Relicta morte

Capitulo cuatro

Dolor. El más puro dolor. Sentía como el dolor se propagaba desde su cerebro, a sus extremidades, a su torso y a su corazón. No sabía diferenciar si era un dolor físico o emocional, pero de que le dolía, dolía y mucho. No entendía que demonios estaba pasando, realmente no lo entendía. ¿Por qué a mí? ¿Qué es lo que había hecho, qué era tan malo como para que le pasara algo así? Parecía que era castigada, esa era la única explicación.

Había sido dejada al cuidado de dos extraños por su madre que aparentemente era Narcissa Malfoy, una mujer de alta sociedad, aristocrática, refinada y totalmente diferente a ella. No había ni una similitud entre ellas; no físicas por lo menos, ya que en cuanto a personalidad u otras cualidades no sabia nada de ella. Nunca habían cruzado palabra alguna, ni habían estado en la misma habitación por más de cinco minutos, lo único que sabia de ella es que era la esposa de Lucius Malfoy y madre de Draco Malfoy, dos de las personas más desagradables que le había tocado el placer de conocer, se podría decir que estaban entre el top 5 de las personas que más aborrecía (por no decir otra cosa). Esa mujer era un misterio en su vida y no llegaba a comprender porque ella haría algo como eso. Simplemente esto no era cierto, pero ¿Y si lo era? En ese momento el dolor le dio paso a la bronca, a la ira, todo en ella era odio.

Esa mujer la había dejado a cargo de dos desconocidos en ese momento con solo unos días de vida, posiblemente horas, quién sabe, tal vez esa mujer la había escupido de su útero y la había ido a tirar a la primera pareja que había encontrado en la calle. Ella debía ser el resultado de algún amorío de la rubia con algún hombre con el que se acostaba, quizás algún amigo de su esposo o un empleado de la familia, en el peor de los casos un muggle la había dejado embarazada y se avergonzaba tanto que la había tirado como basura, eso es lo que tendría que haber pasado porque ella no podía compartir la misma sangre que el mortífagos de Hogwarts, no completamente por lo menos. Estaba segura que su padre no era el rubio mayor.

Esa maldita familia le estaba jodiendo la vida una vez más, aparentemente desde su nacimiento se habían empeñado con ella, primero habían empezado con Harry, luego afectaron a Ginny cuando Lucius había puesto el diario de Riddle entre sus cosas, después ese maldito había hecho que mandaran a ejecutar a Buckbeak, nuevamente el maldito hijo de perra estuvo en el resurgimiento de Voldemort y el año siguiente los jodió a todos para que finalmente su cuñada (y posible tía de ella) haya matado a Sirius Black, padrino de su mejor amigo y una persona muy importante en su vida. Pensar en que ella podría estar relacionada con esa desquiciada de Bellatrix Lestrange le daba arcadas, aunque ser pariente de cualquiera de los Malfoy también lo hacía, ellos eran Mortífagos y no se avergonzaban de ello, prácticamente lo gritaban a todo pulmón, estaba segura que poco les faltaba para que pusieran un letrero brillante sobre su cabeza que dijera Asesinos. Eran basura, por su culpa había tantos muertos después de la guerra, por ellos Fred estaba muerto, al igual que Tonks, Remus, Dumbledore, Dobby y muchos amigos más. Demasiada sangre había sido derramada por su causa, tal vez no eran la mano que empuño la varita que cometió los asesinatos, pero no les quitaba su buena dosis de responsabilidad, habían albergarlo al bastado más grande de los últimos tiempos junto con su sequito de asesinos y enfermos mentales, los mismos que la habían torturado y le habían dejado la cicatriz en su brazo. Esos malnacidos.

Con todo eso en la cabeza de Hermione la magia empezó a brotar de ella, era como si llamaradas de fuego emergieran de su interior y empezó a mover las cosas de la habitación, todo temblaba. Los padres de la castaña de abrazaron alarmados y miraban a su hija con dolor y miedo. Las puertas se empezaron a azotar, no solo donde se encontraban ellos tres, sino en toda la planta donde estaba la hospitalizada. Todas las personas empezaron a mirar a su alrededor aterrados temiendo lo peor, los amigos de la Gryffindor sabían que ella estaba involucrada, sentían como la magia emanaba desde el otro lado de la puerta por la que salieron hace unos momentos.