22 capítulo

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el sábado y el domingo los habiamos  pasado cumpliendo con nuestro castigo, que era limpiar los baños, eran seis baños de hombres y seis de mujeres, más tres cuartos con duchas y seis baños para los profesores, tres para los profesores hombres y tres para las profesoras, el lunes al llegar al desayuno se encontraron con todas las miradas, algunas de felicidad y otras de enojo, unas chicas nos dijeron que nos sentaramos en la mesa con ellas y nos felicitarnos por la broma, la broma que les hicimos consistía en esperar a que se durmiendo, habian averiguado por un pajarito que eran de sueño pesado, así que y aprovechando que el suelo era de madera, nos escabullimos a la habitación de aquellas putas y les echamos aceite en los pies, luego les echamos miel en el pelo y en el cuerpo, luego fuimos a su baño y les cambiamos el shampoo por agua oxigenada y así se les aclarará el pelo, el balsamo  también se lo cambiamos por agua oxigenada y luego nos fuimos de el lugar del “crimen “.

al día siguiente cuando fuimos a tomar desayuno llegaron las cuatro chicas con duraderas para esconder su cabello pero igual llevaban algunos mechones blancos salidos, lo que significaba que nuestra broma nos abia salido a la perfección.

una vez que terminamos de contar nuestra fabulosa historia y terminamos de desayunar, nos fuimos a lavar los dientes, después fuimos a los casilleros y sacamos todos los libros que necesitabamos para las primeras cuatro clases.

estuvimos toda las últimas dos clases viendo la película Faibol, era de un ratocitó con su familia, este siempre se metía en problemas, en la película que vi, pues por lo que supe eran muchas, estos rotoncitós viajaban a América y todo eso.

sonó el timbre y nos fuimos a recreo, luego venían dos horas de clases y luego almuerzo.

- esqué no haaay gatos en América y las calles de queso sooon!!...-   - por que no haaay gatos en América y las calles de queso soo...ooon!- empezó cantando mi amiga y terminamos cantando juntas, era la canción que cantaban los rotoncitos de Faibol. fuimos al patio y nos sentamos sobre un manzano, los manzanos son árboles de unos dos metros de altura, pero son firmes, en especial este, tenía las ramas al metro de altura y asia perfectos asientos, firmes y cómodos.

estuvimos charlando un poco y unas chicas llamadas Antonieta y María José, se sentaron con nosotras y nos dijeron -me llamó Antonieta, pero me dicen anto, ella es María José pero le dicen cote, somos algo raras pero somos buenas... quieren ser nuestras amigas...o de plano no quieren más amigas??- -no claro que queremos ser sus amigas, sí no les molesta que odiemos a esas- les dijo melisa apuntando a putas, -no para nada, es más, las leíamos son tan... putas-  -sape!- le dijo Melisa y les chocó los cinco, conversamos mientras me comía una ensalada de fruta que había traído por sí me daba hambre, conviéramos sobre el porque de su odio y el nuestro por las putas.

el resto del día fue normal, a las cinco y media tocó el timbre y era hora de ir a los cuartos, Melisa iba a ir al baño y no alcanzaba a llegar a la pieza por lo que fue a uno que estaba cerca mientras yo me iba a la pieza, en el camino me encontré con un chico, era delgado como un fideo, pero estaba proporcionado a comparación de otros que conocía, temía el cabello negro azabaché y la piel blanca como la nieve, tenía ojos verdes, se veía tan... bien! el me saludo con un movimiento de cabeza y yo levante mi mano y segui caminando, llegué a la habitación y me fui al cuarto, nuestra habitación era de lujo, yo me había ganado una beca y... digamos que los papás de Melisa tienen el dinero suficiente, la pieza tenía un “living“ y una pieza pequeña separada por una puerta  con dos camas, tenía un baño pegado a la pieza con camas.

nos pasaron las piezas sin nada un mes antes, la puedes decoras como quieras, porque te la quedas los cuatro años en el que estas, nosotras la pintamos y arreglamos con los cuadros y sillones, también nosotras tuvimos que ponerle las camas y armario, cortinas y alfombras.

al rato llegó Melisa y nos pusimos a conversar.

por siempre contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora