prologo

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AVISO

Ya que esta historia completamente Kaisoo. Hice unos cambios de genero pero solo a un personaje para que quede acorde a la tematica de esta historia. Eso es todo.

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Era difícil encontrar a un ser todo poderoso y mítico en una
multitud de treinta mil.
O al menos lo era en teoría.
Sin embargo, en la convención anual de ciencia-ficción
Mitologia*Con, de Atlanta, Georgia, era otra historia completamente distinta. Habían dos Yodas y un Dragón Rojo registrándose en la recepción del hotel, mientras se
paseaba todo un regimiento de soldados de la guerra de las galaxias. Habían dioses
y diosas, todo tipo de alienígenas, guerreros y damas reunidos por
ahí. Kyungsoo incluso vio a la Malvada Bruja del Oeste viajar en
su escoba motorizada.

Durante los diez minutos que llevaba sentado, Kyungsoo había
contado nueve Gandalfs y, si no se equivocaba, había al menos
dos docenas de elfos, hadas, ogros, duendes, y otra variedad
de seres reunidos ahí, hablando por sus teléfonos celulares o
fumando afuera de las puertas del hotel.
Sin olvidar todos los vampiros y demonios que estaban
repartiendo invitaciones para que fueran a su “fiesta de
sangre” y al festival de películas.
Sin mencionar que ya lo habían invitado dos veces al club
Donación roja en la habitación 316, cruzando la calle.

Esta era la reunión más extraña que el había visto en toda
su vida, y dado el hecho de que era un hombre-pantera que
hasta hace tres días atrás había vivido únicamente entre su
propia especie, era decir mucho.

—Nunca voy a encontrarlo —se murmuró al mismo tiempo que
un hombre gótico extremadamente alto y apuesto se detuvo
frente a el.
¡Oh, cielos! ¡El hombre era pecaminosamente delicioso!
Y él era la última cosa que necesitaba estar observando, pero
aún así, Kyungsoo no podía evitarlo. Él era completamente
irresistible.

Llevaba un par de lentes de sol oscuros, incluso dentro del
hotel, mientras exploraba la variada multitud como si estuviera
buscando a alguien. Algo en él demandaba atención y respeto.
Por supuesto, a Kyungsoo no le ayudaba que sus hormonas
actualmente estuvieran elevadas por el cambio que estaba
experimentando en su interior a medida que alcanzaba su
completa adultez como pantera omega. Todo su cuerpo estaba zumbando
por la sobrecarga hormonal que, hasta que él apareció, había
podido mantener bajo control.
Ahora Kyungsoo ardía por probarlo y todo lo que podía hacer era
quedarse sentado.

Él debía medir por lo menos dos metros diez de altura,
aumentada por las botas de motociclista que le agregaban al
menos siete centímetros de alto. Tenía el pelo largo y negro, y vestía una vieja y descolorida chaqueta de motociclista con una calavera y huesos cruzados pintados en la espalda. Lo peor de todo era que él no vestía nada bajo esa chaqueta y cada vez que se movía, Kyungsoo
vislumbraba más de su bronceado cuerpo.
Sus pantalones negros de cuero abrazaban un trasero
perfecto que rivalizaría con cualquiera de sus hermanos. Todo
su cuerpo quería levantarse, cruzar la pequeña distancia entre
ellos, y tirar su alto y delgado cuerpo contra el de el hasta
que esa hambre feroz y demandante de su sangre estuviera totalmente saciado. Pero aun cuando Kyungsoo experimentaba esa hambre sexual básica, su parte animal sentía un aire de peligro letal en él.
No era la clase de hombre a la que una mujer pudiera
acercarse sin invitación.

—¡Channi!

El hombre giró cuando una mujer de aproximadamente su
edad llegó corriendo hasta él. Tan bonita como podía ser, ella
vestía como una demonio, con un par de alas negras que
parecían tan espectralmente reales cuando se movían y
aleteaban. Su piel era roja y negra, y su pelo era igual al de él.
Incluso ostentaba un par de cuernos rojos brillantes en su
cabeza. Su pequeña camisa púrpura era brillante y vestía un top de cuero negro con tres grandes hebillas de plata al frente.
Una malla rayada en negro y púrpura y un par de botas
militares con una plataforma de quince centímetros
completaban su extraño atuendo.
La “demonio” le entregó al hombre una tarjeta de crédito.

—Se rompió de nuevo,! Channi!—dijo ella, haciendo un puchero alrededor de sus colmillos de vampiro—. El hombre de la planta baja lo hizo y dijo que Baeki no puede cargar nada más hasta que yo no vuelva a sobrepasar el límite. No sé qué significa eso,
pero no me gusta. Arréglalo, Channi, o si no podría comérmelo.

La Baekie tienen necesidades y yo necesito que mi plástico funcione.
El hombre rió al mismo tiempo que tomaba la tarjeta y sacaba
su billetera. Le entregó tres tarjetas de crédito.
La “demonio” dio un chillido de placer y lo abrazó. Puso las
tarjetas de crédito en su bolso en forma de ataúd, luego le
entregó una pequeña bolsa de nylon rojo brillante.

—A propósito, te compré estos antes de romper mi plástico.
Puesto que no tienes cuernos de verdad, estos son unos falsos
para que los uses hasta que regresemos a casa.

—Gracias, Baekie —dijo él, con una voz increíblemente profunda
y evocativa, tomando la bolsa.
Ella sonrió, le besó la mejilla y salió corriendo entre la multitud con las alas agitándose tras ella.
El hombre miró a Kyungsoo y le ofreció una media sonrisa que
sólo podía llamarse traviesa, pero parecía de algún modo
conocedora. Le hizo una inclinación con la cabeza y luego se
marchó tras la mujer que recién lo había dejado.
Todos los instintos de su cuerpo le dijeron que lo siguiera,
pero el no los escuchó.
Estaba aquí para encontrar al legendario Park Chanyeol —un antiguo e inmortal dios que su hermano esperaba pudiera ayudar a Kyungsoo a ocultarse de aquellos que lo estaban cazando. Nada de perseguir a un joven y apuesto
humano que se veía sensacional vestido de cuero. Chanyeol era su última esperanza.

Desafortunadamente, ni el ni su hermano tenían idea alguna
de la apariencia de él. Todo lo que sabían era que venía todos
los años a la mitologia*Con con su hija.

Él era más viejo que el tiempo y más poderoso que cualquiera
de su especie.

Kyungsoo examinó a los ancianos de la multitud que estaban vestidos como hechiceros, guerreros u otras criaturas, pero ninguno de ellos parecía ser particularmente sabio o poderoso, ni que estuvieran con una hija.
De todos modos ¿Cuál era la apariencia que se suponía debía
tener un hombre de cinco mil años?
Suspirando, Kyungsoo se puso de pie y se dirigió a la baranda
para poder mirar los pisos inferiores del hotel y examinar la
multitud.

Él tenía que estar aquí.
¿Pero dónde? ¿Cómo podía encontrar a alguien en esta
atestada masa de gente... er, alienígenas.
Mordiéndose el labio, Kyungsoo debatió dónde ir a buscarlo. De
repente, un hombre alto en un elegante traje negro llamó su
atención. No era particularmente viejo, probablemente en la
mitad de los treinta, pero sintió un indiscutible aire de poder
en él.
Quizás era el misterioso Chanyeol. Y él se estaba dirigiendo a
los ascensores.
Kyungsoo corrió tras él, y apenas lo alcanzó, las puertas se
cerraron dejándolos dentro del pequeño compartimiento con un tambor del renacimiento, un extraterrestre verde y Darth
Vader.

Pero eso no fue lo que hizo que su corazón se detuviera.

Cuando miró a través de las paredes de vidrio del ascensor, vio
cuatro cosas que la aterrorizaron.
Era un grupo de hombres devastadoramente magníficos. Los
dos más bajos del grupo eran idénticos y medían al menos un
metro noventa de altura. Todos tenían el pelo negro azabache y
vestían con ropas góticas negras.
Los cuatro hombres permanecieron en una formación
específica que el conocía demasiado bien, dándose las
espaldas mutuamente a medida que examinaban ansiosa e
intencionalmente la multitud, como si estuvieran buscando algo
en particular. Eran feroces. Como animales.
Era como si hubieran literalmente atrapado algo en el viento,
y en un latido del corazón Kyungsoo supo lo que era ese algo.
«El».

—Oh, no —dijo Kyungsoo entre dientes. Por su contextura, belleza
y acciones, reconocería a los de su especie en cualquier parte.
Ningún grupo de humanos podía ser tan apuesto o tan intenso.
Ni ninguna otra especie estaría tan alerta por su olor.
Ellos, al igual que Kyungsoo, eran hombres-pantera con excepción de que eran alfas, y por su
apariencia, eran jóvenes y viriles.

Y kyungsoo estaba en celo...

Entrecruza-dos (KAISOO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora