Uraraka siente flaquear sus piernas cuando el rubio frente a ella parte a la mitad su flauta favorita. Siente una especie de enorme nudo en su garganta mientras intenta que los acelerados latidos no terminen por explotar su corazón. Bakugou tiene, en cada mano, la mitad de la flauta que tanto le estuvo irritando en toda la mañana.—TE DIJE QUE DEJARAS DE TOCAR ESTA MIERDA —grita y todos en el salón se quedan perplejos, pese a que ya estaban acostumbrados al temperamento de Bakugou no contaban conque ese día hubiese ido lejos con ella, Ochako respira hondamente y pasa al lado de Katsuki con lágrimas al borde, sale del salón y el rubio siente la paz volver por fin a él.
—Kacchan no debiste hacer eso —le reclama Izuku sintiendo molestia por lo que había pasado, alguien tan amable como Ochako no merecía ser tratada así.
—No te metas en esto Deku —bufa, se sienta y cierra los ojos, como si con eso pudiera evitar que todas las miradas de desaprobación que caían sobre él en ese momento pudieran desaparecer.
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La mañana siguiente, Ochako esconde su cara entre sus brazos, queriendo dormir, no habían llegado todos al salon y los únicos que se encontraban allí eran, por supuesto, Tenya y Momo.
Katsuki entra y se dirige abruptamente hasta Ochako, deja caer sobre la cabeza de la castaña un instrumento que tuvo que comprar la tarde anterior. Uraraka se queja, le ha dolido mucho, su vista se eleva enfocándose en dos orbes rojizos que la veían con una especie de desprecio combinado con algo que no lograba descifrar en ese momento.
—Bakugou-kun...
—No vuelvas a tocar esa mierda en mi presencia.
Él se dirige a su asiento después de haber dicho eso, Ochako mira confundida la flauta, casi idéntica a la anterior, con la diferencia de que esta tenía grabado su nombre.
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Disparejo | #KacchakoWeek
FanfictionPequeños relatos de la ship conformada por Katsuki y Ochako, con temáticas distintas para la semana Kacchako 2018.