O N E

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— Hola, amor. Ya llegué a casa — él pelinegro dejó las llaves en una mesita de noche que se encontraba en la sala, junto con su abrigo en el sofá —, ¿hay alguien aquí? — frunció el ceño y se desplazó por la casa buscando a su pareja, quién estaba en su recámara con una sorpresa tras su espalda.

Phil primero pasó por la cocina, después por el despacho, y por último, el baño, antes de pasar a la pieza en donde dormían.

Asomó su cabeza con tal preocupación al estar la posibilidad de no hallar a quien buscaba, pero  fue grande la sorpresa al encontrar su cuarto decorado con globos de distintos y vivos colores, colgando de ellos serpentina, y atrás de todo eso estaba alguien sonriéndole, mientras lo saludaba con una mano porque la otra la tenía oculta tras su espalda.

Él pelinegro esquivó todos los adornos para llegar a su esposo y besarlo como siempre acostumbraba al llegar del trabajo, y advirtió de que él le escondía algo a toda costa.

— ¿Qué es lo que guardas ahí, cariño?

— Mm... Una sorpresa para tí — Dan seguía teniendo su sonrisa tan grande como el gato de Alicia y el país de las maravillas.

— Pues déjame verla.

— Sí, pero... — Dan buscaba algo por toda la habitación y al darse cuenta que no estaba cerró los ojos, frustrado — ...espera, necesito mi cámara para esto y se me ha olvidado traerla. Aguarda — salió de la recámara a toda velocidad para ir a algún lado de la casa, mientras que Phil se quedó esperando en la misma posición contagiado de la sonrisa de Dan.

— ¿Qué tramará aquel? — dijo para sí mismo.

No pasó más de dos minutos para que Dan se encontrará otra vez en el cuarto, ahora con la caja en una mano y su cámara en la otra.

— Aquí está tu regalo, ábrelo — le tendió la caja envuelta en papel azul y un listón del mismo color, pero obscuro.

Phil lo abrió deprisa pero tratando de no romper tanto la envoltura. Al termino, abrió la caja y encontró una prueba de embarazo, al principio hizo una mueca, confundido, pero al instante, lágrimas se asomaban en los azules ojos de éste. El sonido de un flash hizo voltear a Phil, quien vió a su esposo en la misma situación que él.

— ¿Estás...?

— Sí — apenas un hilo de voz salía de la garganta del castaño, y sin dudarlo, Phil acogió en sus brazos a Dan y lo besó como nunca, como si fuera la última vez que tuviera la oportunidad para hacerlo.

Se sentaron en su cama, apartando los globos que estaban sobre ésta, y el mayor decidió hacer las preguntas, que según él y varias películas de experiencia, se hacían cuando alguien estaba en cinta.

— ¿Cuánto tiempo tienes?

— Según la prueba de embarazo, 1 mes.

— ¡Un mes!, ¿y cómo lo intuiste? Digo, nunca vi un síntoma en tí.

— Pues, en las mañanas, cuando te ibas, me daban vómitos horribles y, a la hora que tenía que comer, tenía un apetito que casi podía acabarme toda la despensa.

— ¿Y por qué no me comentaste nada de eso?

— Pensaba que algo me había hecho mal.

— ¿Todo un mes?

— Esos síntomas solo los sentí una semana, que fue en ésta — Phil agarraba la mano de Dan y, con la libre, agarraba su panza. Lo miraba con aires soñadores, imaginando a su hijo y el gran futuro que le esperaba.
O eso pensaban.

The Cure «Phan» - (Próximamente tendrá portada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora