Capitulo uno

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Ella corría todo lo que sus piernas le permitían, estaba sola, sus amigos se habían ido por el lado contrario, su compañero estaba muerto a unas calles atrás donde lo dejó para huir, y encima había perdido su varita en el caos. No sabía hacia dónde iba, la luna era su única compañía, le alumbraba el rumbo que tenía que seguir, pero ella sabía que no podía correr mucho más, sus heridas no lo permitirían y ellos estaba cerca, podía escucharlos perseguirla como a una presa, como lo hicieron una vez hace un par de años. La bruja se escondió detrás de una lápida lo suficientemente hacha y alta para cubrir su delgado cuerpo, jadeaba y sangraba, pero no había dejado rastros hacia su escondite, necesitaba pensar rápido o sus cazadores terminarían el trabajo que nunca pudieron concluir.

-¿Dónde estás sangre sucia? No te haremos daño, sal que solo queremos hablar- Ellos estaban ahí, sabían que ella estaba ahí, podían sentirla.

-Vamos Crabbe no le mientas, ella sabe lo que le haremos- Su compañero se reía mientras que con su varita apuntaba a todos lados buscándola. Hermione tenía que pensar un plan ahora, faltaba poco para que encontrarán y la noche no era lo suficientemente oscura para escabullirse entre las sombras, se agacho todo lo que su cuerpo le permitió y se hizo para atrás, mientras uno de los mortífagos estaba de espalda a ella a un par de metros, no había señal de Goyle por ahí, no estaría muy lejos, los muy estúpidos no podían a estar a un par de metros de distancia el uno del otro. La leona pensaba que podría huir había logrado avanzar unos cuantos metros sin que el maldito se diera cuenta, ella realmente pensaba que lo lograría hasta que sintió una varita en su nuca y una risa que heló su corazón.

-Ay Granger de verdad creías que podrías huir de nosotros una segunda vez- La levanto por el cuello de su camiseta, pego su pecho a la espalda de ella mientras la castaña temblaba tanto que le castañeaba los dientes, veía como Crabbe se acercaba mientras Goyle con su mano libre la pasaba por su costado hasta llegar al borde de la camiseta, metía su mano y tocaba su vientre, de arriba hacia abajo muy lentamente, movía sus dedos por el borde de su pantalón amenazando con introducirse en él, hasta eso su segundo captor ya estaba delante de ella, mirándola con los ojos inyectados de sangre.

-Ay leona, por fin veremos qué tan estrecha estas -Lo dijo mientras con sus regordetas manos agarraba cada cuello de su camiseta y la desgarraba despacio deleitándose con el sufrimiento de la impura mirándola con sus órbitas inyectadas de deseo -Serás mía Granger -Dijo mientras se acercaba a su boca.

P.V.O Hermione

-NOOOOOOO-

-Hermione, cálmate estabas soñando -Harry mi fiel amigo estaba ahí a mi lado abrazándome y me acurrucaba en su pecho -Tranquila linda yo estoy contigo -Me permití llorar, con el único que me permitía soltar esas lágrimas traicioneras cada mañana al despertar siempre de mis pesadillas, hacía dos años ya que había terminado la guerra y mis sueños nunca terminaron, se ausentaban unos días como mucho algunas semanas, pero siempre volvían, siempre atormentándome. Harry también las tenía, pero él tenía a Ginny para que las calmaran, yo no tenía a nadie, solo estos días en que él dormía en Grimmauld Place.

-Oh Harry ¿Cuándo terminara? -Necesitaba que me dijera que todo terminó, que la guerra nos dejaría atrás, que podríamos ser felices; sabía que no pasaría y Harry no me mentiría, por eso se callaba, siempre cuando le hacía esa pregunta él se quedaba en silencio y yo sé que también se lo pregunta y no tiene una respuesta, ninguno la tenemos.

Los mortífagos que escaparon habían sido más difíciles de atrapar de lo que cualquiera hubiese imaginado, para otros su juicio todavía no se llevaba a cabo y andaban por el mundo mágico como si nada hubiera pasado, en estos dos años Ron, Harry y yo habíamos entrado a la academia de aurores, pero a los meses ya nos habían mandado al campo, había muchos prófugos sueltos y pocos aurores tan preparados como nosotros para presentarles batalla. Dos días atrás teníamos acorralados a tres de ellos no eran de los sangres puras más conocidos, pero llevábamos dos meses siguiéndoles el rastro y fueron muy difíciles de atrapar, pero cometieron el error de matar a un auror que encontraron en el camino, los teníamos acorralados. Estaban en el norte de Italia en un pueblo abandonado en una casa pequeña, no había otra en kilómetros de distancia por lo que ya habíamos hecho los hechizos de desaparición, ellos no podrían escapar, pero sabíamos que eran peligrosos.

Relicta morteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora