CAPÍTULO 7

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Despertaron prácticamente al unísono, cuando los rayos del sol les tocaron la cara.

—¿Qué tal has dormido?—le preguntó Derek, incorporándose y estirándose como podía dentro de aquella armadura.

—Mucho mejor que en la celda, desde luego—respondió, notando cómo le crujían las vértebras al tensar la espalda—. Pero empiezo a echar de menos las camas.

—Con un poco de suerte, esta noche dormiremos en una—se aventuró a predecir.

Bajaron del árbol. El sol iba ascendiendo lentamente en el horizonte, iluminando el bosque y dando paso a un nuevo día. El comienzo de una nueva vida para ellos.

—¿Sigues con tu plan de abandonar Ferelden?—le preguntó Stiles, asegurándose de que su filacteria seguía en el bolsillo y siguiendo a su amigo a través del bosque.

—Por supuesto. Salir de aquí es lo único que nos garantiza que, quizás, podamos estar a salvo. Por cierto, ¿qué tal sienta ser un mago apóstata?

—Pues se vive con bastante hambre, la verdad—Se apretó el estómago, vacío y quejumbroso.

—Por aquí se va al norte, a West Hill. Me conozco esta zona—le explicó—. Pararemos a vender mi armadura, conseguir algunas monedas y poder comer algo. Mi plan es llegar en barco hasta Kirkwall, en las Marcas Libres, atravesando el Mar del Despertar.

—¿Nos dará para desayunar y comprar el billete de barco?

—Nos dará—afirmó—. Estas armaduras son muy caras, y además llevo la cota de malla debajo, y el gambesón, aunque este me lo quedaré. Súmale también el dinero que nos den por la espada. Tendremos suficiente.

Cruzaron el bosque y salieron a otro sendero a campo abierto. A lo lejos podían ver las casas de West Hill, un pueblo costero cuya principal economía se sustentaba con la pesca y la ganadería.

—¿Partiremos de West Hill?—le preguntó Stiles cuando estaban a punto de llegar al pueblo.

—No. Aquí sólo parten barcos pesqueros, pero ninguno cruza el Mar del Despertar. Haremos una parada para vender la armadura, desayunar y largarnos rumbo a Highever. Es allí desde donde parten los barcos que van a Kirkwall.

Atravesaron la entrada principal, juntándose sin problemas con la muchedumbre que se dirigía a realizar sus obligaciones matutinas.

Derek fue consciente de que los lugareños se quedaban mirando a Stiles más tiempo del que hubiera sido normal.

—Debemos deshacernos de tu túnica—le dijo entonces—. Creo que sospechan que eres un mago, y sin el anillo del Círculo de Hechiceros en tu mano corremos el riesgo de que den la voz de alarma.

—¿Ves a algún templario?—le preguntó, sin dejar de caminar.

—De momento sólo estoy yo. Aunque... creo que de templario ya sólo me queda la armadura.

Llegaron a la plaza principal, un círculo enorme donde el mercadillo se había instalado y vendían todo tipo de alimentos, utensilios y baratijas.

La bordeaban distintos locales y tiendas, como tabernas, posadas y armerías. Derek instó a Stiles a entrar en esta última.

Allí, el armero ofreció una cantidad generosa de dinero por la armadura templaria de Derek, y también se interesó por la túnica de mago de Stiles.

No quiso hacer ningún comentario, salvo garantizar que su boca estaría sellada si le vendían sus tan valiosas prendas.

Con el dinero obtenido, Derek compró dos armaduras de cuero, para Stiles y para él, y una espada de menor calidad que la suya, pero más manejable. Los templarios podrían hacerle muchas preguntas si se quedaba con la anterior espada y la reconocían.

LA TRAICIÓN QUE ME SALVÓ (Sterek) [AU] Dragon Age universeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora