CAPÍTULO 9

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La morada de Lydia era, como cabía esperar de una casa en Bajaciudad, humilde.

Poseía un par de estantes repletos de libros, y parte de las paredes de piedra estaban decoradas con armas (espadas, arcos...) y algunos cuadros.

La chica los llevó a la estancia principal, donde la chimenea permanecía encendida y, sobre esta, un caldero burbujeaba lo que parecía una especie de sopa que olía de maravilla. Stiles sintió cómo le rugían las tripas al inhalar aquel suculento aroma.

Sobre la chimenea había amontonados, uno junto a otro formando una hilera, varios botes que seguramente contendrían especias.

-Sentaos-les ofreció, señalando un viejo sofá situado frente al fuego. Ella ocupó otro lugar en un sillón, igual de mullido y viejo.

-¿Vives sola?-preguntó Stiles, que abrió la boca por primera vez desde que abandonaran el callejón sin salida.

-Solísima-asintió, sin perder la sonrisa.

-No quiero ser impertinente-le dijo Derek, cauteloso-, pero... ¿Qué hacía una chica sola paseando por Bajaciudad de noche?

-¿Insinúas que, por ser una chica, soy frágil e indefensa?-Frunció el ceño, a la defensiva-. Os recuerdo que estaríais muertos de no ser por mí.

-No, no, nada de eso-negó el moreno-. Pero no encuentro ninguna razón por la que necesitaras exponerte tan gratuitamente al peligro.

-No os encontré de casualidad-respondió. Se levantó del sillón, acercándose a la chimenea. Cogió una larga cuchara de madera y la sumergió en la sopa, removiéndola despacio-. Esos asaltantes tenían los días contados.

Derek y Stiles se miraron, sin terminar de comprender a qué se refería.

-¿Tenéis hambre?-les preguntó, sin dejarles formular ninguna pregunta con respecto a su última afirmación-. Esto ya está listo. Voy a por unos cuencos y cucharas. Os va a encantar. Es sopa de verduras, ¡mi especialidad!

Segundos después, tanto Derek como Stiles tenían sendos cuencos llenos de sopa hasta arriba, cuchara en mano, y daban los primeros sorbos. Lydia no exageraba: su sopa estaba deliciosa.

-¿Cómo os llamáis?-les preguntó, soplando en su cuchara antes de llevársela a la boca.

-Yo soy Stiles, y él es Derek-respondió.

-¿Y os habéis escapado del Círculo?

-Es una larga historia-le dijo Derek.

Mientras cenaban, Lydia escuchó atentamente cómo los recién llegados le narraban la trepidante historia de su fuga de la Torre del Círculo de Ferelden. Ni Derek ni Stiles hicieron mención a que ellos habían sido amigos en la infancia, ni mucho menos le contaron nada acerca de la traición de Derek. Lydia era una chica bastante peculiar y, aunque a ambos les estaba cayendo bien, preferían no abrirse demasiado a ella.

-Así que ya no quieres ser templario-comentó, interesada. Ya habían terminado con la sopa y tenían una manzana cada uno en la mano-. Es lo mejor que puedes hacer, créeme. Son una panda de zopencos sin cerebro que acaban medio tarumbas a causa del lirio.

-Lo sé-asintió Derek-, pero eso no te lo cuentan hasta que es demasiado tarde, o acabas enterándote por terceras personas.

-¿Tú llegaste a ingerirlo?-le preguntó, ni corta ni perezosa.

Stiles miró a su amigo. Durante toda la huida, no había visto a Derek ingerir ni llevar nada de lirio encima.

-Sí. Un par de semanas. Hasta la huida.

LA TRAICIÓN QUE ME SALVÓ (Sterek) [AU] Dragon Age universeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora