Capítulo 3.

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Los grandes ojos sorprendidos del pelirojo, observaban al rubio cenizo que se quitó la chaqueta y la dejó a los pies de su cama -¿Pasar la noche aquí?-

Sacó ambos celulares del bolsillo de la chaqueta -Es lo que dije- los dejó sobre su escritorio -En la cama caben dos personas, así que no será problema-

Miró la cama unos segundos y después volvió a ver a su compañero -… ¿Vamos a dormir… juntos?-

Una vena apareció en su frente -¡No lo repetiré dos veces, idiota!- lo tomó del brazo para arrojarlo bruscamente sobre la cama -¡Ahora quítate la ropa y acuéstate!-

El rubor lo cubrió hasta las orejas mientras el nerviosismo se apoderaba de él -¡Espera, espera! ¡Por qué de pronto quieres… no me quites los pantalones!- agarraba la parte de arriba de sus jeans para evitar que el de kosei explosivo se los arrancara -¡Bakugo, para!- le afirmó los brazos logrando que se detuviera y lo mirara -No…-

-Eres mi novio, así que dormir juntos es natural- habló serio mirándolo directamente a los ojos dejándolo asombrado otra vez. Solo centímetros separaban sus rostros y el de kosei de endurecimiento le miró los labios por reflejo. El rubio ceniza acortó la distancia para besarlo por segunda vez este día.

Un beso tierno, dulce, donde solo juntaron los labios igual que el primero que le dio en el parque, pero esta vez, el más bajo cerró los ojos para disfrutar el contacto.

Estuvieron un corto tiempo antes de que se separaran. El pelirojo desvió la mirada avergonzado -Está bien… pero primero debemos bañarnos y cenar- le soltó los brazos -Además iré a buscar un pijama a mi habitación-

Sonrió de medio lado antes de soltarle los pantalones y alejarse un poco para que se pusiera de pie -Bien-

 
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En el silencio de la oscura habitación, podía oír claramente el rápido sonido de sus latidos. Apretaba con fuerza los parpados mientras intentaba pegarse a la pared lo mas que podía… era claro que esta noche no podría dormir.

Dio un pequeño saltito al sentir al rubio moviéndose para cambiar de posición. Aquella situación le tenía los nervios de punta.

Acostado en la misma cama junto a la persona que ama. Ambos vistiendo solo unos pantalones cortos y delgados de algodón, y unas camisetas con tirantes del mismo material. Cada vez que se movía un poco hacia atrás, tocaba el cuerpo de su compañero, por eso estaba tan tenso.

-¿No puedes dormir?- la suave voz justo tras su nuca lo hizo estremecer. No había notado que el más alto se puso de lado -Si no lo haces pronto, no te despertaras en la mañana o te quedaras dormido en clases-

Rió nervioso -Sí, lo siento- se movió un poco mas hacia la pared hasta tocarla -Bu… buenas noches, Bakugo- unos dedos deslizándose por su cintura hasta llegar a su abdomen lo asustaron y dio un respingo -¿Ba… Bakugo?-

-No seas estúpido y muévete hacia acá- puso la palma de lleno en el abdomen y lo tiró hacia atrás para pegar la ancha espalda a su cuerpo. Olió el cabello lacio rojizo que quedó pegado a su rostro -Ya te dije que cabemos los dos. No necesitas pegarte a la pared-

No sabía que hacer en aquella situación. El calor en del cuerpo que podía sentir a través de la delgada ropa, lo iba a quemar. Apretó los puños decidido ¡Esto solo se daría una vez! Así que decidió disfrutarlo -Sí- se dio la vuelta para que quedaran de frente y, mientras bajaba un poco para poder esconder la cara entre el cuello y el hombro del de kosei de explosión, lo abrazó con un brazo imitándolo. Sonrió al sentir el aroma refrescante del jabón.

Al sentir a su compañero cambiar de posición, deslizó su otro brazo para ponerlo bajo el cuello del pelirojo y con ambas manos en la espalda lo atrajo aun mas hacia él -Kirishima…- el nombrado levantó el rostro y aprovechó para besarlo por tercera vez.

Cuatro, cinco, diez, veinte. No supieron en cual beso subió la intensidad. Las bocas se abrieron para dar paso a sus inexpertas lenguas a jugar. Las manos de ambos subían y bajaban recorriendo cada rincón de la suave piel del contrario. Sonidos húmedos y jadeos ya llenaban el cuarto mientras el calor aumentaba. La ropa ya estaba algo húmeda por el sudor, pero ninguno daba el siguiente paso para quitarla.

De pronto, el rubio cenizo acomodó al de kosei de dureza en medio de la cama y se puso sobre él -Kirishima… quiero hacerlo…- le tocó la entrepierna con la mano logrando un gemido -Entiendo si no quieres… pero… maldición…- apretó la boca una vez antes de seguir hablando -… pero… te deseo ahora-

Después de escucharlo, sonrió y unas pequeñas lágrimas cayeron por su sienes. Agradecía a la oscuridad por esconder su patético y feliz semblante -Hagámoslo…- el de kosei explosivo se sorprendió mientras unos fuertes brazos lo apresaban -Quiero hacerlo contigo, Bakugo-

Sonrió y por fin se deshizo de la estorbosa ropa. Con su manos y lengua, recorrió cada rincón escondido de aquel cuerpo que nervioso se abrió para él. No sabía mucho sobre el sexo, pero lo preparó tanto como pudo para evitar lo más posible el dolor.

Quitó los dedos del húmedo y ahora mas dilatado lugar entre sus nalgas, y se acomodó entre las largas piernas -Voy a ponerlo- avisó antes de poner la punta en el lugar que lo recibiría, para después entrar lentamente sintiendo la exquisita presión sobre su erguido miembro. Por instinto, al sentir tanto dolor, el pelirojo activó su kosei protegiéndose -¡Relájate, idiota! ¡Eso duele!-

-Lo… lo siento…- respiró profundo para intentar relajar su cuerpo, pero cuando entró un poco mas de golpe, volvió a activarlo -¡Duele!-

Suspiró pesado y salió lento. Se estiró para tomar su celular (que se estaba cargando junto al del pelirojo sobre el velador) y prendió la linterna iluminando tenuemente el cuarto. Lo dejó en el mismo lugar y miró al chico bajo él. se dejó maravillar por lo erótico y bello que se veía, aun con esa expresión de duda en su rostro -Espera un momento- sacó una bolsita de tela de la funda de la almohada bajo la cabeza del mas bajo. La abrió y le mostró el contenido -Esto es lo que te quería dar-

Se sentó y recibió el regalo. Una fina cadena donde colgaba una "K" platinada. Sonrió felizmente mientras la apretaba en su mano -Gracias- fue lo único que pudo decir.

Lo besó otra vez y le quitó la cadena para ponérsela antes de continuar.

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Tocaba el dije de la cadena mientras miraba la hora en su celular. Ya eran las 06:30 hrs. de la mañana y él estaba sentado en la orilla de la cama. La luz del amanecer comenzaba a hacerse presente, así que buscó su ropa por el piso para vestirse.

Caminó hasta la puerta donde volteó un poco el rostro para mirar al rubio que dormía placidamente. Sonrió y salió para ir a su propio cuarto.

 
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-¡Buenos días, chicos!- entraba a la sala saludando alegremente a sus compañeros recibiendo el mismo saludo de parte de los cuatro que se encontraban en la entrada. Vio a sus dos amigos mas cercanos juntos y se acercó a ellos -¡Buenos días! Hombre, me perdí el desayuno por dormir 10 minutos mas, ahora muero de hambre- los dos chicos  lo saludaron y rieron burlándose, de pronto, una bolsa cayó por su cabeza. La atrapó con las manos y vio que era un pan con curry.

-Estúpido cabello de mierda, comete eso o los gruñidos de tu estomago no me dejaran poner atención- el rubio cenizo puso las manos dentro de los bolsillos de su pantalón mientras recibía una gran sonrisa junto a un "gracias, Bakugo"… ya eran las 08:01 hrs. de la mañana.

Todo lo que pasó el día anterior, era un hermoso recuerdo que llevaría por siempre en su corazón.

 
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