My Slave {💜Rapson/Jackmon Kink💜}

💜XIII💜

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Nunca sabía que responder a ese tipo de fotos.
¿Cómo iba a contestar?
¿Qué debía decir?
Ni siquiera sabría como reaccionar si en persona alguien se levantara la camisa delante suya, aunque fuera solo a broma.

¿Qué iba a escribir "bonito cuerpo", como la última vez?
La cagaría.
La otra vez el otro no pareció poner mucho al respecto, pero... ¿y si esta vez se sentía ofendido?
No quería eso.

Dios.
Era jodidamente inseguro para TODO.

Bueno.... Cualquier cosa.
Actuaría para darle al otro lo que querría escuchar.
Quien sabe que podría pasar.

[8:39] ÑamÑam💜: Ah... Daddy, adoro tus abdominales. 💜

[8:39] ÑamÑam💜: Eres demasiado sexy....

[8:39] Daddy💚: Oh baby.... Como me encanta leer eso.

[8:39] Daddy💚: Espero que no lo hagas solo para complacerme.

"Vale.... Ahora realmente rezo porque no sea adivino, porque me empieza a asustar."

[8:39] ÑamÑam💜: No, daddy... no lo he dicho por eso, no te preocupes. 😘

[8:42] Daddy💚: Siento cambiar de tema tan rápido pero....

[8:42] Daddy💚: Bueno, me encanta el tema misterioso y tal.

[8:42] Daddy💚: Me resulta bastante erótico que sepamos tan poco del otro.

[8:42] Daddy💚: Pero.... Me gustaría saber algo.

[8:43] Daddy💚: ¿Cuándo podríamos empezar a decir nuestros nombres reales?

[8:43] Daddy💚: Siento que hay demasiada lejanía, ¿Sabes?

No pudo evitar dejar escapar un suspiro.
¿Ahora qué?
Siempre acababa encontrando otro camino cerrado y se agobiaba en un callejón sin salida.
¿Por qué no podía relajarse si un segundo?

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Más o menos dos meses después el curso avanzaba con normalidad.
Las horas pasaban rápidas fuera, pero dentro de la universidad se hacían eternas; lo más normal del mundo.

Las conversaciones con el desconocido habían dejado de ser tan infantiles, evolucionando a unas más extensas y interesantes.

Ya no parecía un juego de niños que olvidar al rato si no te sentías incómodo, porque Namjoon ya no se sentía de esa forma.
Si su mejor amigo le hubiera preguntado que varió no habría sabido contestar, puede que ni él mismo podía entenderlo.

El desconocido había empezado a atraerle de otra forma; había conseguido llamar su atención más intensamente.

Las primeras semanas llegaba a casa y miraba los mensajes para contestar sin dar mucha importancia a que otra persona lo esperara. Actualmente tenía el teléfono en el bolsillo con la vibración puesta, y ya encendía la pantalla de este por costumbre, como un TIC que saltaba cada diez minutos, esperando seguir la conversación.