Tristan casi perdió de vista a Dark, pero logró alcanzarlo. El caballo negro parecía algo alterado y nervioso. El rubio empezó a reconocer a donde se dirigía el animal. Estaba yendo hacia le estancia de los Montoya, lugar en donde estaba Estrella. Aquella yegua negra lo era todo para Dark. Era extraño, para ser animales entendían muy bien la palabra amor.
Dark dobló detrás del viejo establo de los Montoya y Tristan lo siguió. Se detuvo al ver aquella escena. Estrella estaba acostada en el suelo y Carl estaba arrodillado delante de ella. Dark se acercó a ella y bajó la cabeza para tocarla con su hocico.
—¿Qué sucede, Carl? —le preguntó al viejo peón de aquella estancia. El hombre se giró a verlo y le dedico una pequeña sonrisa.
—Estrella está por parir —le contó.
Los ojos de Tristan se abrieron por la sorpresa. Así que eso era… Dark iba a ser papá. Se bajó con cuidado del caballo y se acercó hasta donde estaban. Estrella se veía algo cansada y Dark estaba muy cerca de ella.
—¿Por qué no me dijiste que estaba premiada? —le preguntó.
—Queríamos que fuera sorpresa, ¿verdad, Dark?
El caballo negro relinchó. Tristan se acercó aun más. La yegua parecía estar muy cansada, y Carl se encargaba de limpiar la sangre y todo lo que ella estaba perdiendo.
Y de repente todo fue rápido, Estrella hizo un raro sonido y dos segundos más tarde el pequeño potrillo estaba fuera. Tristan lo miró encantado. Era tan pequeño y se veía completamente vulnerable. El pequeño comenzó a ponerse de pie, mientras Estrella se incorporaba rápidamente y se acercaba a él para olerlo. Dark también se acercó. Y una tonta sonrisa se dibujó en el rostro del rubio.
El pequeño potrillo era igual de negro que Dark, asombroso y muy pequeño. Pero entonces vio aquella pequeña mancha color blanca alrededor de su ojo derecho. Rió levemente. Carl se puso de pie y se secó la frente.
—Pfff, ha sido difícil —le dijo a Tristan.
—Ya lo creo —sonrió el rubio.
—¿Te parece si los dejamos solos? —preguntó el anciano.
—Si, necesitan su espacio.
Se alejaron de la nueva familia para llegar hasta la parte delantera de la caballeriza de los Montoya. Tristan miró extrañado hacia la casa de estos ya que unos cuantos gritos llegaron a sus oídos. Y entonces los vio, Alejandro y Federico caminaban a grandes zancadas hacia un par de caballos. Mientras que Robert Montoya los seguía a paso decidido.
—¿Qué habrá pasado? —inquirió Tristan.
—Gemma —murmuró Carl. Tristan se giró a verlo rápidamente.
—Gemma, ¿Qué?
—Seguramente escapó… otra vez.
—Mierda —musitó él y corrió hacia su caballo.
Seguramente la pequeña Gemma había ido a buscar a Brad. Y si eso era así y ellos tres los encontraban juntos iba a haber muchos problemas.
______ salió contenta de su habitación. Se sentía sumamente feliz, renovada. Y eso que apenas habían pasado unas cuantas horas desde que había llegado. Bajó las escaleras y vio que Matt también salía de su cuarto.
—¿A dónde vas? —le preguntó el rubio.
—A caminar —contestó ella con una sonrisa —¿Me acompañas?
—Mmm… no lo sé.
—Vamos, Mattie. Desde que llegaste no has salido a ningún lado. Tienes que conocer un montón de lugares.