Decepción

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¿Que demonios le sucedía?.

¿Era enserio lo que le estaba haciendo?.

Igor se encontraba en el sofá aún tembloroso, con algunas gotas de sudor corriendo por su frente, y con unas insoportables ganas de llorar después de que Víctor se fue a hacer quien sabe que, era sumamente incómodo no saber a qué estaba jugando ese hombre.

Sonará extraño, pero comenzaba a creer que Víctor sentía algo por él, algo fuerte y real, al menos así fue mientras estaba en su interior.

Con las piernas aún débiles, se levantó de su cómodo asiento y recogió su ropa, tuvo que darse una ducha pues la semilla de Frankenstein aún recorría sus muslos.

Las lágrimas tuvieron que salir, mezclándose con el agua de la regadera, en todo su tiempo en el circo, en toda esa miseria, jamás se había sentido tan humillado.

Muchas veces dentro de aquellas jaulas malolientes se dijo con seguridad que no podía haber algo peor...

Bueno, estar con Víctor Frankenstein le demostró lo equivocado que estaba.

Salió de su habitación después de cambiarse, cojeando un poco, claro que en él no era raro hacerlo.

Víctor también salió muy elegante, vestido con una traje negro y una gabardina del mismo color pegada a su cuerpo, lo cual dejaba a la vista la perfecta forma de su anatomía.

—Vamos Igor, es la hora de la verdad— Le dedicó una mirada y una sonrisa confiada, como sí nada hubiera pasado.

Salieron rumbo a la Universidad, llevando consigo aquel experimento del que Víctor tanto se enorgullecia.

Cómo le había dicho el científico, él iba como su compañero, entonces sin necesidad de preguntar, Igor se dió a la tarea de echar a andar la camilla que contenía al homúnculo.

Debió admitir que no había visto tanto entusiasmo en Víctor, caminaba con una sexy prisa por los pasillos de la escuela, informando de su triunfal llegada con tal energía que cualquiera que se cruzaba en su camino lo veía como un loco.

—¡Importante presentación en el aula H...!— Y claramente lo estaba, sólo que hasta ese momento para Igor solo eran sospechas, no se imaginó que pronto lo comprobaría.

*******

—Desde el comienzo de la medicina moderna ha habido una suposición en relación a la... naturaleza de la mortalidad... que establece que la muerte es un inevitable suceso. La inevitabilidad que debe darse por hecho...yo...yo les enseñaré hoy que la vida no es un...regalo presentado a nosotros por una noción anticuada de un Todopoderoso....— Víctor hablaba más nervioso de lo normal, la presentación dió inicio, y en el poco público que tenía, se notaba que no confiaba en nadie para creer en él, excepto un tal Finnegan, era un rubio con facha de ser un creído, no le cayó para nada bien al menor, y no sólo por qué no le quitará la mirada de encima a Víctor, si no porque cada que podía interrumpía la exposición.

Después de unos segundos llegó Lorelei, Igor le sonrió y Víctor se puso aún más nervioso, pero no dijo nada sobre eso, la verdad estaba más preocupado por la opinión de Finnegan que por la presencia de aquella chica, la cuál no le simpatizaba para nada.

—Concluya de una vez, Frankenstein, hay un carruaje esperándome— De nuevo aquel chico habló e hizo que Víctor se pusiera peor.

—Claro... claro...no estoy acostumbrado a hablar en público— Mientras Igor acomodaba los cables faltantes para que todo funcionara, su mirada se cruzó con la de Víctor, sabía que se encontraba nervioso así que, habló sin sonido alguno dejando que Frankenstein leyera sus labios, así supo que decir después.

Call me your master  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora