Ahriel llevaba en pie desde muy temprano, desde que había heredado la empresa de su madre trabajar se había vuelto casi su religión. Tuvo que aprender muchas cosas, como por ejemplo cómo llevar una junta de accionistas, o cómo tomar decisiones que incumben a una cantidad exagerada de empleados, discutir en reuniones con sus abogados, aprender a hacerse escuchar y muchas cosas más.
Hacía dos años de la batalla contra Tom.
Hacía dos años que tenía la espada de Frey en su poder.
Hacía dos años que era una vengadora.
Hacía dos años que había comenzado su relación con Steve.
Dejó de escribir un momento, intentando concentrarse de nuevo en el escrito, pero su mirada se dirigió veloz al dedo anular vacío. Últimamente sus inseguridades con respecto a su relación se habían disparado, y aquello le provocaba unos terribles dolores de estómago por los nervios.
Que no haya dicho nada del matrimonio no significa nada, ¿no? Dos personas pueden vivir juntas mucho tiempo sin tener que casarse. Solo era un papel que había que firmar, ni si quiera había que pasar por la iglesia. Solo era un papel, un papel y un anillo que parecía que se estaban haciendo esperar demasiado.
-No -se reprendió Ahriel en voz alta, mirando cada esquina de su lujoso y amplio despacho de mandamás-, no necesitamos casarnos, nos queremos, punto.
Respiró hondo varias veces y siguió con su trabajo, ignorando la pequeña voz en su cabeza. Era una tonta romántica, eso era. Volvió a retomar el trabajo que estaba llevando a cabo pensando que se merecía un donut de chocolate.
El teléfono sonó unos minutos después, sobresaltándola, como si hubiera estado haciendo algo malo.
-Knight -dijo nada más descolgar.
-Buenos días, Ahriel -la voz de Pepper resonó detrás del auricular-, necesito hablar, ¿podemos quedar hoy?
Ahriel se sentó recta en la silla de cuero negro, revisó su calendario y le dijo que no habría problema, que podrían quedar para comer porque tenía el resto de la tarde libre. La conversación no duró mucho más, pero el malestar la siguió el resto de la mañana ¿qué podría haber ocurrido para que Pepper quisiera verla tan de repente?
Paseó por su despacho con el iPhone pegado en la oreja, haciendo llamadas.
-Sí, Larry, creo que podremos invertir... -le estaba comentando a uno de sus accionistas, Larry era demasiado pesado a veces.
La pantalla de su ordenador comenzó a emitir un suave sonido, otra llamada y esta vez estaba completamente segura de saber quién era. Se acercó dando grandes zancadas a su mesa para descolgar, un segundo después apareció la cara de Steve en la pantalla y el corazón le dio un salto de alegría, cuánto lo echaba de menos.
-Te llamo en cinco minutos Larry, tengo otra llamada de vital importancia -y colgó sin esperar respuesta, se sentó y sonrió todo lo que pudo-, hola, amor.
¿Cómo era posible que estuviera más guapo que el día que se despidieron? Se preguntó Ahriel, repasando con la yema de los dedos la imagen de la pantalla.
- ¿Cómo está yendo la misión? -preguntó a la vez que se colocaba un mechón de pelo tras la oreja -. ¿Cuándo vas a volver?
-No puedo desvelar demasiado por aquí, pero espero no estar mucho más en Lagos. Te echo de menos.
Ahriel asintió.
-Yo también te echo de menos.
De repente, detrás de Steve apareció Wanda sonriendo, empujó a Steve para acaparar ella también cámara con un cepillo en la mano.
- ¡Hola, Ahriel! ¿Cómo va todo por ahí?
-Aburrido -respondió haciendo una mueca-, si oigo a alguien más hablando de trabajo creo que voy a terminar ingresada en el hospital.
-Mentirosa -la pinchó Natasha, apareciendo también, cada una a un lado de Steve ¿había tanta cámara? -. Te encanta tu trabajo de pijos.
Ahriel le puso los ojos en blanco.
-Deberías haber venido con nosotros a la misión, se te echa de menos -apuntó Wanda haciendo movimientos apuntando a Steve-, no deja de llorar por las esquinas.
Steve la fulminó con la mirada.
-Eso no es verdad.
- ¡Chicos, hay movimiento! -la voz de Sam resonó detrás de ellos.
-Te llamo luego -dijo Steve, se rozó los labios con los dedos y los acercó a la pantalla, Ahriel lo imitó.
-Ten cuidado, por favor -sonó casi suplicante-, te amo.
-Te amo.
La conexión se rompió y Ahriel se encontró delante de una pantalla en negro, suspiró apesadumbrada, odiaba que el trabajo no permitiese ir a todas las misiones de los Vengadores con ellos. No era justo que ellos estuvieran por ahí pateando culos y ella debía ir a reuniones.
La pantalla de su móvil se iluminó con el nombre de Larry en la pantalla, con mala gana lo alzó y lo miró, sin descolgar.
-Menos mal que le dije que iba a llamarle yo.
Y descolgó.
***
Pepper la esperaba en su apartamento con dos copas de vino blanco y una ensalada césar sobre la mesa.
-Creo que deberíamos quedar más -saludó Ahriel cuando Pepper le ofreció la copa nada más abrir la puerta.
-Le he pedido un tiempo a Tony.
Ahriel se quedó a medio camino de beber un sorbo de su vino, la miró fijamente sin atreverse a soltar palabra. Le daba miedo mover un dedo y que pasara algo horrible. Se concentró en qué transmitía el cerebro de Pepper y notó tristeza, indecisión y hasta un poco de rabia. Vaya cóctel.
Miró la copa de vino blanco y luego la señaló con un gesto con la cabeza.
-Vamos a necesitar algo más fuerte –esperaba que tuviera vodka en alguna parte.
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Ángeles de Piedra (Capitán América)
FanfictionAhriel y Steve han comenzado una relación, están enamorados y forman parte de los Vengadores, todo parece haber vuelto a la normalidad. No obstante, nada dura para siempre y ahora los obstáculos serán más grandes y, tal vez, insalvables. Llegan los...