Nuestros silencios

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Joyce estaba regresando del trabajo cuando recordó su escondite en el bosque así que fue como si el instinto la guiara parecía en realidad que algo la llamaba.

Después de arrastrarse entre los arboles para llegar a comprobar que todo estaba tal y como lo había dejado la ultima vez, hasta Jim estaba en el mismo lugar, su subconsciente le dijo que parecía que habían dejado la discusión con una coma para continuarla en ese preciso momento aunque se sentían mas como extraños. Él se había dejado la barba parecía mas maduro trato de recordar con todas sus fuerzas la jovialidad de su mejor amigo, sus sonrisas, sus secretos, sus aventuras, sus conversaciones.

El problema es que Jim no solo tenía la barba como algo reciente sino su unión con la candente rubia Diana.

— Hola.— dicen al mismo tiempo

Ese saludo decía mas de lo que querían así que mejor se mantuvieron callados por unos segundos, lo que no querían aceptar es que el silencio también tiene sus respuestas en ocasiones respuestas más poderosas que las propias palabras. Ambos tenían miedo de los esqueletos que fueran a salir del armario después de esa conversación

— ¿Y...? — acabo de decir Joyce

— ¿Y...?— le contesta él girando la cabeza hacia ella una vez que se acostó en su tendido

La mujer se sintió un poco decepcionada ya que antes con decir una sola letra como ese simple "y" entendía perfectamente lo que quería decir.

— Cuéntame acerca de tus grandes hazañas como oficial de policía de una gran ciudad.

— Hago lo que me gusta. — le contesta dándole una calada a su cigarro

Él tendía a hablar poco y ella a hablar demasiado. A Jim en ocasiones le gustaba escuchar que Joyce hablara por horas, ella era su más efectivo ansiolítico.

— Que vago eres, — se levanta un poco para verlo a los ojos —dime por favor que eres el Sherlock Holmes de Estados Unidos o estaré muy decepcionada si me cuentas que eres un aburrido policía que solo pone multas en las calles

— De hecho estoy liderando la investigación de un tiroteo que hubo hace una semana.

Ese caso traía a Hopper con los pelos de punta ya que el llego justo en el momento que empezaban a volar las balas y una casi le da en la oreja.

— Ya me lo esperaba — habla ella con suficiencia robándole el cigarro como lo solía hacer en la preparatoria

Otra vez el largo silencio se instalo entre los dos amigos.
Pero sabemos que los silencios no solo traen respuestas también llevan consigo pensamientos más fuertes de lo que podemos controlar.

— Me casé.— confiesa James

—Lo sé —responde Joyce

—Me siento culpable.

— Lo sé.— vuelve a contestar

Era un sentimiento raro que ambos tenían, la lengua se les pegaba al paladar y sentían rasposa la garganta. Cómo si algo les evitara hablar más que una oración de 4 palabras.

Temían que su amistad se rompiera con cualquier palabra mal dicha no podrían vivir sabiendo que se dejaron ir de esa manera, claro que tenían miles de discusiones pero nunca fueron tan grandes como la última que tuvieron se dejaron de hablar por meses, fue tan grande que Joyce no asistió a la boda de James aunque ella lo vió justo ya que él tampoco fue a la suya.

— No lo sabes. —niega Hopper

—Claro que sí— dice la femenina inmediatamente — yo se todo lo que se trate de ti, aunque nos separen miles de kilómetros yo se lo que te pasa Hopp soy bruja ¿recuerdas?

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⏰ Última actualización: May 01, 2018 ⏰

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