Me tuve que sentar en el asiento que estaba al lado de Alexander.
Por favor, dejadme morir antes que esto..
Pasan las primeras horas de presentación de los profes y ya estaba aburrida. Entre clases y clases, siempre se acercaban chicos y chicas para presentarse, todos afirmando estar entusiasmados de la llegada de " la chica nueva". Cuando ya estaba harta de las presentaciones, y estaba a punto de estallar, vino Alex y les dijo amablemente que se marcharan.
Las únicas mesas solitarias de la clase, eran la mía y la de él, todas las demás estaban emparejadas. Este juntó nuestras mesas, las alineó y me dedicó una sonrisa.
-Un día aburrido, ¿no?
-No, me divierte mucho este instituto-dije sarcástica.
-Ya sé que esto no es lo que esperabas, ¿no eres de aquí, verdad?
-No, vengo de Andalucía, más concretamente, de Cádiz.
-Y...¿te gusta Canarias?
-Sí, es bonito. Aunque hecho de menos a mis amigos, ojalá estuvieran ellos también en Las Palmas.
-¡Bah! Ya vendrán algún día, mientras, podrías hacer amigos aquí.
-Eso no entra en mis planes. Solo quiero terminar estos dos años de forma rápido y volver a Andalucía.
Me miró con una cara de "estás loca" y deseé que no sonara tan disparatada la historia fuera de mi mente.
Deja de mirarme así, bu...
-Bueno, yo también quiero salir de Canarias. ¿Nos vamos juntos?
¿He escuchado bien? ¿Me está tomando el pelo? No debe de estar en su sano juicio si está de acuerdo conmigo..
-Bueno, vale. Si quieres venir, eres libre de hacerlo.
-De todas formas, dentro de dos años no te querrás ir de aquí.
-En eso te equivocas, allí están mi mejor amiga, el chico de mis sueños, y el resto de mis amigos. Cuanto antes me marche, mejor.
-Lo que tú digas.
-¿Qué?
-Nada, nada.
¡Qué chico más extraño! Será mejor que no me mezcle mucho con él...
Después, me pasé todo el recreo viendo donde se encontraba todo para ubicarme un poco. En cuanto me terminé el bocadillo, entré en mi sitio favorito del instituto, de cualquier instituto: la biblioteca.
La biblioteca más grande que había visto en mi vida: todas las estanterías se alzaban hacia arriba con elegancia, vestidos de diversos colores procedentes de los lomos que se resguardaban en ellas.
En toda la biblioteca no había ni un solo profesor, me recorrí los cinco o seis pasillos que había sin toparme con nadie. Sin embargo, en el último, no podía haberme encontrado una persona peor. Suspiré. Alex.
Encima, ¿le gustan las bibliotecas? Estoy por hacerte un cartel que ponga: "don perfecto". Sin embargo, sería mentir, su físico deja mucho que desear...
-No sabía que te gustaran las bibliotecas.
-Me acabas de conocer, no sabes nada de mí- le imploré.
-No saques las garras, gatita- respondió, algo dolido.
-Lo siento, no me hace mucha gracia haberme mudado aquí...
-No pasa nada, te comprendo. Hace dos años, yo estaba en tu lugar. Solo que yo venía de Cuenca.
-No lo sabía, siento haberme comportado así...
¡Qué de sorpresas me quedan por saber sobre este chico!¿Debería de preocuparme? Bueno, solo debo ser su amiga, mientras que nada pase...
-Bueno...¿qué harás esta tarde?
-Supongo que buscar algún sitio donde comprar los libros.
-¿Te enseño dónde hay un sitio, en el que salen super baratos?
-Bueno, vale.
-¿Paso por tu casa a las cinco?
-¿Sabes acaso dónde vivo?
-Sí, esta mañana te vi salir de tu casa.
-¿Me espías?
-Puede- me sonrió.
¿Será verdad? ¿Me espiará? Si eso es verdad...¿me habrá visto leer en la entrada de mi casa? ¿Habrá visto como me preparo la comida con las ventanas siempre abiertas, la mosquitera cerrada, y la puerta entornada?
Maldito chico...me ha hecho tener muchas dudas..
Tres horas y seré libre.., vaya con Alex, me está empezando a asustar... No he parado de pensar en todo lo que me ha dicho, y ya estoy poniéndome nerviosa. Me "confesó" que me espiaba, y se fue tan tranquilo después silbando de la biblioteca.
Tocó el último timbre. Entre tanto pensar en cómo me espiará día tras día se me habían pasado las tres horas volando. Salí volando, por no decir corriendo, hacia la salida. Necesitaba llegar cuanto antes a mi casa, ¿habrá una nueva nota por alguna parte?
Entré, y de puro nerviosismo dí un portazo. No me dió tiempo ni a dar respuesta a mi madre, solo tenía presente en mi cabeza que, debía ir a mi habitación.
Allí estaba, otra carta.
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Melody
Teen FictionNuevos momentos unidos a recuerdos que obligan a Melody intentar dar una marcha atrás a su vida...¿se atreverá?