Capítulo 4.

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Los sonidos de jadeos, gemidos y cuerpos chocando llenaban la habitación. El hombre de cabello rojizo embestía con fuerza al hombre castaño bajo él. La cama se movía al ritmo impuesto mientras las sabanas cubrían su cuerpo hasta la mitad de la espalda. Con un sonoro gemido y la espalda arqueada, el de ojos pardos alcanzó el orgasmo manchando el abdomen de su amante y el propio.

El de iris rojo necesitó varias estocadas más para lograr el clímax.

Se recostaron cansados, esperando que su respiración volviera a la normalidad. El castaño lo miró tierno mientras movió una mano para alcanzar su rostro -Eijiro…-

-Rayos ¿Ya son las 9?- se levantó rápidamente para buscar el control remoto del gran televisor que adornaba su cuarto. La prendió y puso un canal en específico.

En la pantalla, apareció un reportero de habla inglesa que informaba sobre los acontecimientos del día en aquel país extranjero.

Se sentó en la orilla de la cama, bajo los atentos ojos de iris pardo. Sonrió al ver a un hombre de cabello rubio ceniza al lado de otro de cabello verde. Ambos vestían sus trajes de héroes y conversaban un poco alejados del reportero.

Se puso de lado y recargó la mejilla en la almohada -Siempre ves las noticias a esta hora- dijo un poco molesto -Y siempre sonríes así cuando aparecen ellos-

-Sí, bueno, son mis amigos desde hace mas de 10 años, es natural que quiera saber sobre ellos- peinó su cabello desordenado con los dedos para quitarlo de su frente -Ellos se fueron a America apenas nos graduamos de la academia, y los he visto muy pocas veces. Como el trabajo es mas pesado allá, no tienen tiempo de venir a Japón-

Suspiró pesado y se dio media vuelta para darle la espalda -Pero conversas a diario con tu Blasty ¿No?- el pelirojo lo miró levantando una ceja -Él te importa más que yo-

-Daiichi… no empieces con tus celos, por favor- suspiró y se puso de pie.

Apretó los dientes y se sentó de golpe. Agarró la almohada a su lado y se la tiró en la cabeza al de iris rojos que lo observó sorprendido -¡Si no quieres que tenga celos, deja de prestarle tanta atención a tus amigos!- ahora le tiró la almohada que usó hace tan solo un momento. El otro la esquivó fácilmente -¡Siempre haces lo mismo! ¡En vez de abrazarme después del sexo, me ignoras! ¡Cuando salimos con tus amigos también me ignoras! ¡Te demoras en responder mis mensajes, pero apenas uno de tus amiguitos o amiguitas te mandan uno, dejas todo por responderle!- se puso de pie quitando la sabana de la cama para amarrar una parte sobre sus caderas y taparse -¡Como eres un héroe tienes poco tiempo libre y yo quiero ser tu prioridad en ese tiempo! ¡¿Cuándo lo entenderás?!-

Lo observaba atento mientras le gritaba. Cuando se calló, suspiró resignado -¿Quieres que deje a mis amigos de lado para prestarte atención solo a ti?- recibió un "sí" por respuesta y se sentó en la orilla de la cama -Lo siento, pero no puedo hacer eso- los ojos del castaño se humedecieron y apretó los puños -Mis amigos son…-

Le tiró un reloj despertados en el rostro. El otro hombre lo recibió de lleno, pero no tuvo heridas gracias a que activó su kosei justo a tiempo -¡Esto se acabó!- salió de la habitación azotando la puerta.

Al verse solo, se tiró hacia atrás en medio de la cama. No le importaba tapar su desnudes ya que el aire acondicionado mantenía tibio su hogar ¿Por qué le pasaba otra vez? Escuchó otro portazo que supuso era desde la entrada y se colocó boca abajo un rato.

Pensaba sobre lo acontecido recién y sobre lo repetitivo que eran sus relaciones.

Primero: se le declaraban y el aceptaba salir con la persona. Segundo: intentaba dar lo mejor para que se sintieran queridos. Tercero: cuando él pensaba que todo iba bien, le hacen escenas de celos. Cuarto: comienzan los reclamos por parte de su pareja. Quinto: lo terminan.

El tono de su celular le avisaba que tenía una llamada entrante. Se movió para tomarlo del velador y contestó sin mirar la pantalla -¿Aló?-

-¿Qué pasa con ese tono desanimado, cabello de mierda?- la conocida tosca voz que se oyó por el auricular, lo hizo suspirar otra vez -¿Qué? ¿Llamo en mal momento?-

-No, para nada, solo que acabo de tener una discusión por… por tu culpa en realidad- se puso de espaldas al colchón -¡Devuélveme a mi amante, Katsuki!-

Una risotada en su oído lo hizo sonreír -¿Y yo que culpa tengo que te pasen terminando? Es seguro que no cumples tus deberes como amante, por eso te dejan- rió ante el tono burlón de su amigo -Bueno, pero eso me importa una mierda, y además es conveniente para mi que estés soltero- hizo un sonido de duda ante las palabras que escuchó -Necesito un favor, Eijiro…-

 
___

 
-¡Por aquí, Katsuki, Midoriya!- levantaba una mano lo mas alto que podía saludando a los recién llegados al aeropuerto. Ambos hombres se acercaron ante el llamado cargando sus maletas -Bienvenidos- les sonrió alegre mostrando sus puntiagudos dientes.

-Gracias por venir a recibirnos, Kirishima- el hombre con pecas en el rostro, le sonrió tiernamente para después abrazarlo -Extrañaba mucho Japón- se separaron.

-Ya llegué- decía el hombre de iris rojo y kosei explosivo mirando al de iris del mismo color -Llegaste temprano ¿Hoy no tienes que trabajar?-

-No. Me tomé el día libre- le sonrió y los tres comenzaron a caminar hacia la salida -Amajiki-senpai me prestó su auto, así que puedo llevar a Midoriya a la casa de Shinso y después nos vamos a la mía- fueron rumbo al estacionamiento -Ya está lista la habitación de visitas para ti, Katsuki-

Sonrió de medio lado -Me sorprende que la dejaras habitable en solo un día- llegaron a un auto negro -Gracias por dejarme vivir contigo un tiempo-

El pelirojo sonrió otra vez antes de quitar la alarma del auto y abrir las puertas -¡No hay problema!-

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Continuara…

¿Cuantas horas tiene una vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora