pero ya más grande vine a entender la situación: ella se mataba trabajando para llevar dinero a la casa, incluso tenía más de un trabajo y hacía horas extras, y es que ser una mujer viuda con cuatro hijos que mantener es complicado.

Del otro lado de la pantalla, la rubia y la pelimorada derramaban algunas lágrimas.

- Nicocchi...

- De esa vida dura que tuve pude sacar cosas muy importantes: aprendí a cocinar con lo que tuviera a la mano, a limpiar, a coser...

- ¿En serio cocinas, Yazawa-san? Uno no suele imaginarse a una estrella de tu calibre cocinando.

μ's Late ShowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora