Capítulo 3:

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Abrazo a mi tía con todas mis fuerzas y le doy un beso en la mejilla. No me atrevo a mirarla a los ojos pero cuando lo hago veo como estos están encharcados en lágrimas, pero tanto ella como yo sabemos que ha llegado el momento de admitir mi partida y de afrontar la realidad.

Mi tía sale la primera de la habitación y yo, detrás de ella. Una vez abajo me pongo a observar el piso inferior por última vez.

No es gran cosa, había una mesa de roble medio coja que mi tío y padre habían costruido muchos años atrás, también había un pequeño sofá color crema con algunos muelles asomando por la superficie de la tela y las paredes de color salmón ya no eran ni de su color original, ahora estaban cubiertas de humedades y con un tono muy apagado.

Pero aunque eso no fuese una maravilla siempre lo echaría de menos ya que ahí fue donde habia crecido, ahí pasé los mejores momentos junto a toda mi familia, de la cuál ya solo me quedaba una ínfima parte. Unos instantes después de echar un último vistazo a la planta baja, me doy cuenta de que están alli, de que verdaderamente habían venido a por mi. Eran los timers.

Cuando me giro levemente mi mirada se cruza con la de mi tía y veo como inconscientemente rompe de nuevo a llorar. En este momento yo sé que no es sólo por mi partida y por el miedo de que no vuelva jamás. Sino por el hecho de que veía en los timers la imagen reciente y dolorosa de mi tío difunto, ya que él había sido uno de ellos.

Eran dos timers los que habían venido a recogerme pero yo sabía que allá a donde iba había muchos más.

No podría determinar su edad ya que ambos llevaban un casco que impedía verles la cara, pero posiblemente eran  dos jóvenes que habían tenido que pasar por la tortura a la que me iba a enfrentar yo... las pruebas. Tenía esa certeza ya que una vez que superas el reto te dan a elegir entre varios "trabajos", daba igual lo que eligieras ya que todos tenían que aportarle algun beneficio a los kilkstem.

Mi tío no había tenido que pasar la prueba porque tenía 45 años y además se había ofrecido voluntario para ayudarlos pensando que de esa manera todo seria más fácil para nosotras, pero desde que comenzó todo aquello ese pensamiento era algo casi inimaginable.

Me acerqué a consolar a mi tía y la di un fuerte abrazo quedando ella de espaldas a los timers para que no siguiese viéndolos.

Mientras la abrazaba la voz grave de uno de ellos sono debajo de su casco.

-Tenéis 5 minutos -dijo- lo siento pero no podemos dejaros mucho más, enseguida vendrán con el camión.

-Estaremos fuera -añadió el otro.

Me costó unos instantes reaccionar pero cuando lo hice me dispuse a sentarme en el pequeño sofá de color crema y traje a mi tía hacia mí.

-Alazne, mi niña -susurraba mientras me rodeaba con sus brazos- no me quiero tomar esto como una despedida, porque tengo la certeza de que vas a salir viva y que algún día podrás venir a visitarme.

Noté en ese momento como se le acongojaba la voz y no puedo reprimir mis lágrimas al respecto por lo que rompo a llorar.

-Tía Anne yo te quiero mucho, eres como mi segunda madre y quiero que tengas esto para que me recuerdes siempre.

Mi tía me miraba atentamente mientras me desabrochaba el colgante de la piedrecita que significaba tanto para mí.

-Siempre que te sientas débil o sola aprieta muy fuerte el colgante y nosotros estaremos ahí te lo prometo, te acordarás de mi, del tío y de papá y mamá también. -añadí con las lagrimas bajándome por el óvalo de la cara.

Mi tía finalmente se echó a llorar desconsoladamente y me volvió a colocar el colgante alrededor del cuello, la miré a los ojos y sentí como en 20 minutos parecía que hubiese envejecido 10 años. Mi tía es una mujer pelirroja con los ojos verdes, tiene la cara redonda y siempre ha tenido una piel suave y tersa, pero ahora después de tanto llorar se le notaba la cara muy hinchada, sus ojos estaban apagados y ya no había en ellos esa luz de esperanza que ella solía tener. Al verla así de mal fue imposible preguntarme cuanto sería capaz de sobrevivir ella sola.

Las pruebasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora