18. Pies duros.

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11:52 am. Cinco de Febrero, 2016.

NICOLÁS. 

Su voz me trae de nuevo. ¿O es el calor de su piel?

Siento sus manos en mi frente y al rededor de mi brazo. Como si le diera miedo tocarme, me punza con la punta de los dedos. 

¿Ella sentirá esto? Ese fulgor o cosquilleo sobre su piel...

Los tigres están preparados para comerme de nuevo pero trato de engañarme, engañarme diciendo que es Meredith. 

Salvo que el tacto de Meredith sería más firme, por el miedo a temblar demasiado. Y más tibio que caliente. 

Y no olería a naranjas... Como ella. 

Su voz sigue lejana pero presente. —Nicolás, 19 años, fue arrollado por una motocicleta. Por suerte el conductor pudo frenar a tiempo y solo lo arrolló. Pero fue su caída lo que le dejó... 

La palabra queda en el aire. ¿Fui atropellado?

¿Estoy en una especie de coma o algo?

Me duele el pecho, realmente duele. 

Tengo que obligarme a moverme, tengo que despertar. Debo despertar, ella está ahí y tengo que...

Los tigres se encienden de nuevo. 

Tengo que recordarme, aunque me queme por dentro, que Mer está muerta. 

Mer está muerta. 

No volverá. 

No vendrá conmigo. 

Tengo que irme yo con ella. 

¿Y esa era la idea de anoche no? 

La última bebida antes de ir a casa y morir para reencontrarme con mi preciosa mariposa. 

¿Por qué sigo luchando? Podría morir aquí. Dejarme sumergir en el vacío y olvidarme de todo. 

Tomar su mano y escapar a otra galaxia. Quizás el escape que queríamos tenía que ser así, grande, escapar de este mundo. 

La otra voz responde pero no logro entender lo que dice. Un rechinido suena y el silencio está de nuevo de mi lado. 

Por un momento juro irme, imagino a Mer corriendo y estoy alcanzándola y...

Un calor en mi palma. 

Mi mundo giraba en torno a ti y ahora que no estás solo tengo vacío. —Lee. 

Mi corazón se acelera. 

¿Por qué sabe eso?

¿Por qué está leyendo eso?

¡No puede hacerlo eso... eso es para Mer y yo-!

—Así que perdiste a alguien... —Sus palabras son cuidadosas, delicadas. Parecen plumas para mi dolor. —Oh, te entiendo. 

¿Ella también perdió a alguien?

Mer se aleja. 

Y estoy en el medio obligándome a abrir los ojos y seguirla al mismo tiempo. 

Me quedo estancado. Mis pies se aferran al piso y Mer se escapa entre mis dedos. 

Pero no quiero despertar. 

No puedo. 

La abandoné...

Yo... Ella se fue y no la seguí...

.

.

Lo que nunca pude decirte. (Resubiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora