My Slave {💜Rapson/Jackmon Kink💜}

💜VII💜

Al día siguiente Namjoon llamó a su mejor amigo para quedar y hablar un rato.
Bueno la idea principal era hablar de donde estaba ayer Hobi. Si estaba bien, si le había ocurrido algo malo o simplemente si tenía una buena excusa para no haber ido a ayudar con el problema.... ¿amoroso?

Pero a continuación, lo que se le ocurrió al moreno fue, si no le convencía la excusa, cantarle las cuarenta al de cabello marrón por haberlo dejado y a continuación contarle TODO, con todo tipo de detalles. Todo lo que, según el menor no habría ocurrido con su presencia.

Hablar del tema le asustaba, a decir verdad. Sentía una tormenta de emociones dentro suya que estaba desordenando todo su ser.
¿Y si ni él mismo lo entendía como se lo iba a explicar al otro?

Ahora que empezaba a caminar hacia el lugar de encuentro, a cada paso que daba, se daba cuenta de que era una mala idea.

Algo muy profundo dentro de él conocía demasiado bien a su amigo y sabía que acabaría burlándose o echándole cualquier cosa en cara, como un cruel "te lo dije".

¿Y respecto a las fotos? ¿Cómo debía sentirse ahora?

No, debía intentar relajarse, ya había llegado al lugar quedado y ahora no iba a huir.

Ese lugar era un bar que tenía sus años, de fachada pintada de un azul marino, adornada por grafitis de animales mitológicos y con un gran cartel en letras neón, ¿puede que se llamara PLAYING WITH FIRE? No, para nada se podía ver desde la calle de enfrente, por eso era por lo que los vecinos cercanos se quejaban tanto de ese lugar.
La mezcla del alcohol y la fiesta no afectaba bien a los jóvenes, y eso sumado a las luces y la música alta, eran las características perfectas que daban oportunidad a los vecinos de mover ficha y llamar a la policía cuando quisieran.

Pero no lo hacían. No debían. Sabían como era el dueño del lugar y preferían que no se enfadara con ninguno de ellos. Nadie se arriesgaba.

Era muy famoso en la ciudad, por lo que se adornaba con tener la presencia de las mejores batallas de free-style de rap de Corea.

Puede que el alto alguna vez más había ido a ese lugar de pasada, por pura curiosidad, pero no se había atrevido a participar ni nada por el estilo, no se veía capaz de pasar de la primera ronda.

Pero hoy no sería así, hoy no solo venía a participar, hoy venía dispuesto a ganar. Desde que su mayor lo había escuchado rapear en las duchas del gimnasio universitario, y le había puesto el ego por las nubes, le apetecía intentarlo, ¿y que mejor ahora que podía convertir la impotencia en rabia, para canalizarla en unas rimas potentes?

Se sentía capaz de combatir contra otros, a pesar de que allí tenían muy buenos raperos.

Se podían escuchar desde fuera los gritos de emoción de la gente, mayormente adolescentes que iban a liarla, ya fuera peleándose con alguien.

Estos sonidos de guerra avisaban que el torneo estaba por empezar, y estaban presentando en el escenario a los que batallarían en la noche de hoy.

Le sonaba algún que otro nombre que a duras penas se podían entender, pero dejó de escuchar cuando vió a su amigo caminar por la acera, saludándolo a lo lejos.